RUSIA-EEUU: Pragmatismo deja atrás tensión por Iraq

Los últimos ejercicios militares conjuntos entre Rusia y Estados Unidos en el mar de Bering demostraron que, pese a las tensiones por la ocupación de Iraq, ambas potencias continúan forjando intereses comunes.

Rusia formó, junto a Francia y Alemania, el llamado ”eje antibélico” opuesto a la invasión de Iraq por Estados Unidos, pero varios observadores creen que Moscú está determinado a dejar atrás las tensiones y cultivar la relación con Washington.

Algunos interpretaron los ejercicios de las guardias costeras de ambos países este mes como señal de que Moscú no ha caído en el antiamericanismo característico de la era soviética y en cambio persigue con pragmatismo sus propios intereses.

”Pese a la guerra en Iraq, ninguna de las partes se abstuvo de participar en los ejercicios conjuntos, porque ambas están interesadas en la conservación de valiosos recursos biológicos”, destacó Andrei Orlov, citado por la agencia de noticias Russian Regions.

Orlov es portavoz portavoz del comando noreste del Servicio Federal Ruso de Guardias Fronterizas.

Desde la caída de Bagdad, hace dos semanas, numerosos expertos rusos advierten que Iraq no debe interponerse ante los intereses comunes ruso-estadounidenses.

El diputado Vladimir Lukin, ex embajador ante Estados Unidos, advirtió contra la irritación de Washington y urgió a una ”aproximación racional a nuestros propios intereses”.

Anatoly Adamishin, otro ex diplomático, previno contra el ingreso en cualquier coalición antiestadounidense con carácter permanente y exhortó a enmendar los vínculos bilaterales.

Los ejercicios conjuntos involucraron al buque patrullero ruso Neva y a 17 barcos y aviones de la Guardia Costera de Estados Unidos, en el área marítima situada entre Alaska y la península rusa de Kamchatka, informó Orlov.

La finalidad declarada de los ejercicios es mejorar la patrulla conjunta de la frontera marítima en el mar de Bering para hacer aplicar las normas de pesca. El estrecho de Bering separa al extremo oriental de Rusia de Alaska, un estado de Estados Unidos.

Las tripulaciones del Neva y los buques estadounidenses se intercambiaron por unas pocas horas el día 8, para entrenamiento en alta mar. Entre el 13 y el 18, el Neva navegó hasta Kodiak, Alaska. Se prevé que regresará a Kamchatka el día 26.

El general Nikolai Lisinsky, jefe del Servicio Federal Ruso de Guardias Fronterizas, también viajó a Alaska para discutir con autoridades estadounidenses medidas para mejorar los controles de frontera.

Los ejercicios conjuntos cobran importancia en el marco de las antiguas fricciones por la frontera marítima.

Cuando Rusia vendió Alaska a Estados Unidos en 1867, el límite marítimo de 55 kilómetros se fijó en el estrecho de Bering, sin disputa. El problema surgió en la década de 1970, con la idea de la zona económica exclusiva de 200 millas.

Luego de largas negociaciones, Moscú cedió 7.500 kilómetros cuadrados a Estados Unidos a cambio de otras áreas, por un acuerdo firmado en junio de 1990 entre el canciller soviético Eduard Shevardnadze, actual presidente de Georgia, y el entonces secretario de Estado (canciller) estadounidense, James Baker.

El acuerdo fue ratificado por el Congreso de Estados Unidos, pero no por el parlamento ruso.

Desde hace varios meses, el tratado está bajo fuego en Moscú. En octubre, 53 miembros del Consejo de la Federación, la cámara alta del parlamento ruso, urgieron a la Cámara de Auditoría a calcular ”las pérdidas financieras nacionales” por causa del pacto Baker-Shevardnadze.

La Cámara de la Auditoría estudió el supuesto daño económico y concluyó que, en los últimos 12 años, Rusia perdió hasta 2,4 millones de toneladas de peces en la zona en cuestión, por un valor de 1.400 millones de dólares.

Alexander Nazarov, ex gobernador de Chukotka y miembro del Consejo de la Federación, pidió también una investigación penal para determinar si la cancillería soviética excedió sus facultades en 1990 al firmar el tratado.

Pero a Moscú no parece preocuparle el acuerdo Baker- Shevardnadze, e incluso permite a buques pesqueros estadounidenses pescar dentro de la zona marítima rusa a cambio de regalías u otras compensaciones. (

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