Países árabes reclaman a Estados Unidos una política imparcial sobre armas nucleares, biológicas y químicas, luego de que Iraq se convirtiera en la primera víctima de la doctrina de la guerra preventiva.
Sin embargo, es nula la posibilidad de que Washington aplique contra aliados como Israel el mismo discurso que usó contra Iraq, opinaron analistas.
Al anunciar esta nueva doctrina el año pasado, el presidente estadounidense George W. Bush advirtió a Iraq, Irán y Corea del Norte que se deshicieran de sus supuestas armas de destrucción masiva o enfrentaran las consecuencias.
Sin embargo, Bush no esgrimió las mismas amenazas contra Israel, India y Pakistán, todos aliados de Washington que poseen armas atómicas, químicas o biológicas.
Terminados los combates en Iraq, los países árabes alzan su voz contra este doble discurso.
La primera salva fue disparada la semana pasada, cuando Siria hizo circular en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) un proyecto de resolución para el establecimiento de una zona libre de armas nucleares en Medio Oriente.
La moción está implícitamente dirigida a Israel, el único país de Medio Oriente que posee armas atómicas.
En el pasado hubo tres iniciativas similares: una de Irán en 1974, otra de Egipto en 1985 y una tercera de Siria en 1989, pero todas ellas quedaron en el papel.
Fuentes de inteligencia estadounidenses citadas por el diario The Washington Post afirmaron que Israel podría tener hasta 300 bombas y ojivas de misiles nucleares.
Siria también solicitó al secretario general de la ONU, Kofi Annan, que presentara un informe sobre las armas atómicas en Medio Oriente dentro del mes siguiente a la fecha de la moción.
El proyecto exhorta a los países de la región a declarar su apoyo a un Medio Oriente libre de armas nucleares y toda otra arma de destrucción masiva, así como a la destrucción verificable de tales armas.
La Asamblea General de la ONU adoptó en el pasado varias resoluciones de similar tenor, incluso una durante la décima Sesión Especial sobre Desarme (1978), pero a diferencia del Consejo de Seguridad, la Asamblea no tiene capacidad ejecutiva.
El embajador sirio ante el foro mundial, Mijail Wehbe, dijo a la prensa que la moción no está aún en la agenda del Consejo de Seguridad, pero está circulando entre sus miembros y bajo estudio de expertos.
Fuentes diplomáticas de la ONU vaticinaron que la iniciativa está destinada a fracasar porque Estados Unidos bloquearía cualquier intento por desarmar a Israel, su firme aliado, que cada año recibe de Washington donaciones militares y económicas por más de 3.000 millones de dólares.
También sugirieron que Estados Unidos pudo haber presionado a Damasco para que retirara la iniciativa.
La semana pasada, los sirios fueron amenazados por Bush, que los acusó no sólo de desarrollar armas de destrucción masiva sino también de albergar a miembros del régimen iraquí de Saddam Hussein, recordó un diplomático asiático en declaraciones a IPS.
Pero dos días después, Bush cambió su tono y declaró públicamente que Siria estaba cooperando con Estados Unidos, señaló, y se preguntó si este cambio estaría relacionado con las presiones sobre Damasco para que retirara su moción.
En cuanto a Israel, es sabido que posee el más extenso programa y arsenal de armas de destrucción masiva en Medio Oriente, dijo a IPS Mouin Rabbani, analista político de la región y director del Centro de Investigaciones Palestino-Estadounidense.
Israel es la única potencia nuclear de la región, posee varios cientos de ojivas atómicas y reservas de casi todos los agentes químicos y biológicos conocidos, aseguró.
Como el estado judío cuenta con un amplio programa de investigación y desarrollo, es posible que también posea agentes químicos y biológicos desconocidos en otros países, agregó Rabbani.
El hecho es que Israel goza de total impunidad en cuanto a la proliferación de armas de destrucción masiva y sus programas son asistidos activamente por los que usaron esas armas como pretexto para derrocar al régimen iraquí, y esto pese a la negativa de Israel a ratificar los tratados correspondientes, concluyó el analista.
Israel, India y Pakistán se negaron a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear, que sí fue suscripto por Iraq e Irán. A comienzos de este año, Corea del Norte anunció su retiro del tratado, en el marco de una disputa con Estados Unidos por el programa nuclear de Pyongyang.
En cuanto a la Convención de Armas Químicas, Israel se negó a ratificarla y Siria advirtió que sólo la ratificará una vez que lo haga Israel.
Las probabilidades de una zona libre de armas de destrucción masiva en Medio Oriente son virtualmente nulas debido al apoyo de Estados Unidos a Israel, sostuvo Rabbani.
Joseph Cirincione, principal autor de Deadly Arsenals: Tracking Weapons of Mass Destruction (Arsenales mortales: Tras las armas de destrucción masiva), consideró que esas armas seguirán siendo un problema político y una causa urgente de preocupación pública pese a la ocupación de Iraq por Estados Unidos.
La política de no proliferación aplicada sólo a ciertos gobiernos (Irán, Iraq y Corea del Norte) y la aceptación implícita de la posesión de armas nucleares de otros (Israel, India y Pakistán) puede afectar la prevención de la proliferación a largo plazo, advirtió Cirincione, director del Proyecto de No Proliferación de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.
El hecho es que no se pueden eliminar los programas de armas químicas, biológicas o nucleares en países árabes a menos que también se eliminen los de Israel, afirmó Cirincione en la última edición de Arms Control Today.