IRAQ: Renovado nacionalismo alienta a voluntarios árabes

Los combatientes de todo el mundo árabe que se encuentran en Iraq para luchar contra la invasión estadounidense no actúan movidos por la religión o la ideología, sino por un renovado sentimiento nacionalista, según expertos.

El régimen de Saddam Hussein aseguró que más de 5.000 voluntarios de otros países árabes están prontos para ”defender el honor de árabes y musulmanes” en el combate y para sacrificar hasta la vida contra el ”colonialismo” que pretende la ”partición” de Iraq.

Cientos de jóvenes de Arabia Saudita, Jordania, Líbano, Palestina, Siria, y Yemen se dirigieron a Iraq a apoyar con las armas la resistencia contra la invasión encabezada por Estados Unidos.

Pero también numerosos iraquíes en el exilio, la mayoría opositores a Saddam Hussein, regresan a su país para combatir a los invasores. Más de 1.000 residentes en países escandinavos lo hicieron. El gobierno garantizó una amnistía para esos voluntarios y les entregó nuevos pasaportes.

”El término 'combatientes por la libertad' es adecuado para designar a los voluntarios árabes en Iraq, pues ellos están dispuestos a morir por una causa: defender la tierra árabe y enviar a los ocupantes de regreso al lugar de donde proceden”, dijo el académico iraquí-estadounidense Mahir Alí.
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Las tropas estadounidenses tratan de bloquear el ingreso de personas desde Jordania y Siria al desierto occidental de Iraq para impedir que entre los viajeros haya combatientes proiraquíes.

De Jordania ingresan muchos voluntarios. En ese país, Saddam Hussein es una figura muy admirada. La mayoría de los jordanos son de origen palestino y ven en el presidente iraquí un apoyo constante contra la ocupación israelí.

Las Brigadas Al Quds (Jerusalén, en árabe), ala militar del movimiento palestino Jihad Islámica (guerra santa), asegura haber sido la primera organización que envió combatientes a defender Iraq.

”Las Brigadas Al-Quds dan a nuestro pueblo y a la nación la buena noticia de la llegada de sus primeros mártires al corazón de Bagdad para cumplir con el deber sagrado de defender la tierra árabe y musulmana”, indicó el grupo el lunes en un comunicado.

Alí, quien reside en Emiratos Arabes Unidos, dijo que ”los voluntarios árabes en Iraq no actúan movidos por la ideología ni por la religión: se trata de un nuevo sentimiento nacionalista, originado en el amor a la patria bajo amenaza extranjera, y por el temor a que Washington no se detenga en Iraq”.

”Es una reacción natural de autodefensa, porque la batalla por Iraq es la batalla por todos los árabes”, afirmó.

La participación de voluntarios árabes en la guerra de Estados Unidos contra Iraq gana relevancia por la determinación de Bagdad en apelar a los atentados suicidas contra las fuerzas invasoras.

El gobierno de Saddam Hussein confía en que atentados como el realizado el fin de semana por un oficial iraquí que se inmoló en el sur del país lleve a las fuerzas invasoras a tratar a la población civil con suspicacia y hostilidad, lo que elevaría el resentimiento antiestadounidense.

Las autoridades iraquíes han alentado en el pasado los atentados suicidas, al donar a la familia de los palestinos que los cometen en Israel compensaciones de 25.000 y 100.000 dólares. El total de lo donado asciende ya a 34 millones de dólares.

El proiraní Partido de Dios (Hizbolá) de Líbano se convirtió en 1983 en la primera organización que apeló a los atentados suicidas en los tiempos modernos. Un ataque contra una base militar estadounidense en Beirut acabó entonces con la vida de 300 infantes de marin (marines).

El teniente iraquí Alí Jaafer Musa al-Noamani detonó el fin de semana un coche-bomba en un puesto de control de las tropas invasoras en la meridional ciudad de Najaf el fin de semana. Cuatro soldados estadounidenses murieron junto con él en la acción.

”Usaremos cualquier medio para matar al enemigo en nuestra tierra y los perseguiremos hasta la suya”, dijo el martes el presidente iraquí Taha Yassin Ramadán para referirse a la operación.

El gobierno de Iraq recompensó a la familia de Noamani con 34.000 dólares, y promovió póstumamente al oficial al grado de coronel.

El hecho de que Noamani fuera un musulmán chiíta constituye una llamada a la resistencia a toda esa comunidad, que representa entre 60 y 65 por ciento de la población iraquí a pesar de que el gobierno está dominado por sunitas como Saddam Hussein.

Eso representa un problema adicional para los invasores, que confiaban en que los chiítas se rebelarían contra el gobierno.

El gobernante y secular partido Baath estuvo enfrentado históricamente con los islámicos, pero el régimen ha pronunciado en los últimos años apelaciones de carácter religioso.

El propio Saddam Hussein llamó el martes a todos los árabes y musulmanes a la jihad (guerra santa) contra los invasores.

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