IRAQ: En casa de Saddam Hussein

Los habitantes de Owja aseguran que tuvieron pocos beneficios económicos durante el depuesto régimen de Saddam Hussein por vivir en el pueblo natal del presidente de Iraq, contiguo a la ciudad de Tikrit.

”Somos como todos los demás en Iraq”, asegura el propietario de un comercio de Owja, Yihyeh Ismael.

Los residentes de Owja y Tikrit, unos 150 kilómetros al noroeste de Bagdad, son considerados los más fieles partidarios de Saddam Hussein. Las manifestaciones a favor del régimen siempre fueron más entusiastas en estas ciudades.

Muchos de sus habitantes ocupaban altos cargos en el gobierno o eran influyentes gracias a sus contactos con la familia gobernante, y esto provocó animosidad y envidia en otras partes de Iraq.

Pero la mayoría de las casas de Owja son viejas, polvorientas y sencillas, aunque un poco mejores que las viviendas iraquíes promedio.

No obstante, existen algunas excepciones opulentas. Una de ellas, por supuesto, es la casa de Saddam Hussein, que se destaca por el parque amurallado que la rodea, sus garajes con capacidad para una docena de automóviles y una amplia piscina bajo techo, aún en buen estado aunque la casa fue saqueada y quemada.

Un Volkswagen Passat de los años 80, abollado y herrumbrado, abarrotado de gente y con valijas apiladas sobre el techo, se detiene en una de las primeras casas de la calle donde se encuentra la residencia presidencial. Abu Gha'eb, oficial del ejército retirado, se baja y abre el portón de su sencilla casa.

”Ve, teníamos razón al esperar problemas”, comenta, señalando marcas de balazos en la puerta de metal. ”La gente piensa que somos ricos, porque somos del pueblo del presidente. Pero observe a su alrededor. ¿Soy rico acaso?”.

Abu Gha'eb pertenece a la tribu naseri de Saddam Hussein, pero se encontró con el presidente personalmente sólo una vez, cuando hubo que resolver una disputa tribal.

”Por lo que sé, el presidente sólo se quedó aquí una vez en los últimos 10 años. Sus hijos venían un par de veces al año”, sostuvo Abu Gha'eb.

La mayoría de los habitantes de Owja aseguran que no se beneficiaron por su cercanía a la casa de Saddam Hussein. A unas pocas cuadras de ésta, un grupo de pobladores está reunido fuera de una tienda donde se reparten raciones de alimentos del gobierno.

Nadie se pronuncia contra Saddam Hussein ni su gobierno, expulsados del poder por la coalición invasora encabezada por Estados Unidos.

”Todavía lo respetamos y estamos dispuestos a morir por él”, aseguró un hombre.

En la cercana Tikrit, algunas personas se reunieron frente a la mezquita Gran Saddam, un edificio obsequiado por el gobierno hace 10 años y que actualmente está cerrado a los fieles y vigilado por soldados de Estados Unidos.

”Es la casa de Alá (Dios en árabe) y los estadounidenses están tomando whisky adentro”, exclamó un hombre con indignación. Los soldados de Estados Unidos no son vistos como liberadores, sino como una fuerza de ocupación en esta ciudad.

Pero Tikrit se diferencia de Owja porque hay más habitantes dispuestos a distanciarse de Saddam Hussein. ”Todo el mundo critica a Tikrit, pero en realidad el presidente es de Owja”, aclaró Hadj Taher Hassan Ahmed, destacado integrante de la tribu al hele'am.

En Tikrit existen cinco grandes tribus, todas relacionadas entre sí, pero aquellos que no pertenecen a la comunidad de Saddam Hussein hacen hincapié en sus diferencias. ”Sólo estuvimos relacionados hace unas 10 o 20 generaciones”, explicó un hombre.

”Eso no alcanza para decir que (Saddam Hussein) era de Tikrit. El era de Owja, no de aquí”, agregó otro.

Un hombre que se negó a dar su nombre no critica a Saddam Hussein. ”Sigue siendo nuestro presidente. No queremos la presencia extranjera, nos gobernaremos a nosotros mismos y resolveremos nuestros propios problemas”. A su alrededor, los demás daban muestras de consentimiento.

”Ahora no tenemos seguridad, agua, electricidad, empleos, nada. Queremos libertad, democracia, todas esas cosas que nos prometieron los estadounidenses. Pero no nos dieron nada”, comienza a gritar, enojado.

La gente sigue consintiendo con él, pero cuando afirma que en Iraq había libertad y democracia con el régimen de Saddam Hussein, algunos se ríen. ”Vamos, tienes que decir la verdad”, le reclama uno.

La infraestructura en Tikrit es definitivamente mejor que en la mayoría de las ciudades iraquíes, como lo demuestran los numerosos edificios públicos, bien mantenidos. Algunos fueron bombardeados, como el museo de la ciudad, y es imposible saber qué pudo haber existido entre sus restos calcinados.

El complejo palaciego de Saddam Hussein también se destaca en Tikrit. Es una propiedad extensa, con un lago artificial y muchos palacios, viviendas para el personal y otros edificios. El palacio principal fue bombardeado directamente, pero sólo una parte del enorme lugar resultó destruida.

El palacio fue diseñado para ocasiones ceremoniales con grandes salas de recepción, pisos de mármol, enormes candelabros y decorados de oro, lo común en los distintos palacios de Saddam Hussein.

En otro palacio, que parece haber sido utilizado más como vivienda, hay libros forrados en cuero, con letras doradas, esparcidos por el piso. ”Obras reunidas de Saddam Hussein, 1987- 1988”, reza un título.

Un hombre cerca de la mezquita Gran Saddam reflexiona sobre la situación. ”Tikrit es más que Saddam Hussein”, dice. ”Saladino, que derrotó a los cruzados (en la Edad Media) era de aquí. Nosotros haremos lo mismo”, aseguró. (

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe