Empresarios iraníes buscarán oportunidades de negocios en el Iraq de posguerra, pero economistas advirtieron que Estados Unidos no ofrecerá a Irán una tajada de la reconstrucción iraquí.
Amir Arjemandi quiere comprar 100.000 metros cuadrados de láminas de vidrio para venderlas en Arbil, Sulimani y Dahoc, en el norte de Iraq. El empresario iraní exporta a esas ciudades desde hace tres años y sabe lo que necesita la zona, ahora que cesaron los bombardeos.
Hay miles de ventanas rotas en los pueblos y ciudades iraquíes que esperan ser remplazadas con láminas de vidrio fabricadas en Irán. Nosotros somos empresarios, no políticos, dijo a IPS.
Arjemandi está acostumbrado a hacer negocios en sociedades azotadas por la guerra. Ha vendido fideos, detergentes, quesos y alfombras en Kabul y otras ciudades de Afganistán.
Muchas otras empresas iraníes procuran consolidarse a costa de la deteriorada infraestructura iraquí. Ya se están utilizando bloques de granito iraní en proyectos de reconstrucción en la zona kurda en el norte de Iraq.
Pero algunos economistas advierten que Irán, incluido por Estados Unidos en el eje del mal junto a Iraq y Corea del Norte, no se beneficiará en gran escala de la reconstrucción de Iraq.
Los analistas que prevén una bonanza económica en la posguerra no tienen los pies en la tierra, afirmó Faribourz Reisdana, economista al frente de la Asociación de Escritores Iraníes.
El precio del petróleo está cayendo en el mercado internacional, y los ingresos de Irán habrán de descender, explicó.
En el Iraq de posguerra, Irán no será la niña bonita del gobierno estadounidense. En todo caso, la capacidad de las pequeñas y medianas empresas iraníes sólo puede ampliarse hasta determinado punto, sostuvo.
El economista Ghanin Ejad recordó que Irán sólo recibió 300 millones de dólares de inversión extranjera para el sector no petrolero en los últimos 10 años.
Dada la retórica antiestadounidense de los dirigentes religiosos iraníes, no queda mucho espacio para reforzar la confianza con Occidente, comentó.
El ayatolá Ali Jamenei, el líder supremo de Irán, pronunció fuertes discursos contra Estados Unidos y Gran Bretaña, provocando la inquietud de la clase media urbana de este país.
Nasser Fakouhi, profesor del departamento de antropología en la Universidad de Teherán, dijo que Irán debe resolver su situación interna antes de poder hacer negocios en el exterior. La inversión para crear empleos exige un cambio político, opinó.
A pesar de la opinión de los expertos, el empresario Bijan Darougar espera poder vender baldosas y azulejos en Iraq.
Las cerámicas italianas y españolas que ingresan de contrabando a Irán son muy codiciadas. Hemos intentado vender baldosas iraníes a los países africanos. Ahora nos podemos olvidar de Africa y concentrarnos en Iraq, comentó.
Las baldosas y azulejos iraníes son conocidas en el norte de Iraq. Ahora queremos llegar a todo el territorio iraquí, explicó Darougar.
Un gerente de la planta de agua mineral de la ciudad de Damavand tiene la esperanza de poder venderle agua a los iraquíes.
El gobierno iraní mira con buenos ojos a inversores y empresarios. La juventud educada de Irán puede encontrar oportunidades en la reconstrucción de Iraq, así como Turquía hizo dinero con la reconstrucción de la infraestructura iraquí tras la guerra Irán-Iraq en los años 80, opinó.
Pero la guerra en Iraq también perjudicó a algunas empresas en la frontera con Iraq. El vendedor de electrodomésticos Othman Ahmadi, de la ciudad de Mariván, perdió negocios frente a su rival en Panjvin, en el lado iraquí, porque la frontera está cerrada para impedir el paso de refugiados.
Othman y sus cuatro hermanos contrabandean electrodomésticos de Taiwan, China y Europa desde el lado iraquí, los transportan por tierra al puerto iraní de Bandarabbas y desde ahí los embarcan hasta Egipto.
Ahora y con gran riesgo, sólo algunos contrabandistas traen electrodomésticos (a Irán), y ya no existe un comercio legal, señaló Othman. Los hermanos importaban legalmente lentejas y frijoles iraquíes, para embarcarlos a otros países. (
