Israel se convirtió en el principal beneficiario de la guerra contra Iraq sin haber disparado ni una bala, gracias a la presión del llamado lobby sionista de Washington, afirmaron analistas de Medio Oriente.
Aparte de los intereses políticos y económicos que Estados Unidos haya tenido para atacar a Iraq, los judíos fueron la fuerza impulsora de esta guerra, afirmó Umaimmah al Jalahmmah, profesor de estudios islámicos de la Universidad Rey Faisal, en Arabia Saudita.
Los poderosos grupos de presión proisraelíes en Washington procuraban la destrucción de una de las principales amenazas al estado judío, agregó Al Jalahmmah.
P.V. Vivekanand, director del diario The Gulf Today, coincidió con esta idea al referirse al matrimonio entre el lobby judío y los símbolos del extremismo cristiano en Washington.
La comunidad judía en Estados Unidos ejerce una enorme influencia en la política en ese país, ya que más de la mitad de las donaciones electorales que recibe el Partido Demócrata procede de fuentes judías, mientras la proporción desciende a entre 20 y 30 por ciento en el gobernante Partido Republicano.
Al Jalahmmah y Vivekanand fundamentan sus opiniones en un memorando ahora famoso que en 1996 escribieron funcionarios judíos de Washington al entonces primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, titulado Una ruptura limpia: Una nueva estrategia para asegurar el dominio, en el contexto de las negociaciones palestino-israelíes.
Los autores eran Richard Perle, miembro del influyente gabinete de estrategia American Enterprise Institute y hasta el mes pasado presidente de la Junta de Política de Defensa del Pentágono; Douglas Feith, actual subsecretario suplente de Defensa, y David Wurmser, que ocupa un alto cargo en el Departamento de Estado relacionado con Iraq.
Feith integra la Organización Sionista de Estados Unidos. El día 9, este grupo declaró su aversión al plan de paz para Medio Oriente presentado por el gobierno de George W. Bush, conocido como hoja de ruta.
Esta es una hoja de ruta hacia el desastre… que creará un estado palestino árabe terrorista que pondrá en peligro a Israel y socavará la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo, declaró la organización.
El memorando de 1996 proponía una estrategia para revertir el proceso de paz palestino-israelí iniciado en Oslo y transformar el equilibrio de poder en Medio Oriente a favor de Israel, empezando por el derrocamiento de Saddam Hussein.
Así como la propuesta de la ruptura limpia planteó consideraciones teóricas contra Iraq, algunas realidades presentaban a ese país del Golfo como una amenaza para Israel.
A Israel le preocupaba mucho el apoyo moral y financiero del régimen de Saddam Hussein a la intifada o insurrección palestina contra la ocupación israelí, así como los ataques iraquíes con misiles Scud en la primera guerra del Golfo (1991).
Por lo tanto, una acción militar encabezada por Estados Unidos contra Iraq era la solución para Israel, que temía que Bagdad adquiriera armas nucleares y lo atacara.
Académicos que ofrecieron conferencias en el Centro Zayed de Coordinación y Seguimiento, de Emiratos Arabes Unidos, ofrecieron nuevas perspectivas a esa teoría.
Ahmed Yousef Al Qurae, director del periódico The International Politics, apuntó a las campañas militares de Israel en los territorios palestinos ocupados, que provocaron la muerte de más de 100 palestinos en un mes durante la guerra en Iraq.
El primer ministro israelí Ariel Sharon logró en las últimas cuatro semanas más de lo que había logrado en los cuatro meses anteriores, aprovechando que el mundo estaba preocupado por Iraq, afirmó.
Gad Taha, ex decano de la Facultad de Artes de la Universidad Ain Shams de Egipto, sostuvo que la alianza estratégica entre Israel y Estados Unidos podría convertirse en una alianza táctica para encarnar y trasladar a la realidad los objetivos del sionismo, para dominar los territorios palestinos y transferir los refugiados palestinos al norte de Iraq.
Mohamed Sid Adhmed, analista político del diario egipcio Al Ahram, amplió la noción del derecho de retorno de unos cuatro millones de refugiados palestinos a sus tierras, una condición clave para la resolución del conflicto palestino-israelí.
Según Sid Adhmed, los refugiados serán llevados a Iraq en lugar de Palestina, una posibilidad que fue discutida incluso durante la primera guerra del Golfo, antes de la firma de los acuerdos de paz de Oslo en 1993.
El analista también hizo referencia a la solución de la transferencia, por la cual grandes cantidades de palestinos serían transferidos de Gaza y Cisjordania al territorio iraquí para aliviar la amenaza de la presión demográfica palestina para Israel.
La presión de Israel en Estados Unidos fue especialmente notoria este año, en especial cuando la diplomacia parecía demorar la acción contra Iraq.
Un artículo de Zelman Shuval, ex embajador israelí en Estados Unidos, publicado este año por el diario hebreo Yediot Ahronot antes de la guerra contra Iraq, proponía que Israel se esforzara tras bambalinas para que Washington atacara a Iraq pronto.
Aplazar, demorar o cancelar la guerra traería consecuencias muy negativas para Israel, agregaba Shuval.
Según Vivekanand, la presión de Estados Unidos sobre Siria e Irán también respondió a instancias de Israel.
Siria respalda a grupos de resistencia palestinos en su territorio, e Irán apoya a grupos de Líbano que organizan atentados armados contra objetivos israelíes, agregó.
El argumento israelí sostiene que Damasco quiere mantener un frente vivo con el estado judío para que la disputa por la ocupación israelí de las Alturas del Golán, en Siria, no pierda protagonismo en la región.
Tras el éxito de su guerra contra Iraq, Washington buscó matar dos pájaros de un tiro, comentó Vivekanand.
Hace mucho que Israel presiona a Estados Unidos para que actúe contra Siria o se arriesgue a que Tel Aviv tome el asunto en sus manos. Temiendo que la acción israelí resulte en otro conflicto árabe-israelí generalizado, Washington impidió que Tel Aviv actuara por su cuenta hasta ahora, agregó.
El analista político kuwaití Ali Jaber al Sabah discrepa.
Apoyar esta teoría de la conspiración es minimizar a Estados Unidos. Saddam Hussein era una amenaza inequívoca para los vecinos de Iraq, incluido Israel. A corto plazo, Israel se sentirá seguro sin él, dijo.
Pero a largo plazo, los iraquíes se movilizarán tanto económica y políticamente que toda manipulación de Estados Unidos o Israel enfrentará una resistencia mucho mayor que la que opuso Saddam, aseguró. (