El resentimiento del pueblo de Iraq hacia Estados Unidos se intensificará si el gobierno de George W. Bush instala y mantiene bases militares en el país, según expertos.
El plan de crear al menos cuatro bases militares permanentes en Iraq fue desmentido de manera terminante el lunes por el secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld, pero reconocido en privado como posibilidad por otros funcionarios.
El diario The New York Times informó el domingo, sobre la base de declaraciones de altos funcionarios de gobierno que solicitaron reserva, que el gobierno de Bush planificaba instalar bases militares en Iraq.
Uno de los funcionarios afirmó que Washington establecería algún tipo de relación militar de largo plazo con el nuevo Iraq, similar a la que mantiene con Afganistán.
Según las fuentes de The New York Times, el gobierno planea reducir su presencia militar en otros países de Medio Oriente, en especial Turquía y Arabia Saudita. El resentimiento popular hacia las bases estadounidenses en países árabes alentó el crecimiento del movimiento extremista islámico Al Qaeda.
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Los funcionarios de gobierno están nerviosos porque las bases en Arabia Saudita son impopulares, comentó el experto en asuntos iraquíes Joel Beining, de la Universidad de Standford y director de la Asociación Estadounidense de Estudios de Medio Oriente.
Por lo tanto, quieren diversificarse. El plan parece ser convertir a Iraq en una especie de filial, con las bases en el plano militar y Bechtel y otras compañías (a las que Washington asignó contratos para obras de reconstrucción en Iraq) en el plano comercial, señaló.
Pero en Iraq, sólo aduladores de Washington como Ahmed Chalabi (el jefe del Congreso Nacional Iraquí, organización mayoritariamente en el exilio opuesta al depuesto régimen de Saddam Hussein) apoyarán el plan, que será criticado en todo el espectro político, advirtió Beining.
De todos modos, Rumsfeld dijo a la prensa que la discusión al respecto dentro del gobierno ha sido cero. Ni siquiera lo hemos considerado, sostuvo.
Los funcionarios que hayan filtrado tal información a The New York Times están en los niveles más bajos (del gobierno) en términos de responsabilidad, confianza, juicio y conocimientos, afirmó.
La impresión que esto deja al mundo es que planeamos ocupar Iraq y usar sus bases militares durante un largo periodo, y eso es lisa y llanamente falso, indicó Rumsfeld.
Un Iraq amistoso, sin la conducción de Saddam Hussein, es una razón para reducir nuestras fuerzas en Medio Oriente más que para aumentarlas, concluyó el secretario de Defensa.
Pero una modificación del despliegue de la presencia miliar estadounidense en Medio Oriente como la sugerida por The New York Times implicaría reducir la influencia de Arabia Saudita, el principal exportador mundial de petróleo, sobre la política exterior de Washington.
También significaría que Estados Unidos protegería sus intereses en el Golfo con sus propias fuerzas militares y no a través de otros países de la región, como lo hizo desde los años 70 y hasta la invasión iraquí a Kuwait, en agosto de 1990.
Estados Unidos pasará de ser una potencia externa, que influye en los hechos a través de coaliciones, a ser una potencia regional, capaz de funcionar eficazmente por sí misma, pronosticó George Friedman, presidente de la agencia privada de inteligencia Stratfor.com, ya a comienzos de febrero.
La conquista de Iraq no será un acontecimiento menor en la historia: representará la introducción de un nuevo orden imperial en Medio Oriente y la redefinición de la geopolítica regional sobre la base de ese poder, agregó.
Así como Estados Unidos contuvo al comunismo durante la guerra fría con bases en los alrededores del bloque continental eurasiático, ahora despliega su fuerza militar en el interior del continente, con el fin declarado de combatir supuestas amenazas a sus intereses antes de que sea demasiado tarde.
Pero Washington no sólo planea eliminar o reducir su presencia militar en Arabia Saudita en favor de Afganistán e Iraq, sino también prevé abandonar sus grandes bases de infantería en Alemania por otras nuevas, mucho más baratas y mejor ubicadas en Bulgaria, Hungría y Rumania.
La nueva serie de bases se extendería de Bosnia-Herzegovina, (la provincia serbia de) Kosovo y los países vecinos de los Balcanes, a través de Iraq y de otros estados del Golfo, hasta Afganistán y otras naciones de Asia central, dijo el profesor de Geografía Zoltan Grossman, de la Universidad de Wisconsin.
Eso traza una nueva esfera de influencia estadounidense en la estratégica 'tierra del medio' entre la Unión Europea y Asia oriental, agregó Grossman.
Si Washington logra consolidar su presencia militar en Iraq, en Afganistán y en Asia central, podrá controlar el área del Golfo, principal zona petrolera mundial, y la del mar Caspio, con enormes posibilidades de producción de gas natural.
Eso constituiría un fuerte mensaje a cualquier competidor emergente, como China, Rusia, una alianza europea o las tres combinadas.
Pero la gran pregunta es si la población del país árabe aceptaría la idea. Los iraquíes nunca aceptaron la idea de bases extranjeras en su territorio, y dudo mucho que eso vaya a cambiar, dijo el historiador Rashid Khalidi, experto en Medio Oriente de la Universidad de Chicago.
Gran Bretaña instaló bases militares en Iraq después de la segunda guerra mundial (1914-1918), pero fue obligada a abandonarlas después de la revolución de 1958, que derrocó la monarquía que Londres había instalado.
La instalación de bases permanentes o semipermanentes en Iraq sería increíblemente provocativa para la población local, según Beinin. Hubo una gran lucha en Iraq hasta que los británicos se fueron. Cualquiera supondría que esa historia es conocida, pero al parecer no la leyeron los actuales invasores, dijo.
The New York Times indicó que los lugares elegidos para instalar las bases son el aeropuerto internacional de Bagdad, la meridional base aérea Talil, un aeródromo aislado en el desierto occidental cerca de Siria, y el aeropuerto de Bashur, en el norte kurdo, donde convergen las fronteras de Irán, Iraq y Turquía.
Con tres bases en Afganistán y otra en el sur de Uzbekistán, así como instalaciones militares en Omán y en otros emiratos de la rivera occidental del Golfo, Estados Unidos tendría totalmente rodeada a Irán.