El gobierno de Estados Unidos encomendó a figuras procedentes de grandes compañías privadas la tarea de restaurar la economía de Iraq. Pero esa política será contraproducente, advirtieron expertos y activistas.
Será muy parecido a la propia administración del presidente George W. Bush: un puñado de funcionarios procedentes del sector privado llamados a hacer en el gobierno el mismo trabajo que hacían en sus empresas, dijo a IPS el editor del periódico Left Business Observer, Doug Henwood.
Van a tener todo un país para jugar con él, añadió.
La secretaria de Agricultura, Ann M. Veneman, designó la semana pasada al ejecutivo de la industria agrícola Dan Amstutz para liderar los esfuerzos de Washington para reconstruir la agricultura de Iraq.
Amstutz trabajó para Cargill, la tercera empresa procesadora de alimentos más grande del mundo, que controla una gran parte de las exportaciones de granos estadounidenses y lidera la promoción de los productos genéticamente modificados.
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Mientras, el secretario del Tesoro, John Snow, nombró a dos ex funcionarios gubernamentales que tienen estrechos vínculos con el sector privado para coordinar la reconstrucción económica de Iraq, devastada por la guerra contra el régimen de Saddam Hussein.
Peter McPherson, subsecretario del Tesoro durante la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989), coordinará la financiación de la Oficina para la Reconstrucción y la Asistencia Humanitaria (ORHA).
McPherson también fue vicepresidente de la junta ejecutiva del banco privado Bank of America. Junto con él trabajará George Wolfe, ex funcionario del Departamento del Tesoro, quien en su actividad privada fue abogado de empresas en el oriental estado de Carolina del Sur y en Washington.
Estos hombres se encargarán de reorganizar el Ministerio de Finanzas, el Banco Central y todo el sistema bancario iraquí.
El Departamento del Tesoro es conocido como el baluarte de las políticas de libre mercado impuestas por el Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en las naciones en desarrollo, y es altamente probable que impulse políticas similares en Iraq.
Las empresas estadounidenses apoyan toda política de liberalización económica, pues ellas permiten el libre movimiento de sus productos e inversiones en todo el mundo.
El diario The Wall Street Journal informó que el gobierno de Bush eligió a Philipp Carroll, ex jefe ejecutivo de la gigante petrolera Royal Dutch-Shell, para dirigir la administración de la lucrativa industria petrolera iraquí.
Washington prepara un plan para estructurar la industria petrolera iraquí como una empresa, con un presidente, un jefe ejecutivo y una junta de 15 asesores internacionales, según esta versión. Iraq posee las segundas reservas mundiales de crudo detrás de Arabia Saudita.
Estos últimos nombramientos complementan al del general retirado del ejército Jay Garner como jefe de la ORHA.
Garner es conocido por sus vínculos con la industria internacional de armas. Se trata de una figura muy polémica en el mundo árabe, por su defensa de la política de mano dura ejercida por el gobierno de Israel en los territorios palestinos ocupados.
El militar asumió luego de retirarse la presidencia de SY Coleman, empresa especializada en tecnología militar.
Washington ha negado en más de una oportunidad tener ambiciones imperiales en Medio Oriente, y explicó que las designaciones tienen el objetivo de crear en Iraq una economía democrática dirigida por el mercado.
El gobierno de Bush también prevé enviar más funcionarios para reconstruir el sistema político de Iraq y restaurar las agencias gubernamentales más importantes.
Pero muchos critican los nombramientos y afirman que la intención de Washington de crear en Bagdad un gobierno a su imagen y semejanza será contraproducente.
El nombramiento de Amstutz podría comercializar la reconstrucción de Iraq y acabar con la agricultura, a cuyo buen rendimiento se atribuye la supervivencia de la población en 13 años de duras sanciones internacionales, advirtió la organización humanitaria británica Oxfam.
Amstutz representó a Estados Unidos en la Ronda Uruguay de negociaciones comerciales multilaterales, constitutiva de la Organización Mundial de Comercio.
El acuerdo promovido por Amstutz permitió a los países ricos mantener subsididada su producción agrícola, lo cual ha reducido los precios internacionales a niveles en que los productores del Sur en desarrollo no pueden competir.
El asesor político de Oxfam, Kevin Watkins, dijo el lunes al periódico británico The Guardian que nombrar a Dan Amstutz como encargado de la reconstrucción agrícola de Iraq es como poner a Saddam Hussein en la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por su parte, el experto en petróleo Michael Renner, del Instituto Worldwatch, con sede en Washington, dijo que el nombramiento de Carroll tiene el propósito de privatizar la industria petrolera iraquí sin consultar al pueblo.
Hay muchos iraquíes que saben cómo manejar la industria petrolera. ¿Por qué entonces necesitamos a alguien como Carroll? Es que vamos hacia una privatización de hecho, hacia un esquema que pone el control del petróleo en manos de multinacionales, señaló Renner.
Están decididos a privatizar la industria petrolera de Iraq y también, estoy seguro, les gustaría privatizar en el futuro todo el sector en Medio Oriente, dijo Henwood.
Estados Unidos es acusado por activistas y expertos de querer secuestrar la economía iraquí, en particular el sector petrolero, y abrir las puertas de ese país árabe a la inversión privada. Henwood sostuvo que Washington es insensible a las críticas.
No creo que al gobierno de Bush le importe. Desprecia por completo a la ONU y a cualquier opinión externa. Algunos de los funcionarios creen que han sido elegidos por Dios para cumplir esta misión. Forman un grupo vergonzoso, señaló.