El gasto por la guerra en Iraq implica menos asistencia al desarrollo, y pone en peligro el cumplimiento de las Metas del Milenio fijadas por la ONU, señaló la coordinadora del foro mundial para esos objetivos, Eveline Herfkens.
Las Metas de Desarrollo del Milenio, establecidas en octubre de 2000 por la ONU (Organización de las Naciones Unidas), apuntan entre otras cosas a lograr reducciones significativas y medibles de la pobreza, la enfermedad, el analfabetismo y la desigualdad de género, en algunos casos en 2015.
El conflicto iraquí es un revés, porque realmente distrae la atención de la lucha contra la pobreza. Estoy preocupada, dijo Herfkens, ex ministra de Desarrollo de Holanda.
Organizaciones no gubernamentales (ONG) expresaron la misma inquietud.
Japón ya había anunciado que reduciría su contribución a la ONU antes del comienzo de la guerra, y Estados Unidos disminuyó el aporte previsto para su propia Cuenta del Desafío del Milenio, creada para asistencia al desarrollo, dijo a IPS Saradha Ramaswamy Iyer, activista en Kuala Lumpur de la Red del Tercer Mundo.
El volumen del comercio mundial y la inversión extranjera directa disminuyeron en 2001, y con la guerra es casi seguro que no volverán a aumentar en el futuro cercano, señaló.
El impacto económico de largo plazo sólo puede ser desastroso, en especial para los países en desarrollo, y las naciones más débiles y pobres quedarán aun más vulnerables, aseguró la activista.
Muchos países, en especial de Africa subsahariana y Asia Meridional, ya están gravemente retrasados en el camino hacia las Metas del Milenio, añadió.
Los fondos para avanzar hacia esos objetivos han procedido en su mayoría de donantes occidentales, entre ellos Estados Unidos, Japón y la Unión Europea (UE).
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la reconstrucción de Iraq tras la guerra puede costar más de 30.000 millones de dólares en los primeros tres años, e Iyer teme que ese dinero sea restado a programas de erradicación de la pobreza y lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Las naciones más ricas deberían esforzarse por alcanzar las Metas del Milenio con la misma voluntad política que muestran para hacer la guerra, opinó el activista Henry Northover, de la ONG Fondo Católico para el Desarrollo de Ultramar, con sede en Londres.
El endeudamiento externo de Africa subsahariana podría ser cancelado con la cuarta parte de los 26.000 millones de dólares prometidos por Estados Unidos a Turquía a cambio de usar bases aéreas para atacar Iraq, destacó.
Es un escándalo que las vidas de millones de las personas más pobres del mundo importen menos que la guerra, enfatizó Northover.
Esta semana, comisiones del Congreso de Estados Unidos aprobaron el pedido de 75.000 millones de dólares planteado por el presidente de ese país, George W. Bush, para los primeros seis meses de guerra en Iraq y tareas de lucha antiterrorista y asistencia relacionadas con ese conflicto.
El gasto militar anual mundial fue 780.000 millones de dólares en 1999, 840.000 millones en 2001, y según cálculos de la ONU va camino de ser un billón de dólares.
Al mismo tiempo, la asistencia oficial al desarrollo anual de los países más ricos a los más pobres ha declinado en la última década. En 1999 fue 56.000 millones de dólares, y el último dato disponible, de 2000, fue 53.000 millones, según la ONG Actionaid, con sede en Londres.
Herfkens expresó confianza en que los países de la UE cumplirán sus compromisos relacionados con el logro de las Metas del Milenio, y llegarán a destinar a asistencia oficial al desarrollo, antes de que comience la próxima década, 0,7 por ciento de producto interno bruto (PIB).
Estados Unidos es el país que destina más dinero a esa asistencia, con unos 10.000 millones de dólares anuales, pero eso representa sólo 0,15 de su PIB, explicó. La asistencia oficial al desarrollo anual de los 15 Estados miembros de la UE suma unos 25.000 millones de dólares.
El año pasado, Bush prometió 5.000 millones de dólares adicionales de asistencia a países en desarrollo, que llevarían el total anual estadounidense a 15.000 millones. Pero Herfkens dijo que aún está por verse qué cantidad de ese dinero será realmente adicional.
Según datos oficiales, el gobierno estadounidense pidió autorización al Congreso para destinar unos 1.300 millones de dólares más a asistencia, y es probable que el Poder Legslativo sólo autorice unos 300 millones.
Iyer dijo que su mayor precocupación es que la retirada estadounidense del multilateralismo, evidenciada en la preparación de la guerra sin la ONU ni la Organización del Tratado del Atlántico Norte, se extienda a la negociación internacional de normas comerciales y financieras.
En 2001, los 145 Estados miembros de la Organización Mundial del Comercio acordaron en Doha avanzar hacia la reducción de subsidios y barreras comerciales en el área agrícola, pero esa promesa no se cumplió, subrayó.
Esos subsidios benefician a cinco por ciento de la población de los países ricos, y empobrecen a cerca de 90 por ciento de los habitantes del Sur en desarrollo, señaló Iyer.
Los 440.000 millones de dólares anuales destinados por la UE a subsidiar la producción de cereales, lácteos y azúcar mantienen en la pobreza a agricultores de Africa, y los 4.000 millones de dólares anuales de subsidio a 25.000 cultivadores de algodón en Estados Unidos determinaron que los precios internacionales cayeran 25 por ciento, indicó como ejemplos.
Es una muestra de hipocresía hablar de erradicación de la pobreza en las Metas del Milenio, mientras se perpetúa la pobreza mediante prácticas comerciales distorsionantes, adujo la activista.
En la UE, el subsidio por vaca es unos 2,5 dólares diarios, y en Japón 7,50 dólares diarios, mientras 75 por ciento de los habitantes de Africa subsahariana sobreviven con menos de un dólar por día, concluyó Iyer.