Una treintena de historiadores y arqueólogos, cinco de ellos iraquíes, exigieron este jueves a la ONU acciones contra el comercio de obras de arte y tesoros antiguos robados de museos de Iraq aprovechando el caos durante la invasión estadounidense.
A iniciativa del director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Koichiro Matsuura, los expertos reunidos en París reclamaron al Consejo de Seguridad de la ONU la aprobación de una resolución al respecto.
La propuesta elevada al Consejo, máximo órgano ejecutivo de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), consiste en un embargo internacional temporario a la compra de objetos culturales iraquíes.
Debe aprobarse una inmediata prohibición a la exportación de tods las antigüedades, obras de arte, libros y archivos de Iraq y que obligue a las fuerzas militares desplegadas en el país árabe a dar seguridad a todos los museos, bibliotecas, archivos, monumentos y sitios arqueológicos, indicaron los expertos.
Una resolución del Consejo de Seguridad sería de cumplimiento obligatorio para los 191 países miembros de la ONU, mientras la convención de la Unesco que prohíbe el tráfico ilícito de bienes culturales fue firmado hasta ahora por apenas 97, explicó Matsuura.
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El jefe de la Unesco reclamó también la creación en Iraq de una policía del patrimonio cultural para preservar los sitios e instituciones culturales.
Matsuura informó que enviará en breve una misión a Iraq para establecer la magnitud de las pérdidas. Se creará, además, una base de datos para ayudar a las autoridades policiales y aduaneras, comerciantes de obras de arte, museos y coleccionistas a identificar los objetos robados.
Los expertos admitieron, de todos modos, que será poco lo que puedan hacer para impedir el comercio de antigüedades iraquíes.
Hemos oído que algunas piezas robadas en Bagdad llegaron esta semana al mercado internacional de objetos de arte en Irán, en París y en cualquier lugar de Europa, dijo a IPS el presidente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), Michael Petzet.
Resulta chocante que la guerra dé a la mafia internacional del arte la oportunidad de comerciar antigüedades y objetos de arte por millones de dólares, sostuvo Petzet. El fracaso de las autoridades estadounidenses en proteger el Museo Nacional de Bagdad constituyó un crimen contra la humanidad, sostuvo.
Importantes arqueólogos advirtieron a las fuerzas invasoras encabezadas por Estados Unidos del peligro que corrían esos tesoros mucho antes del comienzo de la guerra, dijo Petzet, uno de los expertos invitados por Unesco para evaluar la situación luego del saqueo a los museos de Bagdad y Mosul.
El arqueólogo de la Universidad de Chicago McGuire Gibson, presidente de la Asociación Estadounidense para Investigaciones en Bagdad, dijo a la prensa luego de la reunión que alguno de los saqueadores pertenecían a bandas bien organizadas de traficantes de antigüedades.
El saqueo fue una acción parcialmente deliberada y planificada. Los ladrones pudieron tomar las llaves de los archivos y tomar materiales mesopotámicos importantes guardados en cajas fuertes. Estoy bastante seguro de que todo fue organizado fuera del país, dijo Gibson.
Los expertos iraquíes comparten estas sospechas.
El arqueólogo Muhssein Kazum, del Museo Nacional de Bagdad, declaró al diario francés Le Figaro: Entre los saqueadores habían personas bien vestidas que daban órdenes. Sabían exactamente qué querían llevarse, como si tuvieran todo preparado. Sus seguidores tenían herramientas para cortar y remover.
Gibson advirtió que Estados Unidos tiene una clara responsabilidad. El Ministerio de Información de Iraq está apenas a 200 metros del Museo Nacional de Bagdad. Cuando supe que los soldados estadounidenses habían tomado el edificio, pensé que quizás ocuparían también el museo y lo protegerían, dijo.
Pero eso no sucedió. Soldados estadounidenses presenciaron los saqueos sin intervenir. Las autoridades militares en Bagdad ordenaron proteger el museo días después de que los ladrones lo hubieran vaciado.
Gibson y Petzet consideraron difícil realizar un inventario de los daños. Los expertos extranjeros tenían escaso acceso al patrimonio cultural iraquí, dijo el presidente de Icomos.
Sin embargo, algunas pérdidas ya se conocen. Gibson pudo confirmar la desaparición de una colección completa de tablas de cerámica de unos 4.000 años de antigüedad que constituyen los primeros testimonios escritos de la vida en Babilonia y en Sumeria.
Arqueólogos y expertos que fotografiaron o reprodujeron los objetos robados en dibujos podrían ayudar a la policía internacional a recuperar estos testimonios sobre las culturas asiria, sumeria y babilónica.
Pero todo lo que tenemos por ahora son llamadas telefónicas ocasionales con colegas en Bagdad y en otras ciudades iraquíes, explicó Petzet.
El patrimonio cultural iraquí sufre no sólo por el efecto del robo, sino también por la falta de conservación. Debemos enviar equipos a Iraq y darle dinero a nuestros colegas para comenzar con las tareas de conservación, agregó.
Matsuura respaldó la propuesta, y consideró urgente reparar las antigüedades que no fueron robadas y mantenerlas fuera del alcance de los saqueadores.