Una película con escenas que reproducen actos sexuales y consumo de drogas para retratar la vida de prostitutas de Vietnam es un éxito entre los jóvenes de este país, cansados del cine didáctico que colma las pantallas.
Los jóvenes espectadores de Gai Nhay (Camareras), del director Le Hoang, quedan asombrados con las realistas imágenes de una violación y con el primer plano de una muchacha inyectándose heroína.
El sombrío ambiente urbano de la película se aleja de los motivos conservadores habituales en el cine vietnamita, lo cual también atrae al público joven.
Nunca había visto escenas tan sombrías en una película vietnamita, afirmó el estudiante Le Thu, de 23 años. Esa es la reacción que buscaban Le Hoang y su equipo.
Tenemos que cambiar la forma de hacer pelícluas. Debemos mostrar un cine que el público quiera ver, comentó el camarógrafo Pham Hoang, de 34 años.
La obra no tiene relación alguna con los filmes de guerra que hicieron famoso a Hoang, tales como Luoi Dao (El cuchillo), Chiec Khoa Vang (La llave dorada) y Ai Xuoi Van Ly (Viajando por Vietnam).
El filme llega al público tratando los aspectos más urgentes pero fascinantes de nuestra sociedad, sostuvo Le Duc Tien, director de la compañía estatal Liberation Film, que produjo Camareras.
Las películas que tratan los dramas realistas de la vida cotidiana son mucho más atractivas que las de guerra, agregó Le Duc.
La película, producida a un costo de 78.000 dólares, recaudó más de 300.000 desde su estreno en enero, un gran éxito para una obra nacional, pues superó a melodramas sudcoreanos y filmes de suspenso de Hong Kong.
El filme atrajo a un público tan vasto y joven porque trata de problemas sociales que ven todos los días en su entorno, explicó Tran Van Hien, director del cine Thang Long, que se llenó durante cuatro semanas desde el estreno de Camareras.
Tran aseguró que Camareras es un éxito sin precedentes, ya que rara vez acuden más de una treintena de jóvenes a las películas habituales, pues prefieren ver vídeos o DVD de producciones hollywoodenses.
El éxito de Camareras se debe tanto al talento de Hoang como al cambio de óptica del Ministerio de Cultura e Información de este país cuyo gobierno profesa la ideología comunista.
Antes, el Estado otorgaba dinero a varias compañías públicas para producir filmes que se exhibirían en cines estatales. Los guiones cinematográficos debían recibir la autorización del Departamento de Cinematografía del Ministerio antes de comenzar el rodaje.
En el Vietnam socialista de antaño, el cine era un medio para educar a las masas. El control estatal de la industria generó un producto tosco y aburrido, con poco atractivo para los jóvenes cuyos gustos cambiaban a medida que avanzaba la transición a la economía de mercado.
Los directores elegían guiones con 'temas tradicionales', como los recuerdos de la guerra y la construcción del socialismo, porque era la forma más segura de obtener los fondos del Estado, explicó Hoang, que quería hacer algo más disfrutable, que provocara el interés de la gente.
La oportunidad de Hoang surgió con el cambio de actitud del Ministerio. A fines de 2002, las autoridades anunciaron una política nueva que acabó con la censura previa de los guiones y autorizó la creación de estudios cinematográficos privados.
El objetivo era fomentar la competencia, la iniciativa y la inversión para revitalizar la industria cinematográfica vietnamita. La nueva política tendrá gran impacto en la industria, dijo Nguyen Phuc Thanh, director del Departamento de Cinematografía.
Desde ahora, los productores privados podrán decidir las historias y los libretos que quieran. Buscamos otorgar mejores condiciones a los jóvenes cineastas para producir filmes de calidad que colmen las expectativas de la juventud, agregó Nguyen.
Camareras comprobó que una historia poco convencional puede tener éxito cinematográfico y financiero.
A pesar de la escasez de fondos, los cineastas pueden hacer películas que atiendan las necesidades del público, señaló el cameraman Vuong Tuan.
Los cineastas privados de Vietnam han producido filmes con fondos propios, pero sólo con autorización de las empresas estatales.
Estas obras suelen ser vídeos con historias románticas superficiales, y son llamadas fideos instantáneos despectivamente por el resto de la industria cinematográfica, porque rápidamente recuperan sus costos y comienzan a dar ganancias.
Inevitablemente, Camareras también fue objeto de críticas, cuando fue considerada inferior a las anteriores películas de Hoang.
Debemos prestar atención a las películas serias para atraer al público, en lugar de seguir ciegamente sus gustos pasajeros, comentó el director de la empresa Vietnam Film, Nguyen Van Nam, cuyas películas ganaron varios premios internacionales.
Pero los premios no despertaron el interés del público joven vietnamita, que prácticamente ignoró las películas premiadas. Hoang aprendió la lección. No podemos desarrollar a pleno la industria del cine sin producir filmes de éxito, dijo. Como el que tuvo Camareras. (