Cuba se prepara para recibir una selección de filmes ajenos a la gran industria mundial del cine, con el propósito de otorgar a los mejores realizadores premios muchos más útiles que las tradicionales estatuillas y diplomas.
Los galardones del Festival del Cine Pobre de Gibara, cuya primera edición se concretará del 21 al 25 de este mes en esa oriental localidad cubana, servirán para financiar el inicio o la continuación de la carrera profesional de los creadores alternativos más destacados.
Así lo indicó en un encuentro con la prensa el presidente del festival, Humberto Solás, director de varios clásicos del cine cubano, como Lucía (1968), y quien impulsó la creación de este encuentro al finalizar la filmación de su primera película en formato digital, Miel para Ochún.
Este filme de Solás incluyó escenas en Gibara, con participación de sus habitantes, y desde entonces el cineasta consideró a esta ciudad situada a 775 kilómetros de La Habana el espacio ideal para un festival que buscara estimular el cine alternativo.
Solás puso énfasis, además, en la importancia que concede el nuevo festival al premio de mejor guión inédito, por el cual competirán 31 textos de autores de diferentes partes del mundo, en su mayoría de Estados Unidos, Argentina y la propia Cuba.
Los requisitos para participar en esta especialidad exigen que el proyecto de realización no exceda un presupuesto de 200.000 dólares y que la película resultante se ajuste a un límite de 105 minutos de duración.
Los premios a otorgar para este rubro serán en tecnología. La firma suiza Swiss Effects se encargará de la transferencia de formato digital a 35 milímetros de la obra que surja del guión premiado, mientras que Laboratorios Eclair, de Francia, garantizará la reproducción de 10 copias.
Además de esas facilidades para los realizadores de los guiones premiados, las categorías de mejor filme de ficción y mejor documental están dotadas de 3.000 dólares cada una para ser empleados en la próxima obra del creador galardonado.
El director general del festival, Sergio Benvenuto, dijo a IPS que entre los premios que se entregarán en el festival se encuentra uno al mejor vídeoartista, que entregará el Instituto de Arte de San Francisco, de Estados Unidos.
El estímulo consiste en un seminario de dos semanas a realizarse en esa institución, incluida la realización de una obra y 1.000 dólares para gastos de viaje.
Los organizadores esperan una amplia representación de creadores estadounidenses, pese a que el gobierno de Estados Unidos decidió en marzo limitar los viajes de sus ciudadanos a Cuba en el marco de intercambio cultural.
En tanto, la Escuela Internacional de Cine de la localidad cubana de San Antonio de los Baños, en las afueras de La Habana, otorgará una beca de dirección por dos años al mejor autor autodidacta.
Fuentes del festival indicaron que serán presentados más de 100 filmes. En particular, en la competencia de ficción participarán al menos 31 películas y en la de documentales más de 20.
Son obras humildes, pero muchas de ellas podrían catalogarse de obras maestras, aseguró Solás.
El cineasta cubano opinó que el carácter democratizador y emancipante del Festival del Cine Pobre de Gibara proviene del espíritu con que está concebido, que es promover los valores artísticos conseguidos con modestos recursos, mediante el uso de las nuevas tecnologías digitales.
Ello permitirá la democratización de la profesión, despojar al cine del signo de arte elitista por naturaleza y a desalienar a los realizadores de las ataduras que les imponen la gran industria, apuntó.
A su juicio, la reducción de los costos con el vídeo aporta una mayor libertad (creativa) al realizador. Añadió que cine pobre es una expresión que tiene sentido incluso para los grandes centros culturales del mundo, pues allí hay numerosos cineastas que quieren afirmar su libertad artística.
Solás también comentó la necesidad de promover esta filosofía de realización para los creadores del mundo en desarrollo.
A veces parecemos un Hollywood patético, dijo el realizador en referencia a la intención de algunos directores de países pobres de perseguir grandes presupuestos y parafernalia tecnológica a semejanza de la gran industria cinematográfica de Estados Unidos.
Eso es ridículo, comentó, para luego precisar que aún en ese país norteamericano los creadores independientes logran obras relevantes con poco financiamiento.
Cine pobre es admitir nuestra pobreza material, pero exaltar nuestra grandeza cultural como debe ser, afirmó.
El Festival de Cine Pobre de Gibara es el primero de carácter mundial que se convoca desde Cuba, pues el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, que se realiza desde hace más de 20 años, es de carácter regional.
El presidente del Instituto Cubano de Arte e Industrias Cinematográficas, Omar González, aclaró que el nuevo festival no compite con el de La Habana sino que más bien pretende devenir en espacio alternativo ante la estandarización y homogeneización que tiene lugar en el mundo de hoy.
El encuentro de Gibara es además una propuesta de búsqueda, de cine rebelde que corre riesgos y donde la calidad nunca será elemento secundario, agregó
El programa del festival incluye además homenajes a grandes personalidades del cine internacional, como el italiano Cesare Zavattini, el fallecido actor cubano Adolfo Llauradó y el creador cubano-americano Tony Labat, figura cimera del vídeoarte en Estados Unidos.
Solás explicó que la exaltación de Labat se fundamenta en su prestigio mundial y, aunque no constituyó un objetivo inicial del festival, es también una contribución a la distensión y el diálogo entre la cultura cubana que se hace dentro y fuera del país.
Interrogado acerca de si, de alguna manera, el Festival está politizado, el realizador respondió sin dudarlo que a partir de sus propuestas ya le estamos otorgando un carácter absolutamente político.
Al mismo tiempo, Solás aclaró que esta posición no convierte al criterio de cine pobre en un nuevo fundamentalismo o dogma. Por el contrario, es un ámbito muy flexible donde acogeremos la obra de los cineastas que se niegan a ser sometidos a la manipulación del capital y que sean iconoclastas, dijo.