Brasil acumuló un superávit comercial de 3.763 millones de dólares en el primer trimestre de este año, mas del triple que en igual periodo de 2002, y eso alienta expectativas de estabilidad económica.
Por unos momentos, en la tarde de este martes, el "riesgo país" de Brasil medido por el banco estadounidense JP Morgan estuvo en 998 puntos, debajo de los 1.000 por primera vez desde el 31 de mayo de 2002, aunque volvió a superar ese simbólico umbral poco después.
El "riesgo país" se calcula a partir de la diferencia entre la cotización de bonos del Tesoro a largo plazo de Estados Unidos y la de sus equivalentes emitidos por otros países. Se emplea como indicador de la desconfianza de los inversionistas ante los compromisos de pago asumidos por un Estado.
La amenaza de una nueva crisis cambiaria en Brasil "se alejó y los indicadores tienden a mejorar" en los próximos meses, en los cuales es probable que el "riesgo país" caiga a cerca de 780 puntos, dijo a IPS el economista Fernando Ribeiro, de la Sociedad Brasileña de Estudios de Empresas Transnacionales y Globalización Económica (SOBEET)
Ese cuadro refleja la superación de incertidumbres que provocaron reacciones "exageradas" del mercado, asociadas con las elecciones presidenciales que ganó en octubre el candidato del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó.
Tales reacciones causaron a su vez una fuerte depreciación del real y de los títulos de la deuda externa brasileña, y el "riesgo país" de Brasil llegó a superar 1.700 puntos.
La cotización del dólar llegó a casi cuatro reales en vísperas de las elecciones, realizadas en dos vueltas los días 6 y 27 de octubre. Este martes, el dólar cerró a 3,31 reales.
El mercado parece haber reconocido que el gobierno de Lula no adoptará "medidas populistas", sino que practica una fuerte contención de gastos, y fijó para este año una meta de superávit fiscal primario (sin restar el pago de intereses de deuda pública), equivalente a 4,25 por ciento del producto interno bruto (PIB).
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por el cual el gobierno brasileño podrá recibir 24.000 millones de dólares en préstamos, exige un ajuste con resultados superavitarios menores, de 3,75 por ciento del PIB.
Además, el Banco Central mantiene elevadas las tasas de interés, para acotar la cantidad de dinero circulante y evitar un rebrote inflacionario, tal como lo hizo el gobierno anterior, pese a duras críticas de los parlamentarios y militantes más izquierdistas del PT.
El superávit comercial de este año debería ser algo mayor que los 16.000 millones de dólares previstos por el gobierno, según la SOBEET. El año pasado, el país logró un saldo favorable de 13.124 millones de dólares, con exportaciones por valor de 60.361 millones de dólares.
Las autoridades económicas esperan que las exportaciones aumenten este año 10 por ciento, pero los resultados del primer trimestre indican que la expansión podrá ser mayor, sostuvo el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio, Luiz Fernando Furlán.
Pero la prolongación de la guerra en Iraq puede crear condiciones menos favorables, alertó.
Hasta ahora, ese conflicto contribuyó al aumento de las exportaciones de soja y otros productos agrícolas, ante la demanda de países que quieren aumentar sus reservas alimentarias.
Las ventas de gasolina a Estados Unidos en marzo fueron 61 por ciento mayores que las del mismo mes del año pasado, probablemente debido a la guerra, observó Frulán.
Los economistas consideran que obtener un elevado superávit comercial es indispensable para que el país reduzca su "vulnerabilidad externa", especialmente este año, cuando se prevé que las inversiones extranjeras directas caerán, a 13.000 millones de dólares según el gobierno y a 12.000 millones según la SOBEET.
Esas inversiones alcanzaron en 2000 un nivel sin precedentes de 32.800 millones de dólares, luego de sumar por dos años consecutivos más de 28.000 millones. Pero en 2002 ya habían bajado a 16.600 millones de dólares.
La reducción de este año no se debe tanto a la guerra en Iraq como a "debilidades" de la economía en Europa, Japón y especialmente Estados Unidos, donde hay estancamiento, enorme déficit fiscal y comercial, elevado desempleo y bajo nivel de confianza, según Ribeiro.
Las inversiones extranjeras, en gran parte atraídas por las privatizaciones, compensaron el déficit comercial que el país registró a partir de 1995, cuando el precio del dólar era mantenido por el gobierno en valores mucho mayores que los actuales.
El país atrajo también mucho capital extranjero volátil, cuya fuga en 1998 provocó una crisis superada con cuantiosa asistencia financiera del FMI y países ricos.
La modificación de la política cambiario determinó una fuerte depreciación del real desde enero de 1999, pero pasaron dos años antes de que eso se reflejara en creciente superávit de la balanza comercial, que permitió reducir drásticamente el déficit en transaciones corrientes con el exterior, que comprende comercio, servicios, remesas de dividendos y turismo.
Ese indicador clave de la vulnerabilidad externa bajó a fines de febrero a 5.550 millones de dólares en el acumulado de los últimos 12 meses, la menor suma desde 1995, lo que permite mirar el futuro de la economía con cierta tranquilidad.