La agricultura está en peligro en la tierra donde esta actividad productiva nació hace 6.000 años, la Mesopotamia de Iraq, sometida al bombardeo de Estados Unidos y sus aliados desde el 20 de marzo.
La cosecha ya está pronta para ser recogida en el norte de Iraq. También es la época de la siembra en el sur del país. Pero tanto la cosecha como la siembra están en peligro de paralizarse si la guerra continúa.
Entre mayo y junio deberían cosecharse entre 1,5 y 1,7 toneladas de cereales. La recolección de esos alimentos no está garantizada, y tampoco la siembra para la siguiente cosecha.
Hasta el follaje más exhuberante puede convertirse con facilidad en tierra yerma, advierten expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Hasta ahora, la mayor parte del bombardeo cayó sobre Bagdad y sus alrededores y sobre ciudades del sur de Iraq.
Si la guerra se prolonga y los combates llegan a desarrollarse en áreas rurales, los agricultores deberán alejarse de sus campos y dejar de cuidar sus animales, dijo a IPS un alto funcionario de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que solicitó reserva de su identidad.
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Los agricultores de Iraq producen grandes cantidades de trigo, cebada, arroz, verduras y dátiles. La cosecha anual de trigo y cebada está prevista para junio y julio y la de arroz para septiembre y octubre.
La FAO y otras agencias de la ONU lanzaron un pedido urgente de 87 millones de dólares a la comunidad de donantes internacionales para salvar las cosechas y el ganado.
”Reducir la dependencia de la importación de alimentos para mitigar el impacto de la crisis en la población requerirá asegurar a tiempo provisiones de insumos al sector agrícola y permitir la continuación o reanudación de las actuales actividades de producción”, indicó la FAO en un comunicado.
Expertos de la agencia de la ONU muestran gran preocupación por la salud de 1,5 millones de cabezas de ganado, en especial por el peligro que representa para los países vecinos. ”El apoyo con vacunas es crucial. Las eventuales epidemias no respetarán fronteras”, dijo un funcionario de la FAO.
La inminente crisis alimentaria surgirá en un país con alta desnutrición, a pesar de que ese flagelo descendió en los dos últimos años.
En el centro y en el sur de Iraq, la desnutrición crónica asciende a 22,1 por ciento de la población, con un millón de menores de cinco años afectados. La desnutrición aguda afecta a 5,9 por ciento de los 26 millones de habitantes.
Por paradoja, la obesidad es elevada, tanto entre las capas más ricas como entre las más pobres de la población, pues la dieta habitual es excesiva en carbohidratos pero escasa en verduras, advirtieron nutricionistas de la ONU.
La subsistencia de 60 por ciento de la población de Iraq depende por completo del programa Petróleo por Alimentos, esquema mediante el cual la ONU alivió en 1996 el embargo comercial al que es sometido el país desde 1990, permitiéndole vender crudo para adquirir con el dinero obtenido comida y medicamentos.
Mientras, 55 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza en este país en cuyo subsuelo descansan la segunda reserva mundial de petróleo comprobada. La disponibilidad de agua potable por habitante se redujo casi a la mitad en los últimos tres años.
A pesar de su riqueza petrolera, Iraq es también, en esencia, un país agrícola.
Este sector es el tercer generador de empleos, si bien contribuye con apenas seis por ciento del producto interno bruto y las tierras cultivadas representan sólo 12 por ciento de la superficie. Otro 10 por ciento está dedicada a la ganadería.
El año pasado fue relativamente bueno para la agricultura, luego de dos consecutivos de sequía. La producción de cereales aumentó 14 por ciento respecto de 2001, y la de maíz y verduras, 25 por ciento. Se preveía para este año que la producción de aves de corral, carnes rojas y verduras se duplicara.
Hasta ahora, el perjuicio ocasionado por los bombardeos a la agricultura ha sido limitado, pero los productores no podrán soportar las consecuencias de una guerra intensa y prolongada en áreas rurales, según expertos de la ONU, que temen un aumento de las hostilidades en el fértil norte del país.
La agricultura iraquí es heredera de la fértil Mesopotamia, el área entre los ríos Tigris y Eufrates que floreció hace 6.000 años. Fue en este país donde se originaron muchas de las técnicas de siembra y cosecha, irrigación y ganadería aún hoy aplicadas en todo el mundo.
Si los agricultores sobreviven a la guerra, el sector podría renacer, aunque todo indica que será otra vez opacada por la extracción de petróleo, cuyos ingresos servirán para importar alimentos.
Antes de que Bagdad y Washington se convirteran repentinamente en rivales tras la invasión a Kuwait en 1991 y la guerra del Golfo en 1991, el país árabe era un gran mercado para el arroz, la cebada, el trigo y las aves de corral estadounidenses.
Luego de la invasión encabezada el 20 de marzo por Estados Unidos, Iraq tal vez tenga que acudir de nuevo a los agricultores de la más rica economía del mundo en procura de alimentos. (