La caída del régimen de Saddam Hussein en Iraq pone nerviosos a gobernantes africanos acusados de autoritarismo, entre ellos el polémico presidente zimbabwense Robert Mugabe, quien aceptó ser comparado con Hitler.
Ven venir su propia ruina, y reaccionan con histeria, dijo la activista sudafricana Alicia Dhlamini, de la organización no gubernamental (ONG) humanitaria Human Rights Watch, tras saber que el rey Mswati de Swazilandia, último monarca absoluto de Africa subsahariana, calificó a la democracia de impía.
Ahora que Saddam se fue, hay un déspota menos en el mundo, y los que quedan se sienten menos seguros. Los tiempos están cambiando, comentó el periodista Desmond Mtetfwa, de Swazilandia, un país relativamente pequeño e insignificante en comparación con el rico y poblado Zimbabwe.
La ONG humanitaria Amnistía Internacional incluyó en su último informe anual sobre gobiernos que violan los derechos humanos al régimen de Mugabe, al que acusó de reprimir a disidentes, encarcelar a periodistas y torturar a adversarios políticos.
Similares críticas fueron planteadas en el informe anual sobre derechos humanos del Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores) de Estados Unidos.
El 21 de marzo, durante el funeral del ex ministro de Educación Superior y Terciaria, Swithun Mombeshora, Mugabe mencionó que en Gran Bretaña se le compara con Adolf Hitler, y comentó el Hitler de Zimbabwe tiene un objetivo: soberanía para su pueblo, reconocimiento de su independencia y de su derecho a ser libre, según el diario zimbabwense Daily News.
Si eso es ser Hitler, soy Hitler multiplicado por 10, afirmó según el mismo informe periodístico.
De acuerdo a otros medios de comunicación, Mugabe se volvió más desafiante a comienzos de este mes, mientras el régimen de Saddam Hussein se acercaba a su fin, y dijo a sus seguidores: Hitler hizo lo necesario para defender a su pueblo y a su país, así que estoy orgulloso de decir que soy un Hitler.
Nunca antes un gobernante se había atrevido a compararse con Hitler, universalmente vilipendiado como uno de los grandes villanos y asesinos de masas de la historia, dijo a IPS un diplomático occidental en Swazilandia que no quiso ser identificado.
Pero Mugabe es un zorro viejo y astuto. Eligió el personaje más ofensivo para los judíos, mientras su gobierno difundía la versión de que la guerra en Iraq se libraba en beneficio israelí. Además, los vencedores en Iraq, Estados Unidos y Gran Bretaña, son aliados de Israel y críticos de Mugabe, añadió.
En Swazilandia, fuentes cercanas al palacio real aseguraron a IPS que la monarquía sigue con atención los procesos electorales tras décadas de gobiernos unipersonales.
Los gobernantes de Swazilandia observaron con interés cómo perdieron el poder en elecciones el zambiano Kenneth Kaunda y el keniata Daniel Arap Moi, indicó.
La lección es clara: no organices elecciones que no puedes ganar, y si no puedes ganar, no organices elecciones, ironizó la fuente.
Los seguidores de Mswati arguyen que su gobierno es legítimo porque no tomó el poder en forma violenta, sino que continúa siglos de reinado aceptados por sus súbditos.
Pero la oposición, proscrita desde abril de 1973, señala que el rey Sobhuza, padre de Mswati, desvirtuó los principios democráticos establecidos en la Constitución cuando el país se independizó del dominio colonial británico en 1968.
La monarquía no desea verificar el apoyo popular con que dice contar. ¿Dónde se ha visto que un rey sea sometido a referendo?, comentó la fuente palaciega.
El presidente sudafricano Thabo Mbeki dijo la semana pasada a 130 directores de periódicos africanos reunidos en Johannesburgo que la Unión Africana, que preside, inició un diálogo con Mbabane sobre derechos humanos y libertad de prensa.
La Unión Africana no ha discutido la cuestión de Zimbabwe, ya que se ocupa de ella el organismo regional Comunidad para el Desarrollo de Africa Austral, integrada por 14 países, alegó.
Todos predican a favor de la democracia, pero eso no quiere decir que debamos seguirlos, sostuvo Mswati el domingo, durante una celebración religiosa de Pascua.
La democracia no es buena para nosotros, y Dios nos dio nuestra propia forma de hacer las cosas. La democracia es sólo una moda pasajera, arguyó.
En esa ocasión, varios líderes religiosos afirmaron que la Biblia condena el gobierno de la mayoría, y uno de ellos aseguró que los ciudadanos de países democráticos irán al infierno, sin importar cuántos sean, porque la Biblia sólo reconoce a reyes, y no a presidentes.
Ideas de ese tipo no tienen lugar en el mundo moderno, y tampoco los gobiernos que no han surgido de elecciones, opinó el sindicalista Jan Sithole, presidente de la Red de Solidaridad de Swazilandia. (