El Gobierno de Transición Nacional de Somalia (GTN) continuará participando del diálogo que se desarrolla en Kenia para poner fin a la anarquía de 12 años en el país, pese a su conflicto con Etiopía, una de las naciones que promueve la mediación.
El principal mediador del proceso, el diplomático keniata Betwell Kiplagat, negó que las negociaciones en Nairobi estén a punto de colapsar, como indican insistentes versiones.
Kiplagat se reunió este jueves con el primer ministro del GTN, Hasan Abshir Farah, para aventar las rumores de que esa organización estaba por abandonar el proceso de negociaciones con sede en Kenia.
El primer ministro del GTN regresó hoy (por este jueves) de un viaje que había hecho para recibir tratamiento médico. Volvió con todo su equipo y tuvimos discusiones muy productivas, dijo a IPS Kiplagat, diplomático keniata que asumió el mes pasado la presidencia del equipo mediador.
El estaba un poco preocupado, pero cuando le presenté el mapa de ruta en el que estuvimos trabajando, creo que quedó bastante satisfecho, añadió el mediador.
El GTN, acordado en 2000 en Djibouti e instalado en Mogadiscio poco después, aún no controla la totalidad del territorio y carece del reconocimiento de Etiopía, que supuestamente brinda respaldo al Consejo de Reconciliación y Restauración Somalí.
El poder del GTN se redujo de tal manera desde su instalación que ahora es percibido como una facción más.
El martes, el jefe de la delegación del GTN en Kenia, Muhammad Abdi Yusuf, amenazó con retirarse de las conversaciones porque el gobierno de Etiopía había desplegando un gran número de soldados en la frontera y ocupado algunas zonas de Somalia.
¿Puede alguien traer paz a nuestra tierra si nos está atacando?, dijo Yusuf al periódico keniata Daily Nation.
Etiopía integra otros siete países de Africa oriental la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), que auspicia las negociaciones entre más de 20 facciones somalíes, encabezadas por políticos, señores de la guerra y dirigentes de la sociedad civil.
Etiopía negó las acusaciones, aunque admitió que en el pasdo envió algunas tropas a Somalia para atacar a la organización islámica Al Ittihad, que, según Estados Unidos, tiene vínculos con la red radical islámica Al Qaeda, del dirigente saudita Osama bin Laden.
El gobierno etíope atribuyó las acusaciones del GTN a la insatisfacción con las negociaciones en Kenia y a la intención de usarlo de chivo expiatorio para acabar con el proceso, señaló la agencia de noticias IRIN, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Etiopía desafió al GTN a probar las acusaciones e invitó a cualquier interesado a visitar y verificar si hay presencia de soldados etíopes en la frontera con Somalia.
Las acusaciones intercambiadas por Etiopía y el GTN amenazó con llevar al fracaso las conversaciones de paz en Kenia.
En los últimos seis meses, el proceso se ha visto obstaculizado por los constantes cuestionamientos sobre la representación de las distintas facciones somalíes y por la problemática financiación de las negociaciones.
Se trata de la decimocuarta vez que líderes somalíes se sientan a negociar para poner fin al caos y la anarquía que reina en esa nación del Cuerno de Africa desde el derrocamiento del presidente Mohammed Siad Barre en 1991.
Muchos líderes de facciones y señores de la guerra abandonaron Nairobi frustrados y regresaron a Somalia, mientras en el último mes se registraron varias violaciones al acuerdo de cese al fuego firmado en octubre.
En respuesta, el IGAD creó un comité especial para verificar las violaciones al cese del fuego.
Kiplagat anunció que la IGAD enviará también una misión especial a Mogadiscio dentro de dos semanas, y confía en que será el primer paso para establecer un equipo permanente de control.
No tiene ningún sentido simplemente firmar un acuerdo de cese del fuego. Hay que ponerlo en práctica, y eso requiere la presencia de equipos para verificarlo en el campo, afirmó.
La IGAD también está trabajando para aplicar sanciones inteligentes contra los líderes de las facciones que violen el cese del fuego, como impedir sus viajes internacionales o confiscar sus bienes.
Sin embargo, estas medidas requerirán apoyo legal de parte de la ONU, señaló Kiplagat.
Al asumir la presidencia del equipo mediador, Kiplagat trasladó sus operaciones de la localidad keniata de Eldoret a Nairobi, lo que redujo 60 por ciento los costos.
El fin de la segunda fase de las negociaciones está previsto para el 24 de este mes, cuando seis comités presentarán sus informes sobre asuntos como la nueva constitución, la desmovilización y el desarme de las milicias y la propiedad de la tierra.
Esos informes serán presentados entonces para su debate en plenario.
En la siguiente fase de las negociaciones, se creará un gobierno de transición que se trasladará a Somalia para continuar desde allí el proceso de paz, dijo Kiplagat. El proceso de construcción de la paz y de resolución de conflictos a nivel local insumirá al menos un año, pronosticó.
Finalmente, si el desarme y la desmovilización de tropas y mercenarios tiene éxito, Somalia deberá prepararse para elegir un nuevo gobierno en las urnas. (