Iraq pidió crear una coalición económica mundial contra Estados Unidos y Gran Bretaña, incluido el cese del suministro petrolero a las fuerzas militares de esos dos países que lanzaron la segunda guerra del Golfo.
Sin embargo, el planteo está dirigido sólo para que sea enarbolado como consigna mundial por los manifestantes contra la guerra en Iraq y no una demanda concreta a los gobiernos.
”Pedimos a todos nuestros amigos y a los amantes de la paz que utilicen todas las expresiones, incluidas las económicas y petroleras, para crear una coalición pacífica contra la agresión”, dijo a IPS el embajador iraquí en Venezuela, Taha el-Abassi.
”En vez de una solicitud a los gobiernos con los que tenemos relación, lo dejamos para que se sume al clamor de los pueblos contra el sueño estadounidense, que es apoderarse de los yacimientos petroleros de Iraq”, agregó el-Abassi.
”No queremos sangre por petróleo” es ya una consigna escrita y voceada en las demostraciones antibélicas que se realizan cada día en diversas ciudades en todo el mundo.
Iraq pidió, sin éxito, en la reunión de la Liga Arabe celebrada el lunes en El Cairo que los productores petroleros suspendieran el suministro a los países occidentales involucrados en la guerra, como hiciera la Organización de Países Arabes Exportadores de Petróleo en el conflicto árabe-israelí de 1973.
El primer ministro de Malasia, Mahatir Mohamad, había evocado antes la misma tesis en la reunión de la Organización de la Conferencia Islámica, aunque tampoco logró eco alguno.
Este reclamo iraquí no es escuchado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), de la cual Venezuela es el único miembro de América Latina, que, por el contrario, se ha cuidado en asegurar el suministro de crudo al mundo occidental.
Muchos países miembros de la OPEP han confirmado en particular a Estados Unidos que compensarán la pérdida de suministros y el alza de precios que acarrea la guerra en el Golfo.
La OPEP está conformada por Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Libia, Indonesia, Irán, Iraq, Nigeria, Qatar y Venezuela.
La producción de la OPEP de 24,5 millones de barriles diarios se reparte en cuota entre 10 de sus socios, exceptuando la de Iraq que está bajo embargo de la Organización de las Naciones Unidas desde la primera guerra del Golfo de 1991.
Arabia Saudita, el país más grande de la OPEP, despachó a bordo de buques tanque 30 millones de barriles de 159 litros cada uno rumbo a Estados Unidos pocos días antes de que este país lanzara la invasión contra Iraq.
”Es desafortunado. La OPEP sigue lo que Estados Unidos quiere”, deploró el consultor petrolero iraquí Saadalla Al Fathi.
”Arabia Saudita y algunos otros miembros extraen petróleo por encima de sus cuotas, tratando de cobrar en esta tragedia y dando soporte indirecto a la agresión contra un país miembro y vecino”, añadió.
En particular Venezuela, cuya producción se interrumpió en diciembre y enero por una huelga de empresarios y sindicalistas contra el presidente Hugo Chávez, recuperó su capacidad de oferta en este mes para situarse en el mismo nivel del año pasado en torno a los 2,9 millones de barriles diarios.
Caracas trata de mantenerse ante Estados Unidos como proveedor ”seguro y confiable”, una condición que sostuvo por durante medio siglo de turbulencias políticas en el Medio Oriente y que trata de vigorizar el gobierno de Chávez, pese a los constantes roces políticos con Washington.
La última controversia se produjo el pasado fin de semana, cuando Chávez criticó la guerra contra Iraq en su programa de televisión y radio y, en particular, condenó la muerte de civiles causada por los bombardeos estadounidenses y británicos contra Bagdad y otras ciudades de ese país.
Un portavoz de la embajada de Washington en Caracas rechazó las críticas de Chávez.
En cambio, las declaraciones del mandatario venezolano fueron alabadas por El-Abassi, quien agradeció además un acuerdo del parlamento venezolano contra la guerra, uno de los escasísimos asuntos de consenso entre el gobierno y la oposición.
Pero la posibilidad de alguna clase de ”solidaridad petrolera” con la política exterior iraquí está descartada, máxime cuando Caracas se guía oficialmente por el credo expresado por el presidente de la empresa estatal Petróleos de Venezuela, Alí Rodríguez, ex secretario general de la OPEP.
”El petróleo no funciona como arma política”, afirmó Rodríguez.
En tanto, el conflicto bélico en Iraq sigue afectando los precios del petróleo, que aumentaron días antes de iniciarse la guerra el 20 de este mes, bajaron luego de los primeros ataques que presagiaban una conflagración rápida, y volvieron a subir ante la resistencia demostrada por las fuerzas iraquíes.
El dominio petrolero sobre el terreno aún se disputa, y el mercado recibe señales diversas, como la afirmación de la armada estadounidense de que la terminal iraquí de exportaciones Mina al- Bakr está bajo su control, y la del ministro de petróleo iraquí, Amir Rasheed, de que Bagdad produce y refina lo suficiente para autoabastecerse.
Los precios crecieron este miércoles por la divulgación de la resistencia iraquí y también por la paralización parcial de la producción de Nigeria. El crudo Brent del mar del Norte, referencia para Europa, trepó 73 centavos de dólar por barril para cotizarse a 25,54 dólares el barril.
Mientras, en el mercado estadounidense el crudo de referencia West Texas Intermediate se elevó hasta 80 centavos de dólar por barril y se vendió a 28,77 dólares la unidad. Se trata de valores entre 12 y 13 por ciento más altos que hace un año.
Los expertos estiman que los precios del crudo tienen una ”prima de guerra”, de unos ocho dólares, por sobre los precios que corresponderían a un mercado en paz.