IRAQ: Tormentas de arena en Bagdad, un acto divino

Las tormentas de arena que oscurecieron el cielo de Bagdad este martes fueron un acto divino para proteger a la población de las bombas arrojadas por las fuerzas invasoras de Estados Unidos y Gran Bretaña, según creen residentes de la capital iraquí.

”Dios envió la arena para protegernos”, comentó un carnicero del souk (mercado de alimentos) de Al Saadia.

Por la tarde, la arena comenzó a asentarse y llovió un poco. Esto también fue visto como una intervención divina. Todos en el mercado repetían lo que dijo el carnicero.

Si los comentarios fueron sinceros, y no una actuación para complacer a la custodia oficial que acompañaba al grupo de periodistas de visita en el mercado, a las fuerzas invasoras les espera una desagradable sorpresa, y no a manos de la Guardia Republicana, el cuerpo de elite del ejército iraquí.

La sorpresa procederá de la propia población bagdadí. Los clientes en el mercado me dijeron que lo último que desean ver es a Bagdad ocupada. La ciudad entera no puede estar fingiendo solo para complacer al gobierno de Saddam Hussein.
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La reacción de los presentes no fue distinta en el souq de Al Shorjah, el principal mercado para las compras cotidianas. Es allí donde los padres siguen llevando a sus hijos después de la escuela, ya que los niños no se conforman con quedarse en casa, ni siquiera tras los bombardeos.

La diferencia ahora es que muchos de los comercios están cerrados, y que bajó la venta de productos que no son de primera necesidad.

En cierto sentido, sentí más ansiedad por los soldados estadounidenses en Iraq que por los compradores indefensos. Cuesta imaginarse a los infantes de marina de Estados Unidos haciendo sus compras en estos mercado.

Tampoco resulta fácil imaginar a las familias iraquíes paseando por estos lugares sabiendo que Saddam Hussein ya no está en el gobierno y que los estadounidenses tomaron el poder para protegerlos.

”Si ellos quieren venir aquí, que lo hagan”, exclamó un hombre, mientras su esposa lo seguía unos pasos atrás con un bebé en brazos. ”Quieren apoderarse de Iraq, pero no saben qué les espera”, advirtió.

Lo que pretenden hacer los estadounidenses en Iraq parece imposible de llevar a la práctica, de atenerse a la reacción de los feriantes. ”Nadie aquí podrá venderle a los estadounidenses y a la vez venderle a otro iraquí”, aseguró un vendedor de encendedores y relojes de pulsera.

Ahora, todos los días de la semana parecen viernes, el día en que los musulmanes acuden a las mezquitas a orar. Las reuniones en los templos, tanto del rito sunita como del chiíta, son constantes y nutridas, aunque no se permite el ingreso de no musulmanes.

Aunque casi 65 por ciento de la población es chiíta, la mayoría de los gobernantes son sunitas, incluido Saddam Hussein. Sin embargo, hay pocos indicios en la ciudad de que los chíitas vayan a recibir con beneplácito a la coalición invasora.

Las diferencias entre sunitas y chiítas han sido sobreestimadas, y lo que fue subestimado es el orgullo patriótico iraquí. Nada se destaca más que el patriotismo en las calles de Bagdad.

Las bombas llovieron todo el día en torno de Bagdad. El canal de televisión satelital Al Jazeera, de Qatar, anunció más bombardeos esta noche. De alguna manera, todo lo que aparece en Al Jazeera se divulga al instante en Bagdad, aunque la mayoría de la población sólo puede ver la televisión iraquí.

Los bombardeos ya no se ven como una amenaza inmediata, más que nada debido a la precisión de los primeros ataques. Si el ánimo imperante en los mercados resume al del resto de la ciudad, la población de Bagdad está dispuesta a combatir calle por calle.

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