La llegada de la asistencia humanitaria internacional a Iraq, hoy más necesaria que nunca, se empantanará por las diferencias entre los países que apoyan la invasión de Estados Unidos y los que la rechazan.
En los próximos días lanzaremos un pedido de emergencia por más de 1.000 millones de dólares. Si los países que se oponen a la guerra se niegan a colaborar, habrá serios problemas, dijo el portavoz de la Oficina del Coordinador Humanitario de la ONU para Iraq, David Wimhurst.
Esa es la impresión predominante entre los funcionarios de las agencias del foro mundial acreditados en Iraq, a quienes se ordenó trasladarse a Ammán poco antes de la guerra iniciada el 20 de este mes y que deberán esperar en la capital jordana hasta que concluya el conflicto.
Solo los 3.400 empleados iraquíes del foro mundial permanecen en el país asediado por Estados Unidos y Gran Bretaña.
Una prolongación de la guerra y la falta de seguridad en territorio iraquí podría impedir a las agencias de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) realizar sus tareas humanitarias.
Eso sería muy malo para nuestra imagen. La ONU no ha logrado la unidad política en la crisis iraquí, y ahora también seremos vistos como un fracaso en la labor humanitaria, dijo Wimhurst.
El Consejo de Seguridad debe reactivar el suspendido programa Petróleo por Alimentos, que alivia el embargo comercial contra Iraq al permitir la venta de crudo, pero sólo admite la compra con el dinero obtenido productos de primera necesidad para la población civil.
Sesenta por ciento de la población iraquí depende de ese programa, que se convirtió en otro motivo de división de la comunidad internacional, entre otras razones porque los alimentos obtenidos por ese medio son distribuidos por el gobierno iraquí.
Estimamos que la población cuenta con comida para seis semanas. Por eso, si continúan los combates y las provisiones se agotan, habrá una gran crisis, dijo el director de la oficina en Bagdad del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef), Carel de Rooij.
La interrupción del suministro de agua es la principal amenaza sanitaria en el sur, en especial en la ciudad de Basora, de un millón de habitantes, y en un área poblada por 300.000 personas más. En Bagdad, capital de cinco millones de habitantes, también hay áreas sin agua a causa de los bombardeos.
Los sectores más débiles de la población podrían sufrir enfermedades y desnutrición por la falta de agua. El Unicef almacenó en Kuwait galletas de alto contenido proteico para distribuirlas en Iraq una vez que los trabajadores de la agencia puedan ingresar allí.
De Roiij también se manifestó preocupado por el efecto de los bombardeos en los niños y niñas iraquíes. Hemos desarrollado programas muy efectivos para atender el asunto, pero debemos implementarlos después de la guerra, dijo.
Amman, al occidente de Iraq, ya está convirtiéndose en un centro de operaciones de las organizaciones de asistencia. Funcionarios de asistencia de la ONU brindan informes a la prensa todos los días en el Hotel Intercontinental.
El ejército británico también brinda a la prensa en la capital jordana teleconferencias de prensa desde su cuartel en Doha.
La mayoría de las organizaciones no enviarán a Iraq a sus funcionarios mentras se mantenga la amenaza militar. Mientras, el Comité Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (CICR) prefiere apelar a sus filiales en los países cercanos.
La organización no gubernamental Médicos sin Fronteras, con sede en Francia, ya envió dos camiones con artículos médicos de Jordania a Bagdad esta semana. Una primera caravana enviada desde Kuwait por la Sociedad de la Media Luna Roja local fue saqueada y no llegó a sus destinatarios.
El portavoz en Ammán del CICR, Muïn Kassis, dijo que la intención del organismo es coordinar sus operaciones con las filiales nacionales y que no estaba al tanto de lo sucedido con la partida de Kuwait.
Pero el CICR tuvo un papel importante en la asistencia recibida por la población de Basora. La organización ayudó a restaurar el suministro de agua a la mitad de la población de la ciudad. En Bagdad, la organización también reparó parcialmente una central de purificación de agua alcanzada por el bombardeo.
Las fuerzas de Estados Unidos y de Gran Bretaña son responsables del bienestar de la población en las áreas bajo su control, dijo Wimhurst. Allí donde las agencias internacionales y organizaciones no gubernamentales no pueden actuar, sólo los ejércitos pueden brindar asistencia, afirmó.
Quedan en Iraq 3.400 funcionarios iraquíes de la ONU en el país asediado, y grandes depósitos de suministros. Esos trabajadores actúan cuando les es posible, dijo Wimhurst. No es fácil sentarse aquí y ser incapaz de ayudar. Eso duele, agregó.