IRAQ: Temor y dudas en soldados de EEUU

Soldados de Estados Unidos, sus familiares y algunos legisladores manifiestan desconfianza en torno de la legitimidad de una invasión a Iraq, mientras el gobierno de George W. Bush acelera los preparativos.

Las familias de algunos soldados acuden a los tribunales en un intento por detener los planes de Bush, y otras presionan a miembros del Congreso legislativo para asegurarse de que las tropas cuenten con protección adecuada ante la eventualidad de utilización de armas químicas o biológicas en la guerra.

”Si el presidente Bush quiere lanzar una invasión militar, debe primero pedir al Congreso la declaración de guerra. Nuestra Constitución lo exige”, dijo Charles Richardson, uno de los ciudadanos que presentó una demanda judicial contra Bush y contra el secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld.

La querella iniciada en un tribunal de la nororiental ciudad de Boston por varios familiares de soldados y legisladores acusa a Bush de ”actuar como el rey en una monarquía, no como el líder de una democracia en la que el poder es compartido por las ramas ejecutiva, legislativa y judicial” del gobierno.

Richardson, cuyo hijo es un infante de marina estacionado en el Golfo, cree que un ataque contra Iraq sería ”injusto e innecesario”. ”Lo peor que me podría pasar es que alguien venga a decirme que mi hijo murió luchando en una guerra innecesaria e injusta”, agregó.
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Los abogados querellantes sostuvieron que invadir Iraq sin una declaración de guerra del Congreso sería ”ilegal e inconstitucional”, pues el presidente de Estados Unidos no tiene la facultad de tomar esa decisión por sí solo.

En su carácter de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, puede decidir cómo se combate, pero no si habrá guerra, afirmaron.

La demanda fue rechazada por un tribunal de primera instancia, pero ahora la atiende un panel de tres miembros de un tribunal federal de apelaciones. A pesar del curso cada vez más beligerante de la crisis de Iraq, los abogados querellantes son optimistas.

”Nos complace que el tribunal federal de apelaciones haya reconocido que este caso merecía una revisión inmediata. Al tribunal de primera instancia le tomó apenas 24 horas rechazarlo. Confiamos en que ahora la sentencia sea favorable”, dijo a IPS el principal abogado de la demanda, John Bonifaz.

En la guerra de Vietnam (1965-1975), soldados estadounidenses y sus familiares querellaron al gobierno, pero sólo después de que comenzaron los combates.

Al margen de preocupaciones legales y constitucionales, muchas familias y algunos soldados se niegan a aceptar el argumento de que la invasión de Iraq será una ”guerra moral”, pues pondrá fin a una dictadura y permitirá el establecimiento de una democracia.

”Este es mi hijo Jessy”, dijo con lágrimas en los ojos Shirley Young, quien muestra la foto de un joven de 20 años. ”El se ofreció como voluntario para proteger a su país. Estaba preparado para hacer lo que se debe hacer. Pero ahora él me dice que el presidente Bush está equivocado”, afirmó.

La organización GI Rights Online, que brinda asesoramiento confidencial a soldados, aseguró haber recibido más de 3.500 consultas en las últimas semanas sobre la ”objeción de conciencia”, cláusula que les permitiría no participar en la guerra sobre la base de sus convicciones personales.

En la guerra del Golfo de 1991, unos 500 reclutas se ampararon en esa cláusula. El gobierno aprobó 60 por ciento de los casos, pero varios soldados fueron encarcelados por negarse a combatir, según un informe del Congreso legislativo.

Organizaciones antibélicas consideran que las Fuerzas Armadas estadounidenses utilizan propaganda engañosa para reclutar a muchos jóvenes de clase baja.

”¿Dónde más te pagarían para entrenarte con los mejores, viajar por todo el mundo, hacer amigos para toda la vida y recibir educación?”, dice un mensaje en el sitio de las Fuerzas Armadas en la red informática mundial Internet.

Por otra parte, legisladores, militares retirados, veteranos de la guerra del Golfo y activistas formulan cuestionamientos sobre la seguridad de cientos de miles de soldados que ya están, o pronto estarán, en el Golfo.

Ocho legisladores advirtieron a Rumsfeld el martes que les preocupa el posible uso de armas químicas y biológicas contra soldados estadounidenses en una guerra contra Iraq. ”Nuestro personal militar no tiene entrenamiento adecuado para responder a un ataque químico o biológico”, afirmaron.

No se sabe el destino que corrieron más de un tercio de los 778.000 uniformes de protección defectuosos que el Departamento de Defensa ordenó eliminar de su inventario en mayo de 2000, señalaron los legisladores en su carta al secretario.

Además, recordaron, la Agencia de Logística de Defensa confirmó que se entregaron a las Fuerzas Armadas 80.000 máscaras antigases con ”filtros equivocados”, y 19.000 de ellas permanecen en circulación.

”Ninguna familia querrá saber que alguno de sus miembros murió porque recibió una máscara con el filtro equivocado”, dijeron los legisladores, y agregaron que ”más de 10 años después del fin de la guerra del Golfo, todavía no se sabe por qué tantos veteranos padecen problemas de salud”.

Se estima que más de 100.000 soldados que participaron de esa guerra sufrieron diversas enfermedades por la exposición a productos farmacéuticos, tóxicos y humo de los incendios de pozos petrolíferos. Los legisladores expresaron su temor a que vuelva a ocurrir algo similar.

En Gran Bretaña, aliado de Estados Unidos en la campaña contra Iraq, los propios militares parecen inquietos por una guerra que carece de objetivos claros y de justificación moral.

”Hay una inquietud general, no sólo por las resoluciones de la ONU, sino por la dimensión ética” del conflicto, declaró una fuente cercana al Ministerio de Defensa británico al periódico The Guardian.

Los militares creen que ”para atacar primero debe haber algún tipo de agresión”, agregó la fuente.

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