IRAQ: Rusia sopesa costo del veto

Rusia espera no tener que utilizar su poder de veto cuando el Consejo de Seguridad de la ONU someta a votación una nueva resolución sobre Iraq, pues no quiere enturbiar sus relaciones con Estados Unidos.

El gobierno ruso ”espera poder evitar el uso de su facultad de veto” como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), declaró esta semana el vicecanciller ruso Georgy Mamedov en una visita a Tokio.

El silencio del presidente Vladimir Putin sobre Iraq en las últimas semanas es muy significativo. El Kremlin, sede del gobierno ruso, está evaluando qué es mejor, si evitar una guerra o arriesgar sus relaciones con Washington.

El presidente estadounidense George W. Bush discutió la crisis iraquí con Putin en una conversación telefónica el miércoles. Portavoces del Kremlin señalaron que los jefes de Estado ”mantuvieron un diálogo sobre la crisis en Iraq”, pero no dieron más detalles.

El canciller Igor Ivanov había advertido el lunes que Moscú usaría su poder de veto para bloquear una nueva resolución propuesta por Gran Bretaña, y respaldada por Estados Unidos y España, que daba plazo a Bagdad hasta el 17 de este mes para probar que ha destruido sus armas químicas y biológicas.

Pero funcionarios de Washington advirtieron que un veto ruso amenazaría el futuro de la cooperación con Moscú, las inversiones estadounidenses en energía rusa, los programas conjuntos de lucha contra el terrorismo, de seguridad y de investigación espacial.

El embajador estadounidense en Rusia, Alexander Vershbow, dijo al influyente periódico Izvestia el miércoles que un veto podría dañar las relaciones bilaterales.

”Hay una gran diferencia entre que Rusia decida usar su veto o decida abstenerse. Rusia debe evaluar las consecuencias”, advirtió el diplomático.

Pero al Kremlin no le gustó la advertencia. Vincular la postura rusa sobre Iraq con las relaciones con Estados Unidos es ”inaceptable y contraproducente”, afirmó Ivanov un día después de las declaraciones de Vershbow, aunque subrayó que Rusia ”no está interesada en ningún conflicto con Estados Unidos”.

En un intento de acercamiento con Rusia, el Senado de Estados Unidos ratificó el Tratado de Moscú para la reducción de armas nucleares.

Putin respondió enviando un proyecto a la Duma (cámara baja del parlamento) para también ratificar el tratado, y la Comisión de Defensa recomendó la ratificación el mismo día. El parlamento en pleno debe expedirse entre el 19 y el 21 de este mes.

El vicepresidente de la Duma, Vladimir Lukin, dijo el miércoles a periodistas que la crisis iraquí representa un ”asunto menor” en las relaciones con Estados Unidos, y señaló que ambas partes deben ”actuar con moderación para evitar el daño que pueden dejar los desacuerdos”.

El Kremlin quiere hacer frente al poder militar estadounidense a través de una alianza con Alemania y Francia en contra de la guerra en Iraq, pero también duda de que esto sea efectivo.

”Este nuevo triángulo es una ilusión. Ubicar a Rusia en una postura aislada nos va a costar mucho”, advirtió el miércoles Gruigory Yavlinsku, del liberal partido Yabloko.

No hay mucha presión interna para que el gobierno ruso rechace los planes bélicos estadounidenses, pero Moscú teme que la guerra en Iraq provoque una radicalización de los grupos islámicos rusos e inicie una ola de atentados terroristas.

En Rusia hay unos 20 millones de musulmanes, en una población total de 144 millones de habitantes.

Los islámicos ”apoyan los esfuerzos del presidente y del canciller rusos para evitar la guerra”, dijo el miércoles a periodistas en Moscú el clérigo musulmán Ravil Gainutdin.

Moscú en más de una ocasión propuso dar más tiempo a los inspectores de desarme de la ONU y destacó la cooperación del régimen de Saddam Hussein con los expertos internacionales.

También advirtió a Washington que un ataque unilateral contra Iraq constituiría una violación a la Carta de la ONU y dejaría a Estados Unidos fuera de la ley internacional.

Una invasión a Iraq sería un ”error histórico irrevocable de parte del presidente Bush”, y ”dividiría al mundo en culturas y religiones”, advirtió el ex primer ministro Yevgeny Primakov.

Muchos intereses de Moscú se verían perjudicados con una guerra, pues Rusia es el principal socio comercial de Iraq.

Además, Bagdad le debe a Moscú 7.000 millones de dólares y hay muchas compañías petroleras rusas con fuerte presencia en el territorio iraquí.

Pero a Rusia también le sirve prolongar la tensión en Iraq, dado que los altos precios del petróleo en los últimos años han sido los principales impulsores de su recuperación económica.

La crisis de Iraq aumentó en 20 por ciento este año los precios del barril de 159 litros de crudo, que este viernes se cotizaba en un promedio de 32,4 dólares.

Los precios podrían caer si termina la tensión, y ello sacudiría el presupuesto ruso, justo en momentos en que Putin se prepara para las elecciones presidenciales del próximo año. (

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