La aparición del presidente iraquí Saddam Hussein en la televisión generaba abucheos de opositores a su gobierno hasta hace un par de semanas, pero ya no.
Todo daño producido a Iraq unirá a su pueblo, advirtió Alí Jafar, director del periódico opositor iraquí La Otra Dirección, publicado en Damasco, la capital de Siria.
Ahora todos los iraquíes luchan contra el nuevo colonialismo. Las tropas de Estados Unidos y Gran Bretaña son consideradas ocupadoras, dijo.
Jafar habló con IPS en un café de las afueras de Damasco, donde un grupo de iraquíes chiítas rezó por Saddam Hussein y porque Estados Unidos y sus aliados invasores reciban una lección.
Sean chiítas o sunitas, los iraquíes no olvidan la imagen de la bandera estadounidense izada en la meridional ciudad portuaria iraquí de Um Qasar, luego de que las fuerzas invasoras tomaran el puerto el día 21.
Aunque poco después la bandera fue arriada por orden de Washington, estuvo enarbolada lo suficiente para que la filmaran y exhibieran reiteradas veces por la televisión de Iraq y otros países árabes.
Cerca de 65 por ciento de los iraquíes pertenecen al grupo musulmán chiíta, pero la política está dominada por la minoría sunita. Un levantamiento chiíta en el sur fue brutalmente reprimido luego de la guerra del Golfo, en 1991.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, creía que sus soldados serían recibidos con los brazos abiertos por la mayoría de los iraquíes, en particular los chiítas, que el ejército iraquí se autodestruiría y que Saddam Hussein sería capturado en cuestión de días.
Pero no contaba con la dignidad de los árabes, dijo Mousbeh Jaber, de 31 años, quien llegó a Siria hace dos semanas para visitar santuarios chiítas en la fiesta del Ashoura.
El ánimo ha cambiado. Esta guerra no tiene nada que ver con el régimen, declaró.
Estados Unidos dice que está contra el presidente (iraquí) y no contra el pueblo, pero por lo que veo, sí está contra el pueblo, añadió Jaber mirando por televisión cómo los misiles estadounidenses destruían edificios residenciales.
Un iraquí cuyo hijo murió en la revuelta chiíta afirmó que Saddam Hussein es un dictador, pero Bush también.
Los iraquíes estamos siendo castigados por no recibir a los invasores con dulces y flores, pero sabemos que el motivo de ellos es el petróleo y la dominación, no la democracia ni la libertad, dijo.
Según Bagdad, unos 4.000 musulmanes se trasladaron desde Siria y otros países árabes a Iraq dispuestos a inmolarse en atentados contra las fuerzas invasoras, y la prolongación de la presencia de éstas podría atraer más militantes.
El sábado, un ataque suicida con bomba mató a cuatro soldados estadounidenses cerca de la localidad chiíta de Najaf, al sur de Bagdad. El suicida era un chiíta.
Mientras, el dirigente de un nuevo grupo de opositores iraquíes en el exilio, Adnan Pachachi, rechazó el sábado una administración militar estadounidense en Iraq una vez que termine la guerra y pidió la instauración de una autoridad transitoria apoyada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), informó la agencia de noticias France Press.
Una administración militar estadounidense en Irak (luego de la guerra) es totalmente inaceptable, declaró Adnan Pachachi durante la apertura en Londres de una reunión que agrupa a cerca de 300 iraquíes en el exilio venidos del mundo entero.
Queremos la ayuda de la ONU durante este período de administración provisoria en Iraq, declaró Pachachi, de 80 años, antiguo ministro de Relaciones Exteriores y ex embajador ante la ONU, antes de la llegada del partido Baas al poder en 1968.
Entre tanto, una nueva solidaridad está surgiendo entre el pueblo sirio y el iraquí, más allá de divisiones nacionales o religiosas.
Grupos de voluntarios establecieron un campamento de refugiados para iraquíes que escapan de la guerra, aunque el movimiento de personas se ha dado principalmente en el otro sentido.
Trabajadores de la Media Luna Roja siria armaron un campamento en Al-Tanf, un desolado puesto fronterizo con Iraq. Pero las 200 carpas erigidas hasta ahora están vacías.
La mayoría de los que pasan por aquí son iraquíes que vuelven a su país, declaró Sami Ibrahim, jefe de aduanas, al frente de un aburrido grupo de funcionarios que pasan su tiempo caminando por los alrededores y fumando.
Son más los iraquíes que regresan. Muy pocos vienen desde Iraq, afirmó Munir al-Ali, director de relaciones públicas y medios extranjeros del Ministerio de Información.
Ellos quieren defender sus hogares, su país, agregó. (