Las protestas de este jueves en países árabes contra el comienzo del ataque de Estados Unidos a Iraq fueron moderadas. La participación en ellas se midió en cientos de personas.
Las manifestaciones parecieron amortiguadas porque los primeros bombardeos estadounidenses no tuvieron la devastadora intensidad que se esperaba, pero la policía intervino para disolver manifestaciones en Egipto, donde el presidente Hosni Mubarak sostuvo que el gobierno de Iraq es culpable de la actual crisis.
Pero el ex canciller egipcio Amr Mussa, ahora secretario general de la Liga Arabe, condenó los ataques y sostuvo que la opción militar conducirá a graves repercusiones, en la región y quizá más allá.
Estoy triste y enojado por esta agresión, aseguró.
Mussa pidió al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas que adopte las medidas necesarias para detener esta destructiva guerra, aunque haya sido marginado cuando se tomó la decisión de atacar a Iraq.
Manifestantes sirios pidieron cerrar la embajada de Estados Unidos en su país.
En Jordania, la policía también empleó la fuerza para dispersar a manifestantes, y hubo reacciones airadas ante informes periodísticos de que uno de los misiles estadounidenses disparados contra los alrededores de Bagdad causó la muerte de un taxista jordano.
Unos 250 abogados jordanos se manifestaron contra la guerra en las calles de Amman, en cumplimiento de una decisión de su asociación profesional.
Las autoridades jordanas instalaron un campamento para posibles refugiados iraquíes, que aún no tiene ocupantes.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados instó a todos los países de la región a mantener sus fronteras abiertas para refugiados iraquíes, pero según informes periodísticos, Siria cerró las suyas a las personas procedentes de Iraq que se desplacen en grandes grupos y con equipaje.
Jordania e Irán son los únicos países vecinos de Iraq que instalaron campamentos para refugiados en zonas fronterizas.
Teherán, que ha mantenido relaciones conflictivas con Bagdad en las últimas décadas, incluyendo ocho años de guerra en la década de los 80, declaró que el ataque de este jueves era ilegítimo e injustificable.
El continuo desprecio de la sabiduría popular por parte de Estados Unidos arruinará por completo valiosos logros de gobiernos y naciones en el último medio siglo, que consolidaron la cooperación para la paz, afirmó el canciller iraní Kamal Jarrazi.
Según Teherán, la guerra aumentará la inestabilidad en todo Medio Oriente.
La población de los territorios palestinos reaccionó con irritación ante el comienzo de los bombardeos. En Gaza, escolares quemaron una bandera estadounidense, y en la meridional ciudad cisjordana de Belén hubo manifestaciones callejeras contra Washington.
El ministro y jefe de negociadores de la Autoridad Nacional Palestina, Saeb Erakat, pidió a la comunidad internacional que contenga al primer ministro israelí Ariel Sharon, quien podría aprovechar la atención internacional sobre la guerra en Iraq para adoptar nuevas medidas contra el pueblo palestino.
El canciller de Israel, Silvan Shalom, dijo que su país apoya el ataque contra Iraq, pero no participa en la guerra, y espera permanecer al margen de ella.
El gobierno israelí pidió a los ciudadanos que lleven siempre consigo las máscaras antigás que les ha entregado en forma gratuita, pero la mayor parte de la población no ha hecho caso.
Israel expresó cierto grado de satisfacción por el aumento del patrullaje del ejército de Líbano en la frontera entre ambos países.
Desde la retirada israelí de la región meridional libanesa, en 2000, Beirut se había negado a desplegar a sus Fuerzas Armadas en esa zona fronteriza, desde la cual el partido Hizbolá aún lanza ataques contra Israel.
Pero ahora se afirma que Líbano y Siria han decidido evitar que esos ataques se produzcan durante la guerra en Iraq, para no dar pretextos a Sharon.
Cientos de libaneses se han ofrecido como voluntarios para pelear por el presidente iraquí Saddam Hussein, pero en Líbano no hubo grandes manifestaciones contra la guerra. (