Tropas de Turquía invaden el norte de Iraq, pese a la oposición de Estados Unidos, y transforman esa conflictiva zona habitada por kurdos en un barril de pólvora.
En el trasfondo de esa invasión está la oposición de Ankara a que los kurdos de Iraq traten de formar un Estado propio tras el fin del régimen del presidente iraquí Saddam Hussein, y se apoderen de los ricos yacimientos petroleros de Kirkuk y Mosul, ubicados en la región que habitan.
Turquía teme que el establecimiento de un fuerte Estado kurdo tras la guerra estimule el movimiento de secesión de la minoría kurda turca.
Ankara, integrante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, era el apoyo con que más contaba Washington al planear el ataque contra Iraq que lidera, pero se vuelve un aliado problemático, y la proclamada ”sociedad estratégica” entre ambos países está en tela de juicio.
Fuentes militares estadounidenses y turcas confirmaron que más de un millar de soldados de Turquía ingresaron al norte de Iraq, donde se unieron a unos 7.000 más que estaban allí mucho antes de que comenzara el actual conflicto, con la intención declarada de atacar bases de guerrillas kurdas turcas.
La incursión turca, a la cual se opone la población kurda iraquí, fue autorizada el viernes por el parlamento junto con el uso del espacio aéreo del país para que la alianza encabezada por Estados Unidos ataque a Iraq.
Los legisladores habían rechazado antes una moción para autorizar a unos 60.000 soldados estadounidenses a abrir desde Turquía un ”frente septentrional” en ese ataque, y eso obligó a Washington a cambiar sus planes militares.
Están en crisis las relaciones entre Ankara y Washington, tradicionalmente cordiales y especialmente estrechas tras reiteradas negativas de la Unión Europea al rápido ingreso de Turquía a ese bloque.
Tras la autorización del uso del espacio aéreo, el gobierno ha demorado la implementación de esa decisión parlamentaria, y eso detuvo el previsto despegue de aviones estadounidenses y británicos de una base en territorio turco.
Eso se debe a que Ankara presiona a Washington para que acepte en forma expresa una incursión turca en Iraq, pero eso no ha ocurrido.
El secretario de Estado (ministro de Relaciones Exteriores) de Estados Unidos, Colin Powell, aseguró que el uso del espacio aéreo turco y esa incursión son cuestiones independientes entre sí, e insistió en que no es necesaria la presencia de más tropas de Turquía en el norte de Iraq.
Ankara arguye que desea controlar el flujo de refugiados de Iraq a Turquía, mantener a raya a los guerrilleros kurdos turcos, y proteger a la minoría turca que reside en el norte de Iraq, pero también emitió el claro mensaje de que quiere participar con fuerza en decisiones políticas posteriores al fin del régimen del presidente iraquí Saddam Hussein.
Pero los kurdos iraquíes, que cooperan con Washington, alegaron que cualquier eventual oleada de refugiados puede ser manejada sin que intervengan tropas turcas, y advirtieron que pueden haber enfrentamientos armados si Turquía aumenta su presencia militar en la región.
En la actualidad, muchos turcos expresan grave preocupación por el futuro de los vínculos del país con Estados Unidos.
El viceprimer ministro Mehmet Ali Sahin trató de restar importancia a la crisis, al argüir que es natural que dos aliados no vean todo del mismo modo, y que las actuales discrepancias pueden ser resueltas en el momento adecuado.
”Turquía disparó contra su propio pie. Nos hemos convertido en el villano de la historia (para Estados Unidos)”, afirmó el comentarista político local Mehmet Ali Birant, quien pronosticó que las tropas enviadas al norte de Iraq ”tendrán sus manos atadas con tanta fuerza que les costará incluso respirar”.
”Estados Unidos cree haber sido engañado por los turcos”, y tras años de mentiras sobre la sociedad estratégica, ”se ha vuelto obvio el hecho de que no eran ciertas”, sostuvo.
Birant expresó su esperanza de que Washington no ”anule por un solo incidente” su alianza con Ankara, pero previó que Turquía ”será retirada en forma gradual de la lista de los países a los cuales (Estados Unidos) considera prioritario ayudar”, y ya no recibirá el apoyo que necesita para evitar la inestabilidad.
”Es muy probable que gran parte de las actuales bases (estadounidenses) en Turquía sean trasladadas a Iraq en el futuro cercano, y que la importancia estratégica del país disminuya”, afirmó.
La decisión bélica unilateral del gobierno turco ya lo hizo perder un paquete de asistencia económica estadounidense que le había costado mucho lograr, consistente en préstamos de 20.000 millones de dólares y donaciones de más de 6.000 millones, muy necesarios para que el país supere su actual crisis económica.
También es probable que la crisis congele la implementación de un acuerdo que acababa de anunciarse para acciones coordinadas entre los gobiernos de Turquía y Estados Unidos, los kurdos iraquíes y la minoría turca residente en el norte de Iraq.