La sugerencia de Estados Unidos de que el cambio de régimen en Iraq será un paso hacia la democracia y la reducción del terrorismo en Medio Oriente no convence a la mayoría de los árabes.
Tanto como 83,4 por ciento de los árabes creen que una guerra contra Iraq sólo promoverá el terrorismo, reveló una encuesta realizada por Shibley Telhami, titular de la Cátedra Anwar Sadat para la Paz y el Desarrollo, de la Universidad de Maryland.
El sondeo se realizó del 19 de febrero al 11 de marzo e incluyó 2.620 entrevistas en Egipto, Jordania, Líbano, Marruecos y Arabia Saudita, a pedido de Zogby International, una empresa de estudios de opinión pública con sede en Nueva York y Washington.
Mientras, 70,6 de los encuestados creen que la guerra en Iraq traerá menos democracia al mundo árabe, en lugar de promover los valores e ideales democráticos, como proclama el presidente estadounidense George W. Bush.
La mayoría señaló que su opinión desfavorable sobre Estados Unidos se basa en las políticas de Washington, y no en los valores estadounidenses.
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El sentimiento antiestadounidense está en visible aumento. Cientos de miles de manifestantes salen cada día a las calles de ciudades árabes para protestar por los planes de Estados Unidos de atacar a Iraq.
Hasta ahora, la mayoría de las manifestaciones fueron pacíficas y no estuvieron dirigidas contra gobiernos árabes.
En las protestas, casi no se registran expresiones de apoyo hacia el presidente iraquí Saddam Hussein, alguna vez considerado el defensor del pueblo palestino.
La mayoría de los líderes árabes quisieran que el mandatario iraquí abandonara el poder, pero muestran recelo hacia la misión proclamada por Bush de llevar la democracia al mundo árabe, empezando por Iraq.
En Siria, muchos temen seguir a Iraq en la línea de fuego de Washington, por ser una nación árabe.
No niego que tengamos miedo a la guerra en Iraq. En el gobierno sirio existe la opinión de que este país podría ser el siguiente, señaló Haitham al-Killani, columnista político y ex embajador de Siria ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Estos temores no son infundados, a juzgar por declaraciones de Richard Perle, presidente de la Junta de Política de Defensa del Pentágono (Departamento de Defensa de Estados Unidos).
El presidente sirio Bashar al Assad deberá hacer mucho, no sólo en materia de reformas, sino también de cierre de oficinas de organizaciones terroristas y devolución de Líbano a los libaneses, dijo Perle, que también integra el influyente grupo de planificación estratégica American Enterprise Institute.
Siria, actualmente miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, se encuentra en la lista de países que según el Departamento de Estado de Estados Unidos patrocinan el terrorismo, porque apoya al grupo extremista islámico libanés Hizbolá.
Asimismo, Siria ofrece refugio a líderes políticos de las organizaciones radicales palestinas Hamas y Jihad Islámica, así como a otros grupos laicos que luchan contra Israel.
Muchos sirios consideran que la inminente intervención de Estados Unidos en Medio Oriente será una continuación del imperialismo de Gran Bretaña y Francia, que se dividieron el mundo árabe luego del colapso del Imperio Otomano, tras la primera guerra mundial.
Las líneas dibujadas por Gran Bretaña y Francia marcaron a la región desde entonces.
Pocos gobiernos tienen más que perder de un gobierno iraquí proestadounidense que el sirio. Siria se encontrará rodeada de países hostiles o indiferentes: Israel y Jordania al sur, Turquía al norte, e Iraq al este, señaló el analista Nicola Nassif.
Otros observadores sirios creen que un objetivo oculto de Washington es fortalecer a Israel.
Lo cierto es que Estados Unidos enfrenta cada vez más hostilidad en el mundo árabe.
Los estadounidenses deberían saber que la sangre no es gratuita, advirtió Mohammed Arafa, un maestro de escuela.
Los iraquíes y los árabes se vengarán, sin importar cuánto tiempo les lleve. Nuestra historia es larga, y sabemos que habrá otras guerras, agregó.