Estados Unidos hace valer más que Francia su influencia sobre los tres países africanos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, pese a que el canciller francés Dominique de Villepin puso todo su peso personal en juego para que rechazaran el aval a una guerra contra Iraq.
De Villepin viajó a Angola, Camerún y Guinea para intentar que los tres gobiernos nieguen su respaldo a una resolución que habilite el ataque a Iraq, y que discute el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Pero el poder de Francia en Africa, donde fue una de las principales potencias coloniales, es hoy relativo.
Washington ha forjado en los últimos años vínculos políticos y económicos más fuertes con esos países, que difícilmente estén dispuestos a arriesgar esa relación con un voto de rechazo a los planes bélicos del presidente George W. Bush.
De Villepin utilizó en la gira que terminó el lunes toda su experiencia y sus contactos en Africa para persuadir a esas naciones.
El canciller francés comenzó su carrera diplomática en los años 80 como director de de Asuntos Africanos del Ministerio de Relaciones Exteriores, y se destacaron en los últimos meses sus gestiones para resolver el conflicto en Costa de Marfil.
De Villepin tiene mucho más experiencia en la diplomacia con ese continente que el secretario de Estado adjunto para Asuntos Africanos de Estados Unidos, Walter Kansteiner, y que la enviada diplomática de Gran Bretaña, la baronesa Valerie Amos, que también negocian el apoyo de esos países.
El Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) discute esta semana una propuesta de Estados Unidos, Gran Bretaña y España que le da plazo a Iraq hasta el día 17 para demostrar que ha destruido sus armas de destrucción masiva. De lo contrario, deberá afrontar una ofensiva militar.
Francia, país con poder de veto en el Consejo y que se opone al uso de la fuerza, ha tratado de convencer a Camerún y Guinea, dos ex colonias suyas, y a Angola, ex colonia portuguesa con la que tiene fuertes lazos. Pero no parece haberse asegurado sus votos contra la guerra.
Angola y Camerún claramente demostraron su deseo de mantener unido al Consejo de Seguridad de la ONU y de preservar la paz, dijo De Villepin luego de la gira.
Mientras, el canciller angoleño Joao Bernardo de Miranda afirmó que la invasión a Iraq era inevitable.
De Villepin no pudo reunirse con el presidente de Guinea, Lansana Conte, y debió dialogar con el primer ministro Lamine Sidime.
El gobierno de Conte es claramente menos hostil hacia Francia que el del ex presidente Ahmed Sekou Touré, quien llevó adelante una política exterior fuera de la órbita francesa desde la independencia en 1958 y hasta su muerte en 1984.
No obstante, Guinea sigue fuera de la égida diplomática de París y simpatiza más con Washington.
Estados Unidos siempre ayudó a Sekou Touré para evitar que Guinea se alineara con la Unión Soviética, y en los últimos años los vínculos entre Conakry y Washington se han fortalecido sobre todo gracias a la común antipatía con el presidente de Liberia, Charles Taylor.
Como parte de un programa de asistencia militar, Washington provee entrenamiento al ejército guineano y colabora con Conte para prevenir ataques fronterizos del insurgente Frente Unido Revolucionario de Sierra Leona y de las tropas de Liberia.
Estados Unidos nunca hizo caso a las constantes acusaciones de Taylor de que el gobierno de Guinea promueve la inestabilidad en Liberia apoyando al insurgente movimiento Liberianos Unidos por la Reconciliación y la Democracia.
Francia sigue siendo el principal socio comercial y la mayor fuente de inversiones de Camerún, pero este país africano también tiene una importante relación económica con Estados Unidos.
Las importaciones estadounidense desde Camerún aumentaron de 77 a 155 millones de dólares entre 1999 y 2000. Mientras, las inversiones estadounidenses en ese país africano aumentaron de 180 a más de 240 millones de dólares en el mismo periodo, según datos de Washington.
Además, hay una participación cada vez mayor de Estados Unidos en la industria petrolera camerunense.
Camerún es un activo participante en la ONU, y ha demostrado estar comprometido a defender la paz mundial, el respeto de la ley, la protección ambienal y el desarrollo, destacó la Oficina de Asuntos Africanos del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos en su informe de mayo de 2002.
Pero el mismo informe lamentó las limitaciones al pluralismo político impuestas por el gobierno del presidente Paul Biya. El desempeño del gobierno camerunés en materia de derechos humanos ha mejorado en los últimos años, pero sigue siendo insuficiente, indicó.
En el caso de Angola, tanto Francia como Estados Unidos tienen fuertes vínculos comerciales.
La empresa energética francesa TotalFinaELF tiene una muy importante participación en la industria petrolera angoleña, pero Estados Unidos sigue siendo por lejos el mayor socio de Angola en ese sector, con la empresa Chevron Texaco como principal operador.
Estados Unidos compra por lo menos la mitad de la producción diaria de petróleo de Angola, de más de 800.000 barriles de 159 litros.
Estados Unidos se esfuerza para mejorar las relaciones con Angola desde que en 1993 reconoció formalmente a ese país como un Estado independiente, 16 años después de su independencia.
Washington respaldó por muchos años a la insurgente Unión para la Independencia Total de Angola, liderada por Jonas Savimbi, que luchaba contra el izquierdista Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA).
El presidente angoleño José Eduardo dos Santos, del MPLA, ahora intenta avanzar en sus relaciones con Bush, y es poco probable que las antiguas discrepancias influyan en su postura esta semana sobre Iraq. (