IRAQ-EEUU: El costo de la guerra

Legisladores y contribuyentes de Estados Unidos están preocupados por el costo de la guerra y la posguerra en Iraq, pero el gobierno de George W. Bush se niega a darles una estimación clara de los fondos necesarios.

Mientras se profundiza en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la división entre Estados Unidos y otras potencias sobre una resolución que autorice la invasión de Iraq, legisladores estadounidenses temen que Washington termine financiando casi toda la reconstrucción de ese país del Golfo.

Francia, Rusia y China, miembros permanentes del Consejo, con poder de veto, advirtieron que no aceptarán ninguna resolución que represente una autorización automática del ataque como pretenden Estados Unidos y Gran Bretaña, los otros dos miembros permanentes.

Un funcionario del Senado expresó preocupación porque esa división aleje toda posibilidad de ayuda financiera extranjera para la reconstrucción iraquí, en especial de Francia y Alemania (miembro rotativo del Consejo), a las que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se refirió despectivamente como ”la vieja Europa”.

”Cada vez que Rumsfeld abre la boca, temo que repita algo estúpido sobre la 'vieja Europa' y entonces (el presidente francés, Jacques) Chirac o (el comisario de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Christopher) Patten digan 'Muy bien, cuando los estadounidenses precisen ayuda para la reconstrucción, podrán pedírsela a países de la 'nueva Europa', como Rumania y Letonia'”, dijo el funcionario.
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La preocupación de congresistas del gobierno y la oposición se convirtió en frustración el martes, cuando el Pentágono (Departamento de Defensa) canceló a último minuto la prevista aparición del general Jay Garner ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.

Garner fue designado para encabezar la Oficina de Reconstrucción y Asistencia Humanitaria, que de hecho gobernará Iraq luego de la guerra.

”Todos presionamos al gobierno para que nos diera alguna idea” de los costos potenciales de la guerra y la posguerra, ”pero no obtuvimos respuestas”, se quejó el senador republicano Chuck Hagel cuando Garner no apareció.

”El gobierno decidió que no haya testigos hoy. El presidente también fue interrogado sobre este asunto en su conferencia de prensa la otra noche, y no dio respuestas”, agregó.

Bush advirtió varias veces que invadirá Iraq con o sin el apoyo de la ONU, y tiene desplegados en el Golfo 225.000 soldados a la espera de su orden de ataque.

Sin embargo, analistas descartaron la idea de que Washington pueda afrontar por sí solo los costos de la ocupación y la reconstrucción, o incluso con la ayuda de Gran Bretaña, España y otros miembros de una ”coalición de los dispuestos”, como la llamó Bush.

”Estados Unidos puede ganar la guerra contra Iraq solo o a la cabeza de una pequeña coalición, pero para ganar la paz precisa un respaldo mucho mayor”, escribió James Dobbins, miembro de un grupo de tareas convocado por el influyente Consejo de Relaciones Exteriores, un gabinete de estrategia de Washington.

Dobbins escribió sus comentarios en una nota suplementaria al informe de 58 páginas del grupo de tareas, titulado ”Iraq: El día después”.

Según este informe, el mantenimiento de la paz y la recuperación de Iraq, que tiene 22 millones de habitantes, podría costarle a los contribuyentes de Estados Unidos 20.000 millones de dólares al año.

”El precio del mantenimiento del orden y la unidad de Iraq, la reconstrucción de su economía y la reforma de su sociedad va más allá de lo que el contribuyente estadounidense está dispuesto a pagar”, escribió Dobbins, que fue enviado especial de Washington a Somalia, Haití, Bosnia, Kosovo y Afganistán.

Estados Unidos deberá desplegar al menos 75.000 hombres para estabilizar Iraq a un costo estimado de 17.000 millones de dólares al año, más que todo el presupuesto anual de ayuda al exterior, señaló el grupo de tareas, encabezado por el ex secretario de Defensa James Schlesinger y el ex embajador ante la ONU, Thomas Pickering.

Sin embargo, esa es una cifra mínima, dado que el mantenimiento de la paz podría requerir hasta 200.000 soldados, estimó el ex jefe del ejército estadounidense, Eric Shinseki.

La estimación de Shinseki, considerada ”disparatada” por el subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz, fue tomada mucho más en serio en el Congreso legislativo.

Los congresistas ya estaban preocupados por el creciente déficit del presupuesto federal, que alcanzaría los 300.000 millones de dólares este año, y las demandas cada vez mayores del presupuesto militar debido a la ”guerra contra el terrorismo” lanzada por Bush luego de los atentados del 11 de septiembre.

El déficit de 300.000 millones de dólares no incluye ninguno de los gastos del despliegue de fuerzas en el Golfo, y mucho menos los costos de la guerra.

La Oficina de Presupuesto del Congreso estimó la semana pasada que sólo el envío de tropas y equipos al Golfo y su retorno costarán casi 25.000 millones de dólares, y que un mes de combates insumiría al menos 10.000 millones más.

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