La población de la capital de Iraq percibe los bombardeos de Estados Unidos y Gran Bretaña por la conmoción, el olor a quemado, las columnas de humo que se elevan sobre la ciudad. Y, desde los sótanos, también por televisión.
El Hotel Palestina, donde están alojados la mayoría de los periodistas extranjeros en Bagdad, tiene una visión bastante panorámica de la rivera occidental del río Tigris, donde se encuentran el grueso de las oficinas del gobierno y de los palacios del presidente Saddam Hussein.
En esa zona de Bagdad se concentró el bombardeo lanzado la semana pasada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia en la campaña de bombardeos sobre la ciudad denominada choque e intimidación.
Pero el hotel está en la rivera oriental, la zona popular de la capital. La vida aquí transcurre, desde que comenzaron los bombardeos, como en cualquier hotel del mundo: se sirve el desayuno, se brindan los servicios habituales, se ofrece comida.
También continúa abierto el comercio de la vereda de enfrente, a donde acuden los pasajeros del Palestina que prefieren los sabores típicos de Bagdad a la cocina de hotel. Además, los platillos son mucho más baratos allí.
La rivera oriental del Tigris no volvió a ser bombardeada después de la destrucción del Palacio Sajida, una de las residencias de Saddam Hussein, cuyas cúpulas aplastadas ya se han convertido en un paisaje urbano familiar.
Los periodistas solemos descender al sótano del Hotel Palestina cuando la televisión advierte que habrá bombardeos. Es el único modo en que podemos enterarnos.
También podemos ver el humo y sentir el olor del fuego. Algunos dicen que el régimen iraquí incendió los pozos petroleros, otros, que los bombardeos desataron las llamas. Ahora podemos hablar de esas cosas sin mucho miedo.
En los mercados hay fruta y verdura fresca. La mayoría de los negocios en los bazares están cerrados, a excepción de algunos restaurantes y comercios de comida. Parece un día feriado. Los soldados caminan por las calles en grupos de dos o tres. Pero en Bagdad eso es una señal de normalidad.
Algunos andan en automóvil, y se ven muchos más vehículos de lo usual en la rivera oriental del Tigris. Todos quieren ver cómo quedaron los palacios de Saddam Hussein. Miran los gigantescos agujeros en las cúpulas, los edificios destruidos del gobernante partido Baath, y regresan.
Bagdad espera la segura batalla por la posesión de la ciudad. Eso es lo que en verdad aterroriza a la población y ese temor es lo que está detrás de lo que se percibe como un atisbo de vida normal en las calles. Los bombardeos dejaron de verse como una amenaza hace dos noches.
Pero muchos se informaron sobre el resultado de los ataques en sus propia ciudad a través del canal Al Jazeera, que también ha informado sobre la resistencia que ofrecen las fuerzas armadas iraquíes ante la invasión británico-estadounidense.
Dormimos en la madrugada del sábado al domingo, un regalo estadounidense bienvenido tras el violento bombardeo de la jornada anterior. Las casas y los hoteles de Bagdad se sintieron seguros.
El inevitable tema de conversación es Saddam Hussein. ¿Dónde está? Todos en Bagdad tratan de hallar la respuesta en el canal de televisión satelital de noticias en árabe Al Jazeera, de Qatar. Luego de tres días de combate, no hay señales del presidente. ¿Habrá terminado aplastado debajo de su palacio?
Sería la mejor manera de terminar con todo esto. ¿Qué logramos con el régimen de Saddam Hussein. Se acabaron nuestros negocios. Ningún turista viene aquí. El futuro de nuestros niños se ha arruinado, dice un iraquí que nos lleva en su viejo automóvil Toyota por los mercados de Bagdad.
Pero en medio del paseo, la sonrisa de nuestro chofer se agranda cuando dice: Los estadounidenses no ganarán tan fácil. Los soldados iraquíes les darán pelea en todas partes.
Los iraquíes en el hotel conversan en el restaurante mientras miran Al Jazeera, y todos – – simpaticen o no con Saddam Hussein – – no ocultan su alegría cuando reciben información sobre la resistencia iraquí. Están orgullosos de esos soldados que le hacen frente a los ejércitos más poderosos del mundo.
Bagdad verá su propio destino también a través de Al Jazeera. Si para ese entonces hay electricidad en la capital iraquí. (