El tráfico ilegal de personas y la explotación sexual se han convertido en un negocio en alza en la Unión Europea (UE), donde al menos un millón de mujeres ejercen la prostitución, la gran mayoría como víctimas de mafias, proxenetas y empresarios del sexo.
En los últimos años, la prosperidad y la modernización social de la UE han permitido a las mujeres ganar espacios que antes les estaban casi vedados, pero muchas, en su mayoría inmigrantes irregulares, son marginadas, maltratadas y explotadas sexualmente.
El Proyecto de Prevención del Sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y Otras Enfermedades de Transmisión Sexual Entre Prostitutas Migrantes (TAMPEP, por sus siglas en inglés) de la UE registró en 1997 un millón de mujeres prostituidas en el bloque europeo.
Los responsables de ese proyecto no han actualizado la cifra, que aumenta notoriamente cada año según todos los sectores relacionados con esa actividad.
El TAMPEP indicó también la proporción de inmigrantes entre las prostitutas de países europeos: 90 por ciento en Italia, 85 por ciento en Austria, 68 por ciento en Holanda, 62 por ciento en el norte de Alemania, 50 por ciento en España, 45 por ciento en Bélgica, 32 por ciento en el sur de Alemania, y 25 por ciento en Noruega y Suecia.
En España, según la Guardia Civil (policía militarizada), son al menos 300.000 las mujeres prostituidas, de las cuales sólo cinco por ciento ejercerían su oficio por decisión propia. Pero la Comisión Para la Investigación de Malos Tratos a las Mujeres eleva esa cantidad a medio millón, dijo a IPS su directiva, Sara Vicente.
Estas cifras nunca pueden ser exactas porque son actividades marginales, y es difícil determinar, de esa cantidad, quiénes lo hacen voluntariamente y quiénes no, porque siempre tienen condicionantes que varían según los casos. No existe la prostitución libre o voluntaria, salvo en casos muy excepcionales, añadió.
En sentido contrario se pronuncia la asociación Hetaira, que también tiene como objetivo ayudar a las prostitutas y sostiene que hay quienes lo son por voluntad propia. Por eso reivindica que se reglamente su oficio, mientras la Comisión sostiene que no hay que reglamentarlo sino crear condiciones sociales y legales para que no haya mujeres obligadas a prestar esos servicios.
Cada año, unas 100.000 mujeres provenientes de Europa Oriental, en su mayoría menores de 18 años, se convierten en prostitutas en países de la la UE, según la intergubernamental Organización Internacional para las Migraciones, con sede en Bruselas.
El Ministerio del Interior de Ucrania admitió que en la última década unas 400.000 menores de 30 años dejaron ese país engañadas con falsas promesas de trabajo.
Según la Asociación Española de Clubes de Alterne (AECA), en España ejercen la prostitución unas 400.000 mujeres.
Esos clubes, de los cuales hay unos 1.600 en España, son prostíbulos. Tienen un bar a su entrada, donde los clientes se encuentran con mujeres que viven en el mismo local. Tras beber unas copas, eligen a una de ellas y ambos se trasladan a una habitación privada.
En la actualidad, se ejerce la prostitución en burdeles, clubes de alterne, bares, cervecerías, discotecas, cabarés, casas de masajes y relax, hoteles y la calle, indicó la socióloga y educadora Laura María Agustín.
La AECA calcula en torno a unos 18.000 millones de dólares el dinero que moviliza cada año el negocio de la prostitución, aunque se niega a llamarlo así.
Que quede clarito que ellas no son putas: son escaparates y relaciones públicas de nuestros locales, afirmó Serafín Muñoz, uno de los empresarios más fuertes del negocio sexual y presidente de la asociación de clubes de alterne de la sudoriental provincia de Almería.
Pero la oficina del Defensor del Pueblo sostiene que en los 203 clubes de alterne almerienses trabajan como prostitutas más de 3.000 mujeres.
En la nororiental comunidad autónoma española de Cataluña, la única que ha regulado los prostíbulos, cada habitación de los mismos debe contar con muebles, ducha, bidé, aislamiento acústico y ventilación.
Pero el gobierno de Cataluña olvidó regular las condiciones de trabajo en los prostíbulos, donde las condiciones de vida de las mujeres que brindan servicios sexuales llegan a extremos similares a los de las cárceles de países donde no se respetan los derechos humanos.
En los alrededores de la ciudad de Ocaña, en la central provincia de Toledo y a unos 100 kilómetros de Madrid, hay un prostíbulo identificado como hotel, rodeado de vallas electrificadas, con rejas en sus ventanas y perros de presa alrededor del edificio, para evitar que las mujeres escapen.
La mayoría de las trabajadoras sexuales en clubes, hoteles de cama caliente y locales similares del país provienen de Europa Oriental, Colombia, Ecuador y Brasil. Por lo general llegaron al país engañadas por organizaciones delictivas que les prometieron otros trabajos, en especial como camareras o de servicio doméstico.
Cuando llegaron a España, sus explotadores les quitaron los documentos y en la mayoría de los casos las violaron, antes de encerrarlas y obligarlas a prostituirse. Lo mismo sucede en otros países europeos.
En 2002, la Brigada de Extranjería y Documentación desmanteló en España 16 redes de tráfico y explotación sexual de mujeres.
Fuentes policiales dijeron a IPS que la mayoría de esas investigaciones se originaron en denuncias de mujeres que lograron enviar un mensaje, o escapar y pedir auxilio.
Pero los mafiosos tienen poder, dinero y buenos abogados que los ayudan a superar las denuncias, añadieron.
La modalidad de prostitución que más polémicas provoca es la tradicional, en la calle, los parques y otros lugares públicos, aunque el número de mujeres involucradas es menor que en los clubes de alterne y otros locales.
El gobierno local de la oriental provincia de Valencia, una de las zonas más visitadas por turistas extranjeros, y en especial por los de alto poder adquisitivo, anunció que prohibirá el ejercicio callejero de la prostitución.
En la céntrica calle Montera de Madrid, transversal de la tradicional Gran Vía, la prostitución callejera se ejerce desde siempre, según vecinos, y cuelgan de los balcones de algunas casas carteles con leyendas de protesta contra esa actividad.
En menos de 100 metros de esa calle, unas sesenta prostitutas buscan clientes para llevarlos a un par de hoteles, sostuvo el presidente de la Asociación de Vecinos de Montera, César Torquemada.
En algo hay que ganarse la vida, hija, dijo a IPS una de esas trabajadoras sexuales, que dijo llamarse María y tener 44 años, cuando se le preguntó por qué buscaba clientes en la calle.
¿Y por qué no en un club de alterne? Porque allí las quieren jóvenes, replicó.
El candidato del opositor Partido Socialista Obrero Español para presidir la Comunidad de Madrid, Rafael Simancas, prometió en una visita a esa zona que si gana las elecciones de mayo, eliminará la prostitución callejera.
No se puede consentir la presencia de prostitutas en la vía pública, ya que se está utilizando un espacio común para una actividad que genera problemas para la convivencia, el comercio y la calidad de vida, alegó.