La economía de Estados Unidos se ha debilitado por la incertidumbre que provoca la creciente amenaza de guerra contra Iraq, y el costo del posible operativo militar en el presupuesto no es el único factor que complica el panorama.
La Oficina de Presupuesto del Congreso, una agencia del Poder Legislativo que actúa con amplia autonomía, pronosticó esta semana que el déficit fiscal estadounidense podría ascender a 1,8 billones de dólares en los próximos 10 años. Y ese monto no incluye el costo de una invasión a Iraq.
El gobierno de Bush calculó el déficit fiscal de año en curso (1 de octubre de 2002 al 30 de septiembre de 2003) en 304.000 millones de dólares, también sin anotar la invasión a Iraq en la columna de gastos. Si los sumara, el déficit saltaría a más de 400.000 millones.
Críticos de los planes de guerra afirman que parte del dinero gastado en la operación militar se restará al que debería destinarse a la salud, la educación, los servicios sociales y otros rubros del presupuesto del Estado que podrían reactivar la frágil economía.
El mercado bursátil ya acusó el golpe: el lunes se hundió a niveles sin precedentes desde el año pasado. El principal índice de referencia de la Bolsa de Nueva York, el Dow Jones, cayó 2,2 por ciento el lunes, hasta alcanzar 171,85 puntos.
Ese mismo día, el índice de acciones de empresas tecnológicas Nasdaq, que había alcanzado un pico de 5.048 en marzo de 2000, cerró a 1.278 puntos.
La incertidumbre es el principal factor del pobre rendimiento económico, afirmó el experto Edwin M. Truman, del Instituto de Economía Internacional con sede en Washington. No hay duda de que ha repercutido en factores que tienen un efecto directo en la economía, como el precio del petróleo, dijo.
La falta de claridad en torno de la posible guerra en Iraq representa alrededor de la mitad de la incertidumbre, calculó Truman.
El Departamento (ministerio) de Trabajo informó el viernes que el desempleo tuvo un leve ascenso en febrero, de 5,7 a 5,8 por ciento.
Las empresas estadounidenses eliminaron 308.000 puestos de trabajo el mes pasado, el mayor recorte desde que la economía se estancó tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington, que dejaron 3.000 muertos.
La pérdida de empleos afectó todos los sectores, en especial el comercio minorista y los servicios, según el informe del Departamento de Trabajo.
Mientras, la confianza de los consumidores, uno de los factores a los que se atribuye la solidez económica estadounidense, se precipitó el mes pasado a su nivel más bajo desde octubre de 1993.
El plan de guerra contra Iraq tiene un efecto corrosivo sobre la confianza de los consumidores, dijo el lunes Gail Fosler, economista jefe de Conference Board, organización mundial académica especializada en el análisis de indicadores económicos.
La incertidumbre en torno de la guerra reduce el gasto en bienes de consumo y las inversiones empresariales, los dos elementos que podrían alejar el peligro de recesión, dijo, por su parte, el codirector del Centro de Investigaciones Económicas y Políticas con sede en Washington Mark Weisbrot.
Aun si se cumplieran las previsiones del gobierno de una guerra rápida y con poco derramamiento de sangre, la operación despertaría dudas sobre el futuro del orden internacional y temor a una venganza terrorista, lo cual conforma un confuso panorama económico mundial para el largo plazo.
La incertidumbre no se despeja ante la posibilidad de que la guerra concluya en pocos días o semanas con la caída del presidente iraquí Saddam Hussein y el inicio de un periodo de ocupación militar estadounidense, advirtió Weisbrot.
Todos querrán a Estados Unidos fuera de allí, dijo, en referencia a la mayoría de los países del mundo y a la comunidad internacional. Eso también originará incertidumbre. Aquellos que miran hacia adelante no ven ninguna luz al final del túnel, dijo el experto.
Un empresario que considere posibilidades de inversión o un consumidor inteligente que busque oportunidades de vivienda, por ejemplo, tendrán que pensar dos veces, agregó. De hecho, muchos empresarios ya están postergando o dejando sin efecto sus planes de inversión y de contratación.