El gobierno de Argentina anunció este jueves una solución final para 20 por ciento de ahorristas, cuyos depósitos permanecían atrapados en los bancos desde diciembre de 2001.
El ministro de Economía, Roberto Lavagna, informó que puso a consideración del presidente Eduardo Duhalde un decreto para la liberación total del llamado corralón, que mantenía inmovilizados los ahorros de depositantes que esperaban su devolución en cuotas y de otros que se negaban a aceptar bonos a futuro.
Lavagna explicó que los depositantes de hasta 30.000 dólares a diciembre de 2001 —cuando cada dólar equivalía a un peso— podrán recibir de inmediato ese monto en pesos, multiplicado por un dólar equivalente a 1,40 pesos, más un índice de actualización.
La diferencia entre lo que resulte de ese cálculo y la cotización actual del dólar -que cerró este jueves a 2,89 pesos- será solventada por el Estado mediante un bono en dólares a 10 años.
La conversión forzosa a pesos de los depósitos en dólares, a un cambio de 1,40 pesos por unidad y dispuesta en 2002, había convertido una colocación de 30.000 dólares en 42.000 pesos, más la correspondiente actualización.
Ese es el monto que recibirán ahora los damnificados. Pero como ese dinero ya no equivale a 30.000 dólares, el Estado se hará cargo de la diferencia mediante el bono en dólares que vence en 2013 y que puede canjearse ahora por 45 por ciento de su valor.
Mediante esta solución, el Estado deberá asumir un costo de casi 3.000 millones de dólares.
Los depositantes que tenían entre 30.000 y 100.000 dólares podrán recuperar el dinero de la misma manera, pero con un plazo fijo de 90 días.
Aquellos con más de 100.000 dólares tendrán que esperar que venza un plazo fijo de 120 días para acceder al efectivo, más los papeles del Estado.
La depositante Angela Elías, una abogada que aún aguarda por acceder a casi 40.000 dólares es una muy buena noticia.
En diálogo con IPS, explicó que en febrero de 2002 había presentado un recurso de amparo ante la justicia, aún sin respuesta. Esta propuesta no le parece tan mala como las manejadas durante el último año.
Podría disponer de una parte importante del dinero ahora y empezar a buscar una casa para comprar, que era nuestra idea, sostuvo..
Su esposo, Martín González, cree en camio que lo mejor sería esperar a que la justicia obligue al banco a devolve en efectivo y en dólares el monto que tenían en 2001.
Es cierto que es la mejor de todas las opciones que hubo hasta ahora. Muchos que están en nuestra situación también piensan eso, pero yo calculo que el bono representa un tercio de ese ahorro, y en 10 años uno no sabe qué puede pasar con el Estado, si podrá devolver o no los dólares, dijo Gonnzález a IPS.
En todo caso, el gobierno de Duhalde pone fin al grave problema financiero que se había desatado a fines de 2001, cuando el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, anunció sorpresivamente la indisponibilidad del dinero en los bancos por un periodo de 90 días, hasta detener la salida masiva de depósitos.
La medida indignó a los ahorristas forzados a tramitar una tarjeta de débito para reemplazar el uso de efectivo. Sólo se podía extraer en billetes una módica cantidad de pesos por semana. Pero la crisis se agudizó por la falta de efectivo y Cavallo debío renunciar.
Lo siguió, un día después, el presidente Fernando de la Rúa, en medio de una impresionante crisis política y social.
Habían estallado saqueos a comercios de comestibles y protestas callejeras en reclamo de la renuncia del mandatario. Las revueltas dejaron más de una veintena de muertos. El Congreso legislativo debió designar presidente a Adolfo Rodríguez Saá, que solo gobernó 10 días.
El 1 de enero de 2002, la crisis institucional pareció encauzarse con el nombramiento de Duhalde por parte del Congreso.
Pero su ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, dispuso el fin de la paridad de un peso por dólar, vigente por más de 10 años y devaluó la moneda.
La inmovilidad de los depósitos, sumada a la devaluación, provocó nuevas reacciones airadas de los ahorradores, que reclamaban la devolución de sus depósitos en dólares o en pesos a la cotización de mercado.
La moneda iba en caída libre. En abril de 2002 un dólar valía más de 3,80 pesos.
Remes Lenicov adoptó la llamada pesificación forzosa, que consistía en el traspaso compulsivo de depósitos en dólares a pesos, a una cotización de 1,40, más una pequeña actualización. La mayoría de los afectados rechazó la opción y presentó recursos de amparo ante la justicia.
La pesificación perjudicó también a los bancos, porque Remes Lenicov, de corta vida en el Ministerio, decidió que los tomadores de créditos en dólares podían pagar sus deudas en pesos a una cotización de uno a uno.
Los bancos reclaman desde entonces una compensación.
Este jueves, Lavagna señaló que la solución a esta demanda del sector financiero deberá alcanzarse mediante un proyecto de ley que será enviado la semana próxima al Congreso, en lugar de definirse por la vía de decreto.
Duhalde y Lavagna habían dispuesto una serie de paliativos para los ahorradores durante 2002.
El menú incluyó la devolución en efectivo a los depositantes con pequeños montos, la reprogramación de vencimientos con plazos de entre tres y 10 años, y la entrega de bonos del Estado en pesos y dólares.
Con un panorama económico más estabilizado, si bien aún en recesión, Lavagna comenzó a elaborar en diciembre una solución para los depositantes de más de 30.000 dólares.
El ministro admitió que la revaluación del peso en los últimos meses y la estabilidad de precios interna mejoró las condiciones para la devolución de los ahorros.
De todos modos, manifestó también su preocupación por lo que consideró bruscas y no deseables oscilaciones del mercado de cambios. (