La estancada economía de América Latina podría beneficiarse con una breve guerra de Estados Unidos contra Iraq, mientras el Norte industrial se sumergiría en una recesión por el alza del petróleo, dijo a IPS el economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Guillermo Calvo.
Hemos visto en el pasado que, cuando las cosas no le van bien al Norte, aumenta el flujo de capital hacia América Latina, lo que compensa la caída de las ventas a los países ricos, explicó Calvo.
Pero América Latina, un área estrechamente vinculada a la economía estadounidense, no saldría inerme del alza del petróleo y de una guerra prolongada y sangrienta en el Golfo, dijo Calvo.
Estados Unidos concentra sus tropas en Kuwait y en otros países aliados de Medio Oriente para preparar una invasión a Iraq, con el fin de acabar con el régimen de Saddam Hussein y eliminar las armas de destrucción masiva que supuestamente posee.
El espectro de la guerra ya tuvo efectos negativos sobre la economía mundial, como un aumento del precio del petróleo, caída de las inversiones y del comercio e incertidumbre en la mayoría de los mercados bursátiles del mundo.
Las exportaciones de América Latina ya cayeron como consecuencia del estancamiento económico de Estados Unidos, Europa y Japón, los tres motores de la economía mundial.
Mientras, el aumento del crudo tendrá un impacto negativo en los países latinoamericanos importadores, como Bolivia, pero beneficiaría a los exportadores, como Venezuela, dijo el experto del BID.
Los países que concentran sus ventas en Estados Unidos perderían ingresos. Algunos sufrirán, con seguridad, efectos negativos. Uno es México, que destina 80 por ciento de sus exportaciones a Estados Unidos. Allí hay un fuerte vínculo, pero no más al sur, en economías como las de Brasil o Argentina, dijo Calvo. En el caso de Chile, cuya economía está más vinculada con la asiática que con la estadounidense, el impacto se sentirá sólo si la guerra y el aumento de los precios petroleros afectan a esa región, afirmó el economista jefe del BID.
El aumento en los precios del petróleo no es bueno para muchos países de la región, excepto para los productores. Pero el alza se compensaría si es acompañada por ingresos de capital, y eso es muy posible en el caso de Argentina y Brasil, agregó.
Si bien el ingreso de capital a América Latina se contrajo durante la mayor parte del año pasado, la tendencia está cambiando lentamente, lo que se ha percibido desde el comienzo de 2003, explicó.
La Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (Cepal) informó que el ingreso de capital a la región se redujo de los 74.000 millones de dólares de promedio anual entre 1996 a 1998 a 50.000 millones en 2002.
El enlentecimiento del flujo de inversiones afectó a las pequeñas y medianas empresas, las principales fuentes de empleo del área.
Pero la economía regional se está recuperando con la estabilización de Argentina y la adopción de políticas económicas adecuadas en Brasil, Colombia y Perú, tras el 0,5 por ciento de caída del producto interno bruto en 2002, dijo la semana pasada el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst Koehler.
Calvo, jefe del Departamento de Investigaciones del BID, dijo que América Latina pasó por un periodo de ajuste en 2002 y tiene en adelante un fuerte potencial de recuperación. El retorno de capital frenaría el crecimiento de la pobreza en la región, afirmó.
En algunos países será la gran diferencia, como en Argentina, donde no hay duda de ello porque el nivel de pobreza creció con mucha rapidez, sostuvo Calvo. Pero el efecto no será tan perceptible en países que no sufrieron un aumento de la pobreza en los últimos años, como Brasil, concluyó.