Las perspectivas de corto plazo de la economía mundial son inciertas, y dependen de que haya o no una guerra en Iraq, según el informe anual de la Comisión Económica para Europa (CEE) de la Organización de las Naciones Unidas, divulgado este martes.
En 2002 se frustraron las esperanzas de reactivación económica internacional, tras el marcado enlentecimiento de 2001, y a ese panorama se suma ahora el candente riesgo de un conflicto militar en Iraq, resumió Dieter Hesse, director de la división de análisis económico de la CEE, en la presentación del estudio.
Hesse advirtió que resulta imposible prever las consecuencias económicas de un conflicto en Iraq, que dependerían de su duración, de los daños que cause y de la eventual extensión de la guerra o de efectos desestabilizadores fuera de ese país, aunque se pueden diseñar algunas hipótesis admisibles.
Según los analistas de la CEE, también son inciertos los eventuales costos presupuestarios, militares y civiles, de una eventual acción bélica, para Estados Unidos y otros países que puedan involucrarse, y los efectos económicos más amplios de un conflicto en el mercado del petróleo y en la economía mundial.
Las consecuencias sobre la economía global no dependerían sólo de lo que ocurra con el precio del petróleo, sino también del efecto de un aumento de gastos en defensa, y de la manera en que hostilidades afecten la confianza de consumidores y empresarios, indicaron.
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Hesse señaló que existen signos de deterioro de la confianza en esos grupos, que fomentan una actitud precavida ante la perspectiva de grandes inversiones.
En Europa, la confianza de los consumidores cayó en enero de 2003 a los niveles más bajos registrados desde 1996. En Estados Unidos, no se registraba tanta desconfianza de ese sector desde 1993.
Un signo más del mismo clima ha sido el comportamiento de los mercados de valores, que en enero de 2003 presentaron los precios más bajos de los últimos seis años, tras tres años consecutivos de caída que sumaron la disminución más grave desde la Gran Depresión de 1929-1932.
A fines de diciembre de 2002, los valores accionarios habían caído en promedio 40 por ciento en Estados Unidos, 50 por ciento en Europa occidental y 60 por ciento en Japón, en comparación con los picos alcanzados a comienzos del 2000.
Otra preocupación a largo plazo expuesta por la CEE se relaciona con los efectos que una conmoción en los precios del crudo puede ocasionar en el crecimiento de la productividad de los países importadores netos del combustible.
De todos modos, los pronósticos para este año con la hipótesis de que no habrá guerra en Iraq sugieren sólo una moderada recuperación del crecimiento de la economía mundial, que podría ganar impulso en 2004, según el estudio.
Los autores del informe se preguntaron hasta qué punto continuarán la pérdida de confianza y la caída de los indicadores bursátiles, que no presagian nada bueno para el gasto del sector privado en el 2003, pero apuntaron que esos fenómenos no se deben sólo a la amenaza de guerra en Iraq, sino también a perspectivas poco prometedoras en los terrenos del empleo y de las ganancias.
La CEE se ocupa de 55 países de América del Norte, Europa occidental, central y oriental, Israel y la Comunidad de Estados Independientes (CEI), integrada por los países que conformaron la desaparecida Unión Soviética.
El foro mundial tiene otras cuatro comisiones económicas, dedicadas respectivamente a Africa, Asia occidental, Asia-Pacífico, y América Latina y el Caribe.
La CEE observó que el crecimiento económico en Europa oriental y en la CEI se mantuvo bastante resistente al deterioro del ambiente económico internacional.
Las tasas de crecimiento de esas dos áreas fueron por lo general superiores a las registradas en Europa occidental.
El producto interno bruto (PIB) de la CEI creció 4,8 por ciento en 2002, porque se mantiene el impulso de rápida expansión de los años anteriores, en especial en algunos países del Cáucaso y de Asia central.
Entre los crecimientos más notables de PIB el año pasado estuvieron los de Turkmenistán con 21,2 por ciento, Armenia con 12,9 por ciento, Azerbaiján, con 10,6 por ciento, Kazajstán con 9,5 por ciento, y Tajikistán con 9,1 por ciento.
Turkmenistán es un caso especial, pues tuvo crecimientos de PIB mayores de 17 por ciento en cada uno de los últimos cuatro años, y se pronostica que logrará un incrementol de 16 por ciento en 2003.
Sin embargo, la CEE destacó que varios países de la CEI dependen mucho de la extracción de recursos naturales: el oro en el caso de Kirguistán con el oro, el aluminio en el de Tajikistán, el gas natural en el de Turkmenistán, y el petróleo en los casos de Azerbaiján y Kazajstán.