Alcaldesas, diputadas y ministras de Ecuador son ejemplo del protagonismo político y social alcanzado por las mujeres indígenas, pero esos logros todavía no alcanzan a la mayoría.
”Como dijo Dolores Cacuango, las indígenas somos como la paja de páramo, que se la arranca y vuelve a crecer”, señaló la dirigente Blanca Chancoso, coordinadora del Foro Social Mundial en Ecuador, en referencia a una de las líderes nativas más importantes de la historia del país.
”Y de paja de páramo sembraremos el mundo”, añadió.
Para la canciller Nina Pacari, de la etnia quichua, la participación de la mujer indígena es una construcción de siglos.
”Nuestra participación se fue consolidando en las comunidades, en los levantamientos, en la organización. Ahora el Ecuador debe irse acostumbrando a ver indígenas y mujeres en espacios de decisión sin perder su identidad ni el compromiso con los sectores a los que representan”, explicó Pacari a IPS.
De los 12,5 millones de ecuatorianos, 3,5 millones son indígenas, repartidos en 11 etnias. La principal es la quichua, que habita la región de la Sierra y la Amazonia u Oriente.
Los indígenas ecuatorianos participan desde 1996 en las elecciones a través del Movimiento Plurinacional Pachakutik p Nuevo País, un movimiento donde también tienen cabida organizaciones no gubernamentales, ecologistas y grupos de mujeres.
La historia de Pacari es un símbolo. Nació en 1961 en Cotacachi, en la septentrional provincia de Imbabura, es abogada, fue dirigente de tierras y territorios de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador.
En 1997 fue nombrada presidenta del Consejo Nacional de Planificación de los Pueblos Indígenas y Negros, creado con el fin de definir políticas de Estado para estos pueblos.
En noviembre de ese año fue electa para integrar la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la Constitución vigente, promulgada en 1998.
Ya diputada, en agosto de 1998, fue elegida vicepresidenta del Congreso Nacional legislativo, un cargo nunca antes ejercido por una indígena.
”Para el movimiento indígena, este hecho es histórico porque hasta el momento ni un solo compañero y menos una mujer indígena ocupó alguna dignidad del parlamento”, decía Pacari en aquella oportunidad.
Este hecho sacudió el piso de la sociedad ecuatoriana. ”Ecuador no estaba acostumbrado a ver una indígena en la dirección de un poder tan importante como la legislatura”, explicó.
En el gobierno encabezado por Lucio Gutiérrez, también la viceministra de Bienestar Social es indígena.
”Son cada vez más importantes los espacios que las mujeres han ido ganando para crear condiciones de igualdad y desarrollar una participación plena en la vida económica, política, social y cultural del país, construyendo su ciudadanía”, apuntó la especialista en temas de género y desarrollo, Rosa Rodríguez.
Pero este avance aún no se refleja en la mayoría de las mujeres nativas del país, opinó la analista, que ha realizado diversos trabajos sobre participación y ciudadanía desde la perspectiva de género en la mujer indígena ecuatoriana.
”En un proceso permanente de exclusión, la situación de las mujeres indígenas ha estado marcada por una doble discriminación: la étnica y la de género. Entonces los avances en la participación pública todavía no llegan a la mayoría”, arguyó.
Cincuenta y tres por ciento de las indígenas son analfabetas, lo que obstaculiza su desarrollo y su participación política, ejemplificó.
A pesar de su escaso acceso a la educación formal, en los procesos de formación indígena las mujeres han sido protagonistas, como matriz de los conocimientos ancestrales de las culturas andinas.
”A través de ellas, las generaciones han aprehendido el idioma y la cultura. Son el germen de resistencia cultural. En este ámbito, un dato interesante es que la mayoría de educadoras bilingües son mujeres", arguyó Rodríguez.
Las indígenas han acunado tradiciones, costumbres, cuentos, normas, y todo aquello que constituye las culturas de los pueblos de Abya Yala, o América, según Vicenta Chuma, coordinadora de la Escuela de Mujeres Líderes Dolores Cacuango.
”En nosotras la historia oficial ha encontrado la mayor resistencia, hemos mantenido en nuestros rebozos la lengua y la cultura que la nacionalidad quichua generó en cientos de años de vida”, añadió Chuma.
La líder, recién nombrada para desempeñar un cargo diplomático en Perú, recordó el pasado de la comunidad indígena, cuando hombres y mujeres actuaban por igual.
”Cuentan nuestros ancestros que el varón y la hembra compartían la dirigencia por igual. Evidencia de ello es que nuestros dioses son hombres y mujeres, en el caso de la Luna, los-las montes, la Pachamama”, relató.
A juicio de Rodríguez, a partir de la introducción de los valores del mundo europeo se rompió esa forma de relación hombrepmujer, y ésta comenzó a ser recluida en los espacios privados, perdiendo la posibilidad de participar en ámbitos de decisión.
”A partir de los procesos de migración del hombre hacia la ciudad en las décadas del 70 y 80, la mujer indígena volvió a asumir un rol mayor en la organización comunitaria, en las juntas de lucha por la tierra y por el agua, en la producción y la educación”, prosiguió Rodríguez.
Pero muchos hombres continúan obstaculizando el avance de las indígenas a puestos de representación.
”En Guamote (central provincia de Chimborazo) las mujeres líderes nos hemos preparado desde 1984 y desde entonces hemos estado en este proceso. Sin embargo todavía existen algunos compañeros que no quieren valorar nuestros aportes, nuestro pensamiento”, aseguró la concejala indígena María Naula.
La tradición es rica en ejemplos. En las primeras décadas del siglo XX, Cacuango y Tránsito Umaguaña fundaron los primeros sindicatos agrícolas del país y las primeras escuelas bilingües quichua-español.
Estas dos indígenas legendarias participaron en la fundación de la Federación Ecuatoriana de Indios, la primera con aspiraciones nacionales, y fueron perseguidas y encarceladas por su activismo.