(Día Internacional de la Mujer) DERECHOS HUMANOS: Mujeres resisten las guerras

La mujer es ”increíblemente valerosa y resistente”, y se las arregla para afrontar las realidades cotidianas de los conflictos armados contrariando los estereotipos, señaló un estudio del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Es frecuente que las mujeres que no participan en las hostilidades se conviertan en objetivos deliberados de la guerra o que corran peligro por encontrarse en los escenarios de las refriegas, explicó Charlotte Lindsey, jefa del proyecto sobre mujer y guerra del CICR.

En situaciones bélicas, la mujer puede llegar a necesitar ayuda cuando se enfrenta a riesgos particulares, como la violencia sexual, pero las mujeres ”no son intrínsecamente vulnerables”, sostuvo Lindsey al referirse al estudio del CIRC sobre las mujeres y la guerra.

La activista irlandesa Caoimhe Butterly, que desempeña tareas de asistencia social en zonas de Palestina, describió la situación de las mujeres palestinas, sometidas desde hace más de 50 años a periodos de violencia intensa y a otros de menor apremio.

Las mujeres palestinas asisten a la destrucción de todas las infraestructuras de sus comunidades como consecuencia de la ocupación militar de sus tierras, ejemplificó Butterly en Ginebra.
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En la actualidad, viven sin un momento de tregua, sin respiro ni tiempo para reflexionar sobre lo que les está ocurriendo.

Muchas mujeres palestinas confiaron a Butterly que lo más duro es el sentimiento de desesperanza que prueban. En el conflicto de Palestina, lo más difícil para las mujeres es ”la sensaciópn de completo desamparo” que experimentan, añadió la activista irlandesa.

Pero los sufrimientos infligidos por las guerras se deben a que no se aplican las normas del derecho internacional humanitario dictadas para protegerlas, lamentó el CICR.

La situación de mujeres envueltas en conflictos podría mejorar si los estados y las partes enfrentadas asumieran la responsabilidad y la obligación de aplicar y respetar las leyes que ellos han firmado, precisó Lindsey.

Las guerras no son juegos de hombres, la mitad de las personas involucradas son mujeres, sostuvo Kate Adie, corresponsal de guerra de la radioemisora y televisora británica BBC, durante una mesa redonda de mujeres periodistas convocada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Los conflictos armados afectan a las mujeres a través de un sinnúmero de vías, como el desplazamiento, el refugio o la violencia sexual.

Pero las mujeres también experimentan la guerra como combatientes o en servicios de apoyo a las fuerzas armadas. En ese papel, muchas veces son capturadas, observó Lindsey en una rueda de prensa con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se celebra este sábado.

Como integrantes de las poblaciones, en tiempos de guerra las mujeres soportan violencias y amenazas, y sufren separación y pérdidas de familiares.

Los peligros se extienden a la ruina de sus hogares, el riesgo creciente de abusos sexuales, de daños físicos, de depravación y hasta de muerte.

El CICR y otras organizaciones internacionales humanitarias reclaman el libre acceso a las zonas de conflicto para prestar protección y asistencia a las mujeres y a la población civil en general.

La Cruz Roja es depositaria de los Convenios de Ginebra de 1949 y de sus dos protocolos adicionales que condensan las disposiciones internacionales sobre el trato debido a las personas privadas de libertad.

Todo ese ordenamiento, que se conoce como derecho internacional humanitario, estipula los derechos que gozan las mujeres sin distinción en caso de conflicto.

Lindsey recordó que esas disposiciones determinan de manera expresa las condiciones de detención de las mujeres, como la obligación de reservar dormitorios e instalaciones sanitarias separadas para mujeres y hombres.

En Colombia, donde se libra una guerra civil desde hace medio siglo, el CICR promovió que las mujeres detenidas sean custodiadas por personal femenino y gestionó condiciones especiales para que las madres detenidas se reúnan con sus hijos.

Los programas de salud del CICR en las cárceles colombianas de mujeres de Bogotá, Medellín y Bucaramanga se orientaron al problema del cáncer de mama, mediante la realización de exámenes clínicos regulares para detectar y tratar la enfermedad de las detenidas.

En la asistencia a las mujeres víctimas de la guerra, el CICR tropieza a veces con diferencias culturales que en algunos países son muy fuertes, dijo Lindsey.

En ciertas áreas de conflicto o postbélicas, por ejemplo, las mujeres mutiladas no concurren a los programas de asistencia ortopédica porque consideran una deshonra ser atendidas por personal masculino.

En muchos países resulta difícil encontrar mujeres especializadas para trabajar en atención ortopédica, explicó la funcionaria.

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