Activistas aplaudieron el contenido del informe anual del gobierno de Estados Unidos sobre los derechos humanos en el resto del mundo, divulgado este lunes, pero manifestaron dudas sobre su efecto en los países cuestionados.
También advirtieron que fuerzas de seguridad de ls mismos países criticados en el informe podrían violar los derechos humanos en el marco de la guerra contra el terrorismo declarada por Washington y para la cual el gobierno de George W. Bush reclamó ayuda internacional.
A medida que se intensifica la guerra contra el terrorismo, crece la distancia entre las palabras del informe y las acciones del gobierno estadounidense es mayor, dijo el director ejecutivo de la filial estadounidense de la organización Amnistía Internacional (AIUSA), William Schulz.
El informe es elaborado año a año por el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos y elevado al Congreso legislativo.
A pesar del carácter generalmente honesto y factual del informe, se reduce a pura bulla al quedar a la deriva de la política exterior de este gobierno, afirmó Schulz. Los países donde se violan los derechos humanos, según el informe, reciben un trato selectivo e inconsistente, agregó.
El director de la oficina en Washington de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), Tom Malinowski, también se manifestó satisfecho por el contenido fuerte de los capítulos referidos a China y a países aliados de Estados Unidos en Asia central y en Medio Oriente.
La situación de los derechos humanos en Egipto empeoró considerablemente desde el comienzo de la guerra en Iraq. La pregunta es si esto es todo lo que escucharemos sobre la situación egipcia este año, o si el gobierno tratará de afrontar el problema más directamente, dijo Malinowski.
El activista también destacó que el informe califica de tortura la privación del sueño de los detenidos o forzarlos a permanecer periodos prolongados sentados o parados en posiciones dolorosas, criterio compartido por el Comité de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra la Tortura.
Pero algunos funcionarios de Washington indicaron que esas técnicas también se han utilizado en interrogatorios a prisioneros de (la organización radical islámica) Al Qaeda (en manos de Estados Unidos, capturados) en Afganistán y en otros países. El gobierno debe atacar esa inconsistencia, agregó.
La última edición del informe, cuya primera publicación data de 1976, cubre la situación de los derechos humanos en dos centenares de países en 2002 y consta de 1.200 páginas.
El trabajo incluye datos recogidos por organizaciones internacionales y no gubernamentales, la prensa de los países analizados y reportes de diplomáticos estadounidenses.
Algunos gobiernos extranjeros suelen desacreditar los informes del Departamento de Estado por considerarlos característicos de la arrogancia del gobierno estadounidense hacia el resto de los países.
Otros argumentan además que, al no tomar en cuenta la situación de los derechos económicos y sociales, el estudio muestra un sesgo ideológico.
Aunque los informes individuales por países no incluyen comparaciones entre la situación de las distintas naciones, la introducción, esta vez redactada por el secretario de Estado asistente para Derechos Humanos, Democracia y Trabajo Lorne Cramer, suele mencionar elogios y acusaciones a los gobiernos.
Cramer destacó el triunfo electoral en Kenia de una coalición opositora, las reformas políticas e institucionales registradas en Taiwan, Turquía y Bahrein, el cese del fuego o los acuerdos de paz en Angola, Sierra Leona y Sri Lanka y el establecimiento en Afganistán de un gobierno que incluye mujeres y minorías étnicas.
Pero también acusó al gobierno de Zimbabwe de lanzar una sistemática campaña de violencia e intimidación contra la oposición, el empeoramiento general de la situación de derechos humanos en las repúblicas ex soviéticas de Asia Central y el agravamiento de la guerra civil en Chechenia.
Cramer también lamentó la violencia política en Costa de Marfil y en República Democrática del Congo, el agravamiento de las violaciones de derechos humanos en Eritrea y los enfrentamientos religiosos en el estado de Gujarat, India.
Igual que en ediciones pasadas, el nuevo informe menciona a Iraq y a Corea del Norte entre los países donde se cometen los peores abusos, entre ellos matanza y tortura de disidentes, y critica a China por arresto de opositores.
También cuestionó la condena a muerte de dos tibetanos en China entre otros hechos particularmente problemáticos, si bien aplaudió las elecciones directas de gobiernos locales en varias provincias chinas, avances en las reformas judiciales y la apertura del país a un mayor control de funcionarios de la ONU.
Pero el informe sufre varias omisiones cuestionadas por los activistas, entre ellas la falta de atención sobre el conflicto palestino-israelí a pesar de que el saldo de muertes del enfrentamiento aumentó mucho el año pasado. El estudio del Departamento de Estado atribuyó la violencia a ambos bandos.
El informe tampoco menciona la guerra declarada por el gobierno estadounidense contra el terrorismo, como sí lo hizo la edición del año pasado.
Dejar fuera del estudio asuntos tan centrales como éste deja dudas sobre la voluntad del gobierno de afrontar cuestiones internas, sostuvo la directora en Washington del no gubernamental Comité de Abogados para los Derechos Humanos, Elisa Massimino. (