El cineasta británico Stephen Frears logró capturar en su última película, Dirty Pretty Things (Bellas cosas sucias), el mundo que habitan miles de inmigrantes en la periferia de Londres.
Frears aborda en este filme la vida la creciente comunidad de inmigrantes procedentes de Europa oriental y de Africa subsahariana, dispuestos a ocupar aquellos empleos que son despreciados por muchos británicos.
Inmigrantes ilegales trabajan como peones de granja, porteros de hospitales y conductores de taxi. Son cocineros, mozos en restaurantes y empleados domésticos. Hacen todo lo que pueden para ayudar a sus familiares en sus países de origen.
Bellas cosas sucias cuenta la historia de un médico nigeriano llamado Okwe que huye de la persecución política en su país.
Okwe mantiene un altercado con las autoridades del hospital nigeriano donde trabaja cuando se niega a fraguar el resultado de una autopsia para ocultar un crimen político. Su resistencia tiene trágicas consecuencias, pues como represalia asesinan a su esposa e incendian su casa.
El médico se ve obligado a dejar atrás a su pequeña hija y se radica en Gran Bretaña, donde trabaja al mismo tiempo como portero y taxista. En un hotel conoce a una joven turca llamada Senay.
Frears, un abogado que dejó su carrera para dedicarse al teatro y al cine, es el más destacado director del llamado nuevo cine británico y ha logrado también éxito en Estados Unidos.
El cineasta se dio a conocer en Gran Bretaña con My beautiful Laundrette (traducida como Ropa limpia, negocios sucios o Mi bella lavandería, 1986), con Daniel Day Lewis.
También logró gran éxito en Estados Unidos con Dangerous Liasons (Relaciones peligrosas, 1988), con Glenn Close, John Malkovich y Michelle Pfeiffer, y Hero (Héroe accidental, 1992), con Dustin Hoffman y Andy Garcia.
La ironía de Bellas cosas sucias es que habla sobre personas con las que los británicos se encuentran todos los días en la calle, en los hoteles, en los taxis o en los hospitales. Todos los ven, pero pocos se interesan por su vida.
Cuando comencé a escribir la historia se trataba de una novela. Luego decidí mezclarla con la vida real en un hotel donde el portero es nigeriano y una camarera era turca. Así, el libreto habla de algo que entiendo, que veo al caminar por la calle, dijo el libretista de la película, Seteven Knight.
Otro asunto que explora la película es la venta ilegal de órganos humanos.
La película describe con belleza y crudeza el mundo paralelo habitado por estos personajes, un mundo en que son tan pobres que tienen que vender partes de sí mismos para vivir, señaló Frears.
Para interpretar a Okwe, el actor británico Chiwete Ejiofor habló con sus padres, inmigrantes procedentes de Nigeria. Fue más fácil entender la película conociendo la historia de mi propia familia, dijo Ejiofor.
Para la actriz francesa Audrey Tautou, hacer el papel de Senay fue un poco más difícil. Me tuve que ir a Dalston (barrio turco en Londres) donde me reuní con una mujer y escuché su historia, explicó la actriz.
Tautou protagonizó la exitosa comedia francesa Amelie, candidata el año pasado a mejor película extranjera en los premios Oscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos.
El principal tema de la película es el aislamiento y nuestra necesidad básica de sobrevivir. La mayoría de los personajes del filme están en parte o totalmente aislados, señaló Frears.
En el caso de Okwe es un inmigrante ilegal e ignorado por la población local. Está también aislado por pretender ser algo que no es. Y este es otro tema de la historia. En ciertos casos, las personas adoptan distintas personalides para sobrevivir, añadió el director.
La película también cuenta una tierna historia de amor entre Okwe y Senay, que gradualmente se van buscando uno a otro en procura de apoyo emocional.
Okwe está loco por Senay. Nunca pensó que una persona podía ser como ella, y está tan fascinado que queda completamente indefenso ante ella. No creo que tenga opciones en eso: siempre la protege y la defiende, dice Ejiofor.
Uno de los aspectos más destacables del filme es la solidaridad entre los personajes, a pesar de sus diferencias culturales y religiosas.
Es el deseo de ayudarse y alentarse mutuamente la luz que marca el sendero en ese oscuro mundo fotografiado por Frears, lleno de desesperación y en el que nadie debería ser obligado a habitar. (
