Una década después de su antológica interpretación de un homosexual cubano en el filme Fresa y Chocolate, el actor Jorge Perugorría se confiesa a la espera de otro personaje de esa talla.
Perugorría es el actor cubano residente en este país más buscado y cotizado internacionalmente desde que saltó a la fama con su brillante actuación Diego, en la película estrenada en 1993.
Sin embargo, críticos y especialistas de cine creen que Perugorría, de 37 años, no ha logrado repetir hasta ahora una proyección escénica comparable a la que desarrolló en el filme de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío.
Es posible que yo comparta parte de ese criterio, pero es que desde entonces no he tenido otro personaje tan magistralmente escrito, objetó Perugorría en entrevista a medios radiales de Cuba.
Fresa y Chocolate, basada en un cuento del escritor cubano Senel Paz, autor del guión de la película, es la historia de Diego y David, un joven comunista y homofóbico que supera sus prejuicios por la entrañable amistad que cultiva con Diego.
El filme más galardonado del cine cubano sensibilizó a los espectadores respecto de la homosexualidad, una cuestión que no lograba pasar de la caricatura, el estereotipo y la burla en la sociedad cubana.
Según especialistas, la película marca un antes y un después en el debate sobre el tema, pues hasta su proyección el personaje del homosexual estaba presente sólo en obras humorísticas.
En los últimos diez años, Perugorría ha encarnado diversidad de personajes en más de una veintena de filmes. Aunque el resultado y la gracia de los críticos que he tenido no ha sido la misma, comentó.
Las películas uno las hace con la misma pasión y entrega, se da lo mejor de sí, afirmó el actor, quien se declara feliz de las posibilidades del cine latinoamericano y europeo.
Sin embargo, la cinematografía cubana sigue siendo su preferida porque me representa, señaló.
A su juicio, la respuesta a cualquier tentación de Hollywood, meca del cine estadounidense, está definida con la trayectoria de su carrera, que refleja claramente que no piensa abandonar Cuba.
Ese es un precio que no estoy dispuesto a pagar, afirmó. Las perspectivas de Cuba cambiarán una vez que cese el embargo económico que Washington sostiene desde hace más de cuatro décadas contra este país.
En Estados Unidos hay muchos actores, directores y grandes artistas con los que mantiene una relación profesional, de respeto y admiración.
Soñamos un día, cuando la política de Estados Unidos hacia Cuba cambie, poder hacer cosas juntos, pero por ahora es imposible, consideró.
Entre una y otra película y como pasatiempo, Perugorría comenzó a pintar, lo que ahora es también una forma de expresarme artísticamente, de manifestar las inquietudes que tengo como ser humano, relató.
En diciembre el actor reveló esa faceta en una exposición que reunió más de 20 de sus pinturas bajo el título Una pelea cubana contra los demonios, nombre de otro filme de Gutiérrez Alea.
Pasados tres meses, los críticos buscan en esas obras huellas del graffiti, el kitsch o el gestualismo expresivo, entre escuelas o estilos, pero Perugorría prefiere no inscribirse en ninguno.
Estoy descubriendo caminos, todavía disfruto de ese juego, todo lo que hago es muy expresionista porque son sensaciones, ideas, conceptos que desarrollo, argumentó.
Para él, la pintura es una pasión que lo acompaña desde muchacho, con la cual se ha involucrando ahora seriamente. Con el arte uno va haciendo compromisos que después ya lo acompañan por el resto de la vida, comentó.
Empero, ya hay elementos que van definiendo su faena con los pinceles, símbolos que se reiteran y van representando de cierta manera su obra plástica.
Perugorría llevará pronto su muestra a España, República Dominicana y Costa Rica.
Sobre todo los lienzos, porque aquí en La Habana incluí dibujos que son descargas mías en los guiones para establecer una relación entre la pintura y el cine, explicó.
Sólo hace dos años que estoy trabajando como pintor y me siento muy feliz, concluyó. (
