AMBIENTE-BRASIL: Incendios en Amazonia invaden bosques indígenas

Los incendios alcanzaron extensiones alarmantes en el noroccidental estado amazónico brasileño de Roraima, penetrando en los bosques del territorio indígena Yanomami, ya afectado por las llamas hace cinco años.

Las quemadas sin control repiten lo ocurrido en 1998 y afectan en especial a los debilitados árboles de la Reserva Yanomami.

El fenómeno climático de El Niño, que calienta las aguas del océano Pacífico, provoca fuerte sequía en el extremo norte de Brasil y los incendios forestales crecen de modo constante desde hace 40 días, cubriendo de humo gran parte de Roraima.

El Ministerio de Medio Ambiente, ante el agravamiento de la situación, reforzó el combate contra el fuego con la movilización de 500 bomberos y soldados del ejército y el envío de cinco helicópteros, 22 vehículos terrestres y cuatro embarcaciones.

La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, visitó el estado este lunes para discutir nuevas medidas con las autoridades y la sociedad locales.

Los desastres continuarán si no cambia el modelo de desarrollo agrícola impuesto en la zona, una simple transposición de la agricultura practicada en otras partes de Brasil, ”sin adaptaciones”, dijo a IPS Reinaldo Imbrozio Barbosa, experto en ecología tropical del Instituto Nacional de Investigaciones de Amazonia (INPA).

Una característica singular de Roraima, en la frontera con Venezuela y Guyana, es que casi un tercio de sus 225.000 kilómetros cuadrados de superficie está cubierto de bosques ”cerrados”, la llamada sabana brasileña de vegetación baja.

Eso favoreció la implantación de agricultores y ganaderos procedentes de otras áreas del país y luego su expansión por los bosques a través de las quemadas, incendios intencionales utilizados para ”limpiar” la tierra para siembras o pastizales.

Ese uso del fuego es tolerado por las autoridades ambientales, como indispensable para la siembra por parte de agricultores pobres.

Más de 2.000 autorizaciones para quemadas habían sido concedidas este año, pero luego fueron suspendidas por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente, encargado de ejecutar la política del gobierno al respecto.

Silva anunció que el gobierno de Luiz Inácio Lula de Silva, que asumió el 1 de enero, no se limitará a ”apagar incendios” sino que buscará alternativas de desarrollo rural sin uso del fuego. La meta es ”un modelo de desarrollo específico para la Amazonia, con culturas perennes”, explicó.

El drama actual resulta de ”un modelo equivocado de reforma agraria y de asentamientos”, sostuvo la ministra de Medio Ambiente.

Más de 20.000 familias campesinas fueron asentadas en Roraima en las últimas dos décadas y media, extendiendo a ese estado los incendios que destruyen año a año los bosques amazónicos.

Además, Roraima atrae numerosos campesinos que ocupan tierras públicas, donde la quema de bosques y la formación de pastizales es su garantía de posesión y futura legalización del área como de su propiedad, observó Barbosa.

El escarmiento de 1998, cuando fueron quemados 3.000 kilómetros cuadrados de bosques, poco sirvió para la búsqueda de soluciones en los últimos cinco años, pues la invasión de zonas boscosas y las ”quemadas” prosiguen, lamentó el experto.

El fenómeno de El Niño y la sequía fueron menos intensos este año que en 1998, pero el fuego se expande favorecido por el mayor volumen de material combustible y seco.

Los bosques de la Reserva Yanomami son más vulnerables porque están ”debilitados” por los incendios de 1998, explicó Barbosa.

Sin embargo, ha mejorado la lucha contra el fuego, mediante un sistema de seguimiento que permite concentrar esfuerzos en los puntos claves, ”ablandando la expansión de los incendios, aunque sin impedirlos”, reconoció.

”Creo que sólo la llegada de las lluvias”, esperadas entre el 20 y el 25 de este mes, podrán apagarlos, como pasó en 1998, añadió este experto que hace 19 años vive en Roraima y acompaña el problema local.

Barbosa comentó, además, que gracias a un catastro general de las propiedades rurales y al uso de imágenes tomadas por satélites sólo se podrá identificar y penalizar a los responsables del inicio de los grandes incendios dentro de un año y medio o dos.

Pero la solución definitiva apuntada por la ministra, los cultivos perennes, demandará largo tiempo.

Roraima tiene realidades geográficas y poblaciones variadas, como los pequeños o grandes agricultores, los grupos ribereños o indígenas, cada una exigiendo alternativas distintas, desde la fruticultura al manejo de pastizales o la piscicultura, opinó Barbosa.

Cambiar la agricultura actual ”será dificil, ya que la gente necesita harina (de yuca), arroz, frijoles y banano para comer”, indicó a IPS Jacir José de Souza, coordinador del Consejo Indígena de Roraima (CIR), una organización que defiende los intereses de los varios grupos indígenas del estado.

Lo que más preocupa a Souza hoy es el avance del incendio en tierras de los Yanomami, un pueblo de escasa relación con el mundo más allá de sus selvas. Una comunidad de ese grupo indígena ya tuvo que desplazarse por no soportar el humo, informó.

La ministra Silva dialogó sobre el asunto con los líderes indígenas de Roraima este lunes. ”Es la primera vez que un ministro del gobierno brasileño visita la sede del CIR”, destacó Souza, un dirigente del grupo Macuxi, un pueblo más acostumbrado a la agricultura y a las quemadas. (

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