UNION EUROPEA: Portugal pide controlar subsidio a trasnacionales

Trasnacionales instaladas en Portugal con subsidios de la Unión Europea (UE) dejaron el país en forma abrupta para migrar a otras partes del continente, en busca de ventajas aun mayores, y eso abrió un intenso debate sobre el uso de fondos para desarrollo del bloque.

Sindicalistas, economistas y políticos instaron a evitar que se repitan episodios como los del cierre de empresas con sede en Alemania y Gran Bretaña que decidieron ”levantar la tienda, cual campamento beduino, en busca de mano de obra más barata”, según el líder de la Central General de Trabajadores de Portugal, Manuel Carvalho da Silva.

Los casos más relevantes comenzaron en enero, cuando cesaron su actividad las multinacionales alemanas de confecciones Gerry Weber y Bawo, y la británica de calzado Clarks, instaladas en el norte del país, pese a sus compromisos de mantener las puertas abiertas por lo menos hasta 2007.

Las llamadas ”empresas beduinas” decidieron salir del país sin informar a sus empleados, enviados a vacaciones forzadas por ”falta de encomiendas desde el exterior”.

El caso de Gerry Weber, en la localidad de Figueiró dos Vinhos, conmovió al país el 6 de enero, cuando los trabajadores regresaron tras dos semanas de descanso obligatorio y encontraron un aviso junto al reloj para marcar asistencia, en el cual se les informaba que la firma había cerrado ”por motivos coyunturales económico- financieros de mercado”.

”Estas empresas recibieron importantes apoyos financieros para instalarse en Portugal, y ahora cierran y se van a los países candidatos a la adhesión a la UE, a buscar los mismos subsidios”, explicó a IPS el alcalde de Figueiró dos Vinhos, Fernando Manata.

Cuando Gerry Weber se instaló en 1991, además del apoyo de la UE recibió el del municipio, que le entregó terrenos públicos a precios simbólicos, realizó obras de acceso y terraplenes, y le concedió subsidios por creación de puestos de trabajo, destacó.

Aun más dramático fue el ”levantamiento de la tienda” de Clarks, ya que esa empresa proporcionaba un cuarto de los puestos de trabajo en Castelo de Paiva, uno de las localidades menos desarrolladas del norte del país.

El alcalde de Castelo do Paiva, Paulo Teixeira, dijo este martes a periodistas que ese caso ”debe servir para alertar a la UE sobre el problema de las multinacionales que recurren a subsidios para instalarse en un país y luego andan mudándose de un lado para otro, para captar más apoyos comunitarios y nacionales, creando gravísimos perjuicios sociales”.

Teixeira dijo a IPS que planteó el problema en la reunión del Comité de las Regiones de la UE, realizada el 29 de enero en Bruselas, donde varios ediles portugueses, españoles y griegos solicitaron ”reglas para evitar situaciones semejantes”.

La posición del alcalde fue compartida por Manuel Graça, coordinador del Sindicato del Calzado.

Las quejas a Bruselas pueden ayudar a ”impedir la repetición de este tipo de situaciones en los países europeos (Chipre, Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y la República Checa) que en 2004 van a ingresar a la UE”, opinó el sindicalista.

Portugal interesaba a firmas como Clarks porque ”el trabajo no es más que una mercancía barata”, pero es cada vez más fácil ”encontrar un lugar donde se trabaje tanto o más por salarios mucho más bajos”, afirmó el economista Carlos Romero en un análisis del caso publicado el lunes.

”Lo que cuesta 10 en Castelo de Paiva, puede ser hecho por cinco en el Extremo Oriente, en condiciones sociales, legales y fiscales que son fáciles de adivinar”, explicó.

La ampliación de la UE hacia el centro y el este de Europa ”puede ser globalmente benéfica” pero ”existen regiones y sectores económicos que serán afectados en forma adversa”, alegaron investigadores europeos coordinados por el portugués Francisco Torres, en un libro presentado este martes en Lisboa.

”Existen recelos de desvío de inversiones extranjeras directas destinadas inicialmente a España, Grecia y Portugal”, hacia los países europeos ex socialistas que ingresarán a la UE en mayo de 2004, sostuvieron los autores de ese libro, titulado ”Unión Económica y Monetaria: Teoría y Política”.

Sin embargo, Torres sostuvo que ese temor ”no parece sustentarse en ninguna evidencia segura”, ya que la capacidad de atracción de inversiones hacia los futuros miembros de la UE ”está limitada por la dimensión de sus economías”, de peso reducido en relación con la riqueza generada en el bloque.

Todos los indicadores mundiales disponibles sobre inversiones extranjeras llevaron al grupo de investigadores a concluir que ”los bajos costos laborales no parecen ser un factor determinante en los flujos de capital”.

En los países de Europa central y oriental que ingresarán a la UE ”la producción continúa dominada por bienes de bajo valor, incluso en el caso específico de Hungría, que controla en esa región la mayor parcela de exportaciones de alta tecnología”, sostuvieron.

Sin embargo, la inesperada migración de empresas desde Portugal en el último mes contradice con porfiados hechos las principales conclusiones teóricas del libro sobre comportamiento de inversores internacionales, y aumenta la desconfianza del ciudadano común, angustiado por la creciente inseguridad laboral.

El caso de Bawo es quizá el de mayor impacto público, porque los trabajadores de esa firma instalaron el 1 de este mes un campamento ante las puertas de la fábrica, tras ser informados de que la multinacional pretendía desmantelar la maquinaria y sacarla del país en el primer fin de semana de febrero.

Lo que algunos economistas llaman ”libre movilidad de mercado”, y los sindicalistas prefieren calificar de ”fuga filibustera”, probablemente a Egipto, fue evitado a última hora por una orden del tribunal de Oliveira de Azeméis, capital de la comarca donde se instaló Bawo.

Esa orden prohibió sacar las máquinas de la fábrica hasta que el organismo estatal de inspección del trabajo decidiera sobre aspectos legales del cierre y sobre las indemnizaciones que corresponden.

Empresas portuguesas también migran en busca de mayores ganancias, porque la globalización las expuso a más competencia y disminuyó su participación en el mercado, con la consecuente disminución del lucro que obtenían en el marco de una economía protegida.

Muchas firmas han decidido realizar grandes proyectos en Brasil, u operar desde Holanda para el espacio económico de la UE, debido a una burocracia enervante para la economía moderna, y al peso de impuestos sobre sus beneficios que casi anulan la rentabilidad y convierten sus inversiones en fiascos.

Para un empresario portugués que quiere hacer negocios en su país y en la UE, es mucho máas fácil, barato y rápido fundar una sociedad en Amsterdam que en Lisboa, y Holanda ofrece ventajas adicionales por la eficacia de su sistema fiscal, que especialistas consideran ”cercano a la perfección”.

Tras la presentación del libro de Torres, el profesor de economía Alvaro de Sousa dijo a IPS que el cierre de las llamadas ”empresas beduinas” nada tiene de sorprendente.

Con las actuales reglas del mercado, ”el capital no tiene sentimientos ni patria, traiciona cualquier compromiso asumido y se marcha al lugar donde encuentre mejores condiciones”, explicó. (

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