El fin de la guerra civil en Sudán está al alcance de la mano, dijo este jueves el principal mediador en el proceso de paz, el general keniata Lazaro Sumbewyo, al finalizar una ronda de negociaciones de dos semanas.
Podemos construir sobre lo que ya tenemos para terminar con la guerra y para alcanzar un acuerdo completo de paz antes de fin de año, agregó Sumbewyo.
Delegados del gobierno islámico y del insurgente Ejército Popular para la Liberación de Sudán (SPLA) acordaron el martes que el cese del fuego pactado en octubre, el primero desde el inicio de la guerra en 1983, sea vigilado por observadores de países vecinos y de Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y Noruega.
Ambas partes se han acusado de violar la tregua, ante la falta de observadores independientes en el terreno. No teníamos un mecanismo para corroborar las posibles violaciones. Ahora lo tenemos, y, si hay transgresiones, podremos señalar a quien abrió fuego, dijo Sumbeywo.
Apenas quedan algunos aspectos por discutir, en especial sobre reparto del poder político y seguridad, según el mediador keniata.
Ambas partes también deben acordar el establecimiento de una capital. El gobierno procura mantener su sede en Jartum, pero los insurgentes replicaron que en esa ciudad rige la ley islámica (shariá). Asimismo, deben repartirse los cargos en los poderes del Estado y en el personal público.
En el origen del conflicto está la exigencia de que la población del sur, de mayoría negra y de religión cristiana o animista, sea eximida de la aplicación de la shariá impuesta por el gobierno, en el cual son hegemónicos los musulmanes árabes, mayoritarios en el norte.
La guerra civil ha causado unos dos millones de muertes en Sudán, la mayoría a causa del hambre. El país tiene 36,8 millones de habitantes.
Con los observadores en Sudán y el fin efectivo de las hostilidades, mejorará la atmósfera para allanar las diferencias en la próxima ronda de diálogo. Casi una semana de las dos que insumieron las últimas deliberaciones se restringió a acusaciones recíprocas de violaciones del cese del fuego.
El SPLA llegó a retirarse de las conversaciones temporariamente en protesta por actos de violencia en la región del Nilo Superior.
Esperamos que la próxima vez tengamos un buen clima para hablar sobre asuntos sustanciales y no sobre procedimientos, dijo el portavoz de la organización insurgente Samson Kwaje.
Las negociaciones son impulsadas por la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD, por sus siglas en inglés), integrada por Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán y Uganda.
Ya podemos decir que la guerra se ha detenido. Eso significa que la paz está a la vuelta de la esquina. Esta es la primera vez que hablamos de terminar la guerra desde hace 19 años. Es un gran avance, dijo el representante de Sudán Mohamed Dirdeiry, alto funcionario de la embajada en Kenia.
Sumbeywo aseguró que ambas partes acordaron cómo repartirse la recién hallada riqueza petrolera del sur de Sudán y otros recursos, al aceptar sugerencias de representantes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI) que asistieron a la reunión.
Las conversaciones se reanudarán el 1 de marzo. En primera instancia, el gobierno y los insurgentes discutirán si tres áreas centrales de Sudán – – Abyei, Nilo Azul Meridional y Montañas Nuba – – deben ser consideradas parte del sur o del norte de ese país.
La cuestión tiene importancia porque el acuerdo de paz incluye eximir a la población del sur de la aplicación de la shariá. El convenio también prevé la realización de un referéndum para que los habitantes de la región meridional decidan si quieren la independencia.
Las áreas en disputa son parte del sur de Sudán en términos políticos y militares, y han compartido la lucha del SPLA contra Jartum, de modo que se les deben ofrecer las mismas concesiones que a la región meridional y la posibilidad de participar en el referéndum, según el líder insurgente, John Garang.
Pero según la demarcación interna establecida en 1956, cuando Sudán logró su independencia, esas tres áreas son parte del norte, y a eso se aferra el gobierno sudanés.
Como esa discusión en particular está fuera del mandato de IGAD, la mediación estará a cargo de Kenia y no de la organización intergubernamental.
Pero Dirdeiry negó que en esas áreas el conflicto sea entre musulmanes y cristianos. Sus habitantes son musulmanes. No creo que haya demandas allí para que se los exceptúe de la shariá, dijo. Pero el SPLA niega esa afirmación. (