Rusia intenta con grandes esfuerzos mantener el equilibrio entre las relaciones con Estados Unidos y la preservación de sus intereses económicos en Iraq.
El presidente Vladimir Putin realizó esta semana una visita a Alemania y Francia, donde firmó una declaración contra una eventual acción unilateral en Iraq, mientras Bagdad recordaba a líderes rusos cuánto dinero representa para ellos el petróleo iraquí.
El ministro de Comercio iraquí Mohammad Mehdi Saleh aseguró esta semana que Rusia perdió 60.000 millones de dólares en negocios en Iraq por culpa de las rígidas sanciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra Bagdad.
Pero Saleh puntualizó que "nuevos negocios" esperan a Rusia en Iraq.
Moscú y Bagdad negocian un tratado por 10 años que incluye 67 acuerdos sobre petróleo, agricultura, transporte, ferrocarriles y energía, anunció Saleh. Todos estos acuerdos darán a Rusia unos 40.000 millones de dólares.
También esta semana, el ministro de Petróleo, Samir Abdulaziz Al Najem, dijo a periodistas rusos en Bagdad que confía em el veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU para impedir un ataque contra Iraq.
Al Najen también anunció el lanzamiento de un proyecto de la compañía rusa LUKOil por 3.700 millones de dólares para la explotación del campo petrolero iraquí de Qurna occidental.
Rusia e Iraq tienen una larga historia de comercio bilateral que se remonta a la guerra fría. Bagdad mantiene una deuda comercial con el gobierno ruso de 7.000 millones de dólares, que procura pagar en cierta medida concediendo preferencias.
Las compañías rusas de energía tienen su centro de atención en Iraq, cuyas reservas de petróleo llegan a 112.500 millones de barriles de 159 litros, 11 por ciento del total mundial.
Las gigantes petroleras rusas temen que sus pares de Estados Unidos se instalen en Iraq en caso de que sea derrocado Saddan Hussein.
El petróleo iraquí es de alta calidad y fácil de producir, lo que lo convierte en un formidable competidor del propio crudo de Rusia, extraído a alto costo. La pesadilla para Rusia sería que los precios del petróleo cayeran a 12 o 14 dólares el barril, su costo de producción.
Es por esto que el líder comunista Guennady Zyuganov advirtió el miércoles que el país se arruinará si Estados Unidos toma el control de los campos petroleros iraquíes.
"La única culpa de Iraq es que tiene fabulosas reservas de petróleo. Rusia tiene que oponerse a la guerra", aunque sin enfrentarse con Occidente, dijo Valery Manilov, ex subjefe del Estado Mayor del Ejército y ahora miembro del Consejo de la Federación, la cámara alta del parlamento ruso.
Putin sostiene que, tratándose de la crisis iraquí, una acción unilateral "fuera de la ley internacional" sería un "grave error". No obstante, señaló al canal de televisión francés TF1 que no ve la necesidad de usar el veto en el Consejo de Seguridad, y que sólo lo haría contra el "uso de la fuerza irracional".
El presidente dijo además que una acción unilateral de Estados Unidos provocaría el sufrimiento de millones de personas y aumentaría la tensión en Medio Oriente, pero advirtió sobre el peligro de fomentar "sentimientos antiestadounidenses".
"Rusia podría cambiar su postura y acordar con Estados Unidos una nueva y más dura resolución del Consejo de Seguridad, si Iraq pusiera obstáculos a los inspectores de desarme de la ONU", puntualizó Putin.
Esta declaración tuvo diversas interpretaciones. Muchos vieron en ella un inminente cambio de postura de Moscú y una advertencia a Iraq der que debe dar argumentos para ser defendido en el Consejo de Seguridad.
No obstante, está claro que el gobierno de Putin no apoya un ataque inmediato a Iraq.
Rusia intentará mediar entre Estados Unidos y Europa, pero sin perder de vista sus propios intereses, afirmó el presidente de la Duma (cámara baja), Vladimir Lukin, a periodistas en Moscú.
Mientras, el influyente periódico Izvestia advirtió al gobierno de Putin el peligro de inmiscuirse en la polémica entre los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pues sería como entrar en un "campo minado".
La OTAN tuvo esta semana su peor momento en 54 años cuando Alemania, Bélgica y Francia vetaron un pedido de Estados Unidos para reforzar la asistencia militar a Turquía, miembro de la organización, que podría ser atacado por Iraq debido a su apoyo a Washington.