Representantes de todos los sectores políticos de Palestina analizan esta semana en El Cairo la posibilidad de apostar todas sus fichas al diálogo político, pues crece el descrédito de la resistencia armada contra Israel como estrategia para alcanzar la independencia.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) dio el primer paso hacia la desmilitarización, al insistir el sábado en que todas las organizaciones que deseaban participar de las negociaciones en la capital egipcia, iniciadas el lunes, deberían estar dispuestas a suspender los ataques a Israel.
A la reunión concurrieron delegados de todos los sectore de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), incluido Al Fatah, el partido del presidente Yasser Arafat, y también organizaciones armadas como el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), Jihad Islámica y las Brigadas de Mártires de Al Aqsa.
Las organizaciones palestinas discuten la propuesta de Egipto de acordar una tregua de un año para darle una nueva oportunidad a los esfuerzos de paz, luego de 22 meses de intifada (insurrección popular contra la ocupación israelí). Hamás y Jihad Islámica se resisten a aceptar la iniciativa.
Las negociaciones de El Cairo deben basarse sobre (la posibilidad de) un acuerdo y no se solo conversaciones, dijo a Radio Palestina el secretario general de la OLP, Abu Mazin.
La propuesta egipcia va mucho más allá de anteriores llamados a detener la lucha armada formulados por dirigentes palestinos. Esta vez, abarca la suspensión de ataques no solo contra civiles en territorio israelí, sino también contra colonos judíos en territorio palestino y contra militares de Israel.
Mazin, un abierto opositor a la militarización de la intifada a quien se menciona como futuro primer ministro de la ANP, afirmó que las autoridades palestinas tomaron una estrategia inequívoca en favor de una tregua.
La razón de este cambio de estrategia, además de la fuerte presión de Estados Unidos, es la fatiga de la población palestina y los efectos de la lucha en la economía.
En la segunda intifada, iniciada el 28 de septiembre de 2000 (la primera fue en 1987), murieron unas 3.000 personas, la mayoría palestinas. Gran parte del territorio asignado a la ANP fue recoupados por Israel, mientras recrudecieron el desempleo y la pobreza, entre otros problemas sociales.
Pero las principales organizaciones armadas palestinas rechazaron el llamado de Mazin.
Los movimientos de línea dura rechazaron la propuesta de tregua en una ronda de diálogo celebrada también en El Cairo el mes pasado, y ahora insisten en que la única manera de que los civiles israelíes queden fuera de la mira es que el enemigo sionista deje de matar civiles palestinos.
Mientras, a pesar de la propuesta de cese del fuego y los esfuerzos de la ANP para lograr un consenso, el primer ministro israelí Ariel Sharon incrementó los ataques en territorio ocupado. El ejército de Israel mató a unos 50 palestinos en los últimos nueve días.
Expertos atribuyen la escalada israelí al hecho de que Washington está concentrado en sus planes de guerra contra Iraq.
El propio subsecretario de Estado (vicecanciller) estadounidense para Medio Oriente, William Burns, dijo a líderes palestinos la semana pasada en Londres que el conflicto palestino- israelí no se resolverá antes de la crisis iraquí.
Esta declaración fue suficiente para que Sharon adoptara una postura aun más agresiva. El viernes, el primer ministro subrayó que no está dispuesto a negociar la división de Jerusalén ni el retorno de los refugiados palestinos, demanda clave de los árabes en el proceso de paz.
Sharon hizo esta aclaración horas después de demandar más de 100 cambios al denominado mapa de ruta hacia la creación de un estado palestino formulado por el Cuarteto, instancia de mediación integrada por la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia.
Ante esto, muchos palestinos afirman que la ANP cede ante la presión de Estados Unidos, que, a su vez, es manipulado por Israel.
Arafat, dispuesto a cumplir con las exigencias de una reforma política de la ANP, anunció el viernes que nombrará un primer ministro, una de las condiciones de Washington para reanudar las negociaciones de paz.
La Jihad Islámica acusó a la dirección de la ANP de permitir que los palestinos sean manipulados por Sharon.
Una tregua en la actual circunstancia política sería reconocer una derrota. La resistencia debe seguir. Los objetivos palestinos se alcanzarán mediante la lucha, afirmó el domingo el dirigente de Hamás Osama Hamdan, entrevistado por el canal de televisión satelital qatarí Al Jazeera.
Pero otro dirigente de Hamás, Khaled Meshaal, dejó entrever que esa postura podría cambiar cuando le dijo al semanario egipcio Al Ahram el mes pasado que su objetivo principal es lograr la unidad palestina y poner fin al caos interno y a los desacuerdos, que solo sirven al sionismo.
Queremos desarrollar una visión política adecuada para mejorar la eficacia de la resistencia y de la intifada, añadió.
Uno de los factores que podría hacer cambiar la actitud de Hamás es el supuesto plan de Sharon de lanzar una guerra sin cuartel contra ese movimiento en particular si no firma una tregua, del cual informó el periódico israelí Haaretz.
Mientras, observadores prevén que la situación política en Israel aumente la resistencia de las organizaciones armadas palestinos a una tregua.
El derechista Partido Nacional Religioso (NRP) llegó a un acuerdo el domingo para integrarse en la coalición de gobierno encabezada por el conservador partido Likud de Sharon.
El líder del NRP, Effi Etiam, se opone a la creación de un Estado palestino independiente y apoya la expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania y Gaza.
El lunes, también se unió a la coalición de Sharon el partido secular Shinui, enemigo declarado de los partidos religiosos, que se define como de centro y liberal. (
