Francia se aferra a una solución diplomática a la crisis de Iraq, pero la presión para que el presidente Jacques Chirac respalde una acción militar encabezada por Estados Unidos es cada vez mayor en el plano nacional e internacional.
Todas las opciones de Francia son malas, a juicio del analista diplomático Patrick Sabatier.
Si Chirac utiliza el poder de veto (contra el ataque a Iraq en el Consejo de Seguridad de la ONU), sólo demostrará la impotencia del foro mundial, porque el veto no detendrá a Estados Unidos, y Francia quedaría fuera del juego, arguyó Sabatier.
Por otra parte, si Chirac apoya a Washington, quedaría reducido a una caricatura y confirmaría las peores sospechas hacia su figura y su país, mientras que el costo político en Francia y en el mundo árabe sería terrible, advirtió el analista del diario Libération.
Por ahora, la posición oficial del gobierno francés es que las inspecciones de armas en Iraq deben continuar y que la guerra sólo debe ser el último recurso.
Francia está convencida de que existe una tercera vía entre una guerra para desarmar a Iraq e inspecciones de armas insuficientes, y esa tercera vía es la intensificación de las inspecciones, declaró el miércoles el canciller Dominique de Villepin.
El canciller habló a la prensa luego de la sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU, en que su par estadounidense, el secretario de Estado Colin Powell, presentó supuestas pruebas de que Iraq ha violado la resolución 1441 del Consejo.
Esta resolución, aprobada en noviembre, reanudó las inspecciones de armas suspendidas por cuatro años y ordenó a Bagdad cooperar en forma plena e incondicional con los inspectores.
La comunidad internacional podría enviar aviones de reconocimiento a Iraq y duplicar o triplicar el número de inspectores para saber si ese gobierno está cumpliendo la resolución 1441, dijo De Villepin.
Sin embargo, el canciller declaró que Francia respaldaría la acción militar si Bagdad se negara a cooperar con los inspectores de armas del foro mundial.
En declaraciones posteriores a una reunión el martes con el primer ministro británico Tony Blair, Chirac no descartó la posibilidad de apelar a su poder de veto como miembro permanente del Consejo contra los planes de guerra de Estados Unidos.
Cuando llegue el momento, Francia tomará la decisión que sea necesaria, dijo el presidente. Mientras, estamos dispuestos a aumentar la ayuda financiera, técnica y de recursos humanos para las inspecciones de la ONU, agregó.
Sin embargo, Chirac rechazó el pedido de apoyo de Gran Bretaña para una segunda resolución del Consejo que apruebe una acción militar contra Iraq, y consideró sumamente peligrosa la doctrina estadounidense de la guerra preventiva.
Francia fue una de las potencias que más presionaron para llevar el asunto de Iraq al Consejo de Seguridad de la ONU y jugó un papel esencial en la redacción de la resolución 1441.
Chirac declaró el 22 de enero, durante las celebraciones de la amistad franco-alemana, que ambos países comparten el mismo punto de vista sobre la crisis de Iraq.
Sin embargo, mientras Alemania ha declarado que no participará en una guerra contra Iraq aun si la aprueba el Consejo de Seguridad, el presidente francés dejó abierta la posibilidad de una guerra como último recurso.
Además, Francia envió esta semana al portaaviones nuclear Charles de Gaulle a la zona del Golfo a participar en maniobras conjuntas con la Marina de Estados Unidos. Mientras, aviones franceses Mirage realizan ejercicios militares en Qatar desde hace varias semanas.
Francia habla como Alemania, pero se comporta como Gran Bretaña, el aliado más leal de Estados Unidos, afirmó Dominique Moisi, subdirector del Centro Francés de Estudios Internacionales (IFRI).
Según Moisi, Chirac ordenó al ejército francés que esté preparado para una nueva guerra contra Iraq, y su política se basa en la suposición de que no habrá guerra.
Esta es una apuesta peligrosa, porque si Estados Unidos no abandona sus planes de derrocar a Saddam Hussein, Francia deberá reacomodar su política, y eso será muy difícil de justificar, advirtió el analista.
Philippe Moreau Defarges, también del IFRI, cree que Francia al final respaldará los planes de guerra de Estados Unidos.
Su condición de miembro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) prevalecerá sobre la intención de resolver el conflicto por la vía diplomática, opinó.
Mientras, miembros del propio gobierno francés comenzaron a publicar artículos sugiriendo que Francia debería aliarse con Estados Unidos.
Alain Madelin, de la derechista Unión por un Movimiento Popular, de Chirac, sostuvo que Francia no tiene alternativa si se trata de elegir entre el presidente estadounidense George W. Bush y el presidente iraquí Saddam Hussein.
Nuestro lugar es al lado de Estados Unidos. Su causa es la nuestra. Liberar a Iraq equivaldría a colocar la piedra fundamental de la modernidad en Medio Oriente, escribió.
Como última oportunidad diplomática, Francia podría negociar un ultimátum de 30 días a Bagdad, sugirió el historiador conservador Justin Vaisse.
O Saddam Hussein entrega sus armas de destrucción masiva y se exilia, o enfrentará una guerra. En ese caso, la guerra no sería el fracaso de Francia, sino la culpa de Saddam, concluyó Vaisse. (