Médicos y abogados de todo el mundo manifestaron este miércoles, en mensajes separados al Consejo de Seguridad de la ONU, que una guerra como la planificada por Estados Unidos contra Iraq violaría el derecho internacional y costaría cientos de miles de vidas.
Una asociación internacional de abogados y otra de médicos indicaron en sus informes al Consejo, máximo cuerpo ejecutivo de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que el uso preventivo de la fuerza contra Iraq es ilegal e innecesario.
Por lo tanto, tal operación no debería ser autorizada por la ONU ni realizada por ningún país integrante del foro mundial, advirtieron.
El Consejo de Seguridad se apresta a decidir en los próximos días si autoriza un ataque militar contra Iraq, a iniciativa de Estados Unidos.
Al presidente estadounidense George W. Bush no le interesa el derecho internacional ni tiene conocimientos en la materia, dijo a IPS el vicepresidente de la Asociación Internacional de Abogados contra las Armas Nucleares (Ialana), Peter Weiss.
Bush encabeza un proceso de desmantelamiento de la totalidad de la estructura legal basada en la seguridad internacional y creada desde la segunda guerra mundial (1939-1945), agregó Weiss, cuya organización reúne a 200 abogados de 30 países.
El abogado sostuvo que un ataque contra Iraq será, con seguridad, extremadamente devastador, pues el secretario de Estado (canciller) estadounidense Colin Powell se propone alcanzar una rápida victoria a través de la fuerza abrumadora.
El uso de armas nucleares no puede descartarse, sostuvo Weiss. La consigna usual de la política educativa de Bush, no dejar ningún niño de lado, podría transformarse, en el caso de guerra, no dejar ningún iraquí ileso, ironizó.
Mientras, el portavoz de Médicos Internacionales para la Prevención de la Guerra Nuclear (Ippnw), Victor Sidel, profesor de Medicina Social de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York, sostuvo que una guerra se sumaría a la ya crítica situación de la población iraquí.
Los habitantes de Iraq aún sufren las consecuencias de la guerra del Golfo de 1991, combinadas con los efectos de las sanciones (económicas internacionales) y las políticas represivas del (presidente iraquí) Saddam Hussein, explicó Sidel.
La población civil iraquí será la primera víctima de una nueva guerra, añadió el médico.
La organización británica Medact, filial de Ippnw, calculó que una guerra contra Iraq causaría entre 48.000 y 261.000 muertos en ambos bandos en los primeros tres meses, a los que se sumarían otros 200.000 por las consecuencias sanitarias de largo plazo.
Esa estimación es similar a la realizada por agencias de la ONU y por otras organizaciones humanitarias, agregó la asociación de médicos. Tal panorama hace temer que millones de hombres, mujeres y niños iraquíes necesitarán sustancial asistencia humanitaria de largo plazo, años después de que el conflicto concluya.
Como médicos, muchos de los cuales hemos visto y atendido las consecuencias de la guerra en combatientes y no combatientes, consideramos inaceptable el precio que el pueblo iraquí se apresta a pagar, especialmente cuando existen alterntivas claras a una conflagración bélica, indicó Ippnw.
Por su parte, Ialana advirtió que no existe precedente en el derecho internacional de uso de la fuerza como medida preventiva, es decir sin un ataque efectuado o inminente.
El Consejo de Seguridad nunca autorizó el uso de la fuerza basado sobre una amenaza de violencia potencial y no inminente. Todas las autorizaciones anteriores fueron en respuesta a invasiones concretas, violencia de gran escala o emergencias humanitarias, indicó la asociación de abogados.
Ialana indicó que el Consejo ya impulsó negociaciones, ejerció presión política sobre Iraq, le prohibió la importación de ciertos productos utilizables para desarrollar armas, ordenó la destrucción de los arsenales de destrucción masiva del país y dispuso inspecciones de desarme.
La evidencia indica, hasta ahora, que estos mecanismos no son perfectos, pero que han funcionado con suficiente eficacia como para determinar la destrucción de la mayoría de las armas biológicas y químicas que poseía el régimen de Saddam Hussein, agregó la organización.
Washington, que procura la autorización del Consejo de Seguridad para atacar Iraq, chocó con la oposición de tres miembros permanentes del organismo con derecho a veto: China, Francia y Rusia. Estados Unidos y Gran Bretaña, los restantes miembros permanentes, pretenden lanzar la guerra.
Estados Unidos necesita nueve votos entre los 15 miembros del Consejo y ningún veto para aprobar una resolución que avale un ataque. China, Francia y Rusia podrían allanar el camino si, en lugar de vetar, se abstienen.
Pero Bush advirtió que tiene la intención de atacar Iraq con o sin la autorización del Consejo de Seguridad.