El gobierno de Venezuela dispuso este jueves controles cambiarios y de precios para paliar la crisis económica agudizada por los dos meses de huelga de empresarios y sindicalistas contra el presidente Hugo Chávez.
Tomamos medidas para defender las reservas internacionales y la estabilidad de la economía, dijo Chávez al anunciar que el Estado monopolizará la compra y venta de divisas, adoptando un tipo de cambio fijo de 1.600 bolívares por dólar.
Este valor de la moneda es 15 por ciento superior a su última cotización libre, de 1.850 bolívares por dólar, registrada hace dos semanas, cuando el gobierno implantó el feriado cambiario.
El mandatario anunció además controles a los precios de alimentos esenciales, como leche y derivados, carnes, cereales, aceites, huevos, azúcar, papas, algunos pescados, granos y medicamentos.
También se fiscalizarán los precios de insumos y materias primas de alimentos y medicinas, las tarifas de agua potable, electricidad, gas doméstico, aseo urbano, alquiler de viviendas, transporte, funerarias y servicios médicos y de educación, informaron autoridades financieras.
Venezuela controló el mercado de cambios entre 1984 y 1989 y entre 1994 y 1997, con tasas diferenciales según la actividad económica, medidas acompañadas de controles directos o indirectos sobre alimentos esenciales y medicinas, tarifas y tasas de interés.
La política cambiaria fue adoptada tras una caída de casi 30 por ciento en las reservas internacionales del país, estimada en 11.000 millones de dólares, en los dos meses que se mantuvo la huelga, iniciada el 2 de diciembre.
La medida de fuerza fue convocada por la empresarial Fedecámaras, la Central de Trabajadores de Venezuela y el sindicato de gerentes de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), en un intento de forzar la renuncia de Chávez.
El bolívar, que se cambiaba libremente a razón de 4,30 por dólar entre 1962 y 1982, se transaba a 470 por dólar en 1999, cuando Chávez asumió el poder.
A partir de entonces, la moneda se depreció hasta llegar a casi 800 por dólar en 2002. En los últimos días de diciembre un dólar valía 1.400 bolívares.
El gobierno tranquilizó a los tenedores de papeles de deuda venezolana en el exterior, garantizando que los compromisos internacionales suscritos por la República serán de aplicación preferente al distribuirse las divisas, según el mensaje del mandatario trasmitido por cadena de radio y televisión.
Pero no habrá ni un dólar para los golpistas, dijo Chávez, quien colocó a algunos economistas de su confianza en la nueva Comisión de Administración de Divisas, que atenderá las solicitudes de moneda extranjera a través de la banca.
Quienes ingresen divisas al país por la venta de bienes o servicios deberán entregarlas al Banco Central. El gobierno propondrá al parlamento una ley penal cambiaria con el fin de imponer penas de cárcel a quienes violen estas disposiciones.
Viene a las claras una represión contra el sector empresarial. ¿A quién se le entregarán las divisas? El 60 por ciento de lo que consume el país es importado, dijo el presidente de Fedecámaras, Carlos Fernández, uno de los líderes de la ya diluida huelga.
Albis Muñoz, dirigente del sector comercial y vicepresidenta de Fedecámaras, dijo a IPS que la discriminación entre empresarios a los que se entregarán divisas y a los que no, es un claro pase de factura por la actitud de muchas empresas durante el paro cívico.
Consideramos conveniente la aplicación del control cambiario frente a la caída dramática de las reservas internacionales, el cierre de 2.300 empresas a raíz del paro y el peligro en que se encuentran otras 25.000, sostuvo el empresario Miguel Pérez, líder del sindicato de la pequeña y mediana industria.
El director del Banco Central Domingo Maza estimó absolutamente necesario el control de cambios, porque estamos en una situación de emergencia.
A esa coyuntura se refirió Chávez al aseverar que durante las jornadas de mayor alcance de la huelga, las reservas se consumieron a un ritmo de 40 millones de dólares diarios.
Gracias a Dios, tenemos reservas para 10 meses de importaciones. Estamos actuando a tiempo, dijo el mandatario.
El economista Francisco Rodríguez, asesor del parlamento, vaticinó la aparición de un gran mercado negro y opinó que los controles no resuelven el actual colapso económico.
Durante las dos semanas en que el Banco Central mantuvo en suspenso su oferta de divisas, el dólar se cotizó en el mercado paralelo a más de 2.000 bolívares por unidad.
La caída del ingreso petrolero presagia una recesión sin precedentes en 2003, mientras la huelga agravó el desempleo, que se situaba en 16,6 por ciento en octubre del año pasado. (