CINE-PALESTINA: Humor para vencer la violencia

Una original película palestina que presenta con ironía y sentido del humor la vida diaria en los territorios ocupados por Israel causa impacto en festivales internacionales, aunque no competirá en los premios Oscar de Hollywood en marzo.

La película ”Divine Intervention” (”Intervención divina”), del director Elia Suleiman, se llevó un Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes, el año pasado, y un galardón como ”mejor película no europea” en los Premios del Cine Europeo entregados en diciembre, relegando a cuatro filmes estadounidenses.

La obra fue estrenada en enero en Estados Unidos y ya tiene una repercusión sin precedentes tratándose de una película palestina.

Sin embargo, no está incluida entre las candidatas a mejor película extranjera para los premios Oscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, que se entregarán el 23 de marzo.

La Academia aclaró que la película de Suleiman nunca fue postulada, pero críticos señalaron que de todas formas habría sido rechazada porque la Autoridad Nacional Palestina no es considerada un estado independiente por la Organización de las Naciones Unidas.

El director de ”Intervención divina” aboga, con un agudo sentido del humor, por el fin de la violencia y por la convivencia pacífica entre israelíes y palestinos, aunque respetando las diferentes culturas.

Suleiman es además el actor protagónico del filme. Interpreta al hijo de un empresario palestino que vive en Jerusalén y cuya ordenada vida se derrumba luego de que su padre sufre un ataque cardíaco.

El protagonista, identificado en la película como E.S., ahora ve su vida dividida entre las visitas diarias al hospital donde está su padre en Jerusalén y sus esfuerzos para mantener su relación sentimental con una palestina de Ramalá, en el centro de Cisjordania.

Pero viajar ya no es posible por los controles de Israel, y su vida se llena de frustración, como es la experiencia de miles de palestinos afectados por la ocupación.

E.S. y su novia se ven obligados a encontrarse en un estacionamiento abandonado, cerca de un puesto de control israelí.

La película mezcla lo fantástico con la cruda realidad en la zona, para mostrar con mayor énfasis la diferencia entre la vida diaria de muchos palestinos y la vida que sueñan tener.

Por ejemplo, en una escena, E.S. está sentado con su novia en el auto y se imagina que infla un globo rojo que tiene dibujado el rostro del líder palestino Yasser Arafat.

Los guardias de seguridad israelíes ven el globo, pero dudan qué hacer. Cuando deciden dispararle ya es muy tarde y éste se aleja hasta llegar al centro de Jerusalén.

Suleiman decidió filmar la película en un campo militar en París, debido la intensa violencia en los territorios ocupados, lo que implicó varios problemas para recrear los escenarios originales.

La filmación coincidió con la visita a Francia del primer ministro israelí Ariel Sharon, una ironía que, por supuesto, no escapó a la atención de Suleiman.

”Cuando yo estaba destruyendo tanques israelíes, una manifestación contra la visita de Ariel Sharon se llevaba a cabo en París”, escribió el director en su diario.

La película no sólo subraya aspectos tragicómicos de la vida en los territorios ocupados, sino que además muestra la peculiar situación de muchos palestinos que viven en Israel.

”Los palestinos que vivimos en Israel somos los tímidos. Los inhibidos. Nuestros hermanos en Cisjordania y Gaza son los que siempre inician la insurrección, y luego nosotros les seguimos. Son nuestros hermanos y hermanas los que nos recuerdan nuestra silenciosa y trágica existencia”, señaló Suleiman.

Conforme la película avanza, el tono cambia de un humor gentil a una furia a punto de estallar.

Quizás el momento más polémico de la película sea cuando soldados israelíes, para practicar tiro, toman la fotografía de una activista suicida palestina. De pronto, la figura cobra vida como por arte de magia: se convierte en una ninja que derrota a los soldados.

La escena es bastante perturbadora, pero en el contexto de la película es claro que se trata de una expresión de impotencia y no un llamado a la violencia.

”Intervención divina” es una de las mejores realizaciones sobre la vida de civiles en una zona de guerra.

La película muestra la violencia cotidiana y el sentimiento de humillación de muchos palestinos. También habla de la capacidad de los seres humanos para adaptarse a las condiciones de vida más difíciles.

Pero ”Intervención divina” sugiere asimismo que la actual situación en Palestina no puede seguir para siempre. La escena final de la película muestra a E.S. junto a su madre, que miran una olla a presión a punto de estallar. (

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