El dibujante brasileño Lourenço Mutarelli, autor de historietas para adultos con una particular afición por los ambientes pesados, el bajo mundo urbano y el humor negro, ganó muchos premios, pero pocos lectores.
Sin embargo, su público es fiel. Hace un decenio que sus fanáticos esperan cada fin de año un nuevo libro que a Mutarelli le lleva 12 meses, o más, escribir y dibujar. Ya son nueve sus albuns, como se denomina en Brasil a los libros de historietas.
Las ventas son seguras pero limitadas. Las tiradas son, por lo general, de apenas 2.000 ejemplares, lo que mantiene al autor en la penuria. Eso, probablemente, agrava el clima sombrío de sus historias.
Pero después de ganar varios premios y de ser considerado por algunos el mejor autor de historietas para adultos de Brasil, Mutarelli podrá ampliar su audiencia. Una de sus obras, O Dobro de Cinco (El Doble de Cinco), será publicada en España este año.
Además, su única obra sin ilustraciones, O Cheiro do Ralo (El olor del sumidero), escrita en 2002, será adaptada al cine el año próximo por el director Heitor Dalia, que se identificó con el submundo enfermizo y depresivo del dibujante ahora novelista.
La novela cuenta la vida monótona y sin sentido de un comerciante de objetos usados en Sao Paulo, cuya tienda es contaminada por el olor fétido del sumidero del baño.
Después de repetir miles de veces el pedido de disculpas a sus clientes por el hedor, él decide tapar el hueco con cemento, pero se descubre luego dependiente del mal olor.
Sin amor por nadie, su mala relación con las mujeres deriva al voyeurismo. Paga fortunas para que algunas se desnuden y se apasiona por las nalgas de la camarera del bar donde come emparedados que sólo le provocan vómitos.
Mutarelli refleja cierta cultura amarga de Sao Paulo, la metrópoli que creció demasiado rápido en el siglo XX por la concentración de inmigrantes de muchos países y de pobres procedentes de áreas rurales y de otras regiones de Brasil, en barrios inmensos, sin horizontes.
El dibujante vivió su infancia en esos vecindarios, conviviendo con personas de clase media, como él, y con los miserables de las favelas (conjunto de viviendas hacinadas). Sufrió la discriminación en esos dos mundos y también en la escuela, porque era un pésimo alumno.
El doble de cinco será traducido al español, lo que ampliará el público internacional de sus historietas ya aplaudidas en Portugal. Se trata de un libro de 110 páginas que cuenta una aventura del malhadado detective Diomedes, un personaje que ya apareció en otras historietas.
Contratado para buscar un mago famoso desaparecido, Diomedes termina por meterse en líos que incluyen asesinatos.
La misión lo lleva a conocer varias personas y ambientes decadentes: circos quebrados, una mujer dedicada a la cartomancia y farsantes variados, incluido quien lo contrató. Mientras, su mujer lo traiciona con un reparador de televisores.
El clima tenebroso y surrealista del submundo en que transcurre la trama se acentúa con un dibujo en blanco y, sobre todo, negro, y con personajes deformados que destacan sus rasgos más desagradables.
Diomedes es un homenaje al padre de Mutarelli, un viejo comisario de policía que se jubiló pobre. Para completar el presupuesto familiar, la madre del historietista trabajaba como costurera.
El personaje se convierte en detective privado después de jubilarse en la policía. Pero es todo lo contrario a los detectives de las novelas policiales. Además de gordo y con una cabeza descomunal, es un fracasado con desajustes psicológicos, que multiplican su necesidad de reconocimiento.
Pero es también capaz de gestos de solidaridad y ternura, rechaza de plano la mentira y se siente mal por omitir una información al cliente.
Por hacer historietas así, con un peculiar perfil psicológico de los personajes y reflejando, con pesimismo y humor ácido, la vida cotidiana de la población pobre, oscura y sufrida, Mutarelli es elogiado por la crítica y tiene pocos admiradores.
El cine y las traducciones podrán llevar ese universo sombrío a nuevos lectores y espectadores.