BRASIL: Escuela abierta, antídoto contra la violencia

La apertura de las escuelas durante el fin de semana para ofrecer actividades culturales y deportivas permitió reducir en forma considerable los actos de violencia de los alumnos en dos estados de Brasil.

Ese resultado consta en el balance del programa ”Abriendo espacios: educación y cultura de paz”, que se desarrolla desde 2000 en el nororiental estado de Pernambuco y el meridional de Río de Janeiro, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La evaluación del primer semestre del año pasado, realizada por los sociólogos Julio Jacobo Waiselfisz y Maria Maciel, se publicó este mes en el libro ”Revertiendo violencias, sembrando futuros”. Los resultados se refieren a 240 escuelas de Pernambuco y 208 de Río de Janeiro, de enseñanza primaria y secundaria.

En Pernambuco, ubicado en una región de gran pobreza, los actos de violencia escolar cayeron 54 por ciento en las escuelas que participan en el proyecto desde 2000, y 35 por ciento en las que participan desde 2001.

En Río de Janeiro, la disminución de esos actos fue 30 por ciento anual, en promedio.

”Pocos programas preventivos logran un nivel de eficiencia tan alto en plazo tan corto”, dijo a IPS Waiselfisz, argentino que vive en Brasil hace casi tres décadas y coordina en la actualidad la oficina de la Unesco en Recife, capital de Pernambuco.

En general, los procesos preventivos exigen largo tiempo de maduración, pero en este caso dos años fueron suficientes para ”resultados significativos”, comentó.

La llamada ”escuela abierta” se convierte los sábados y domingos en una especie de centro cultural, deportivo y de capacitación informal.

Teatro, danza, música, artes plásticas, fútbol, básquetbol y otros deportes, ajedrez y cursos de informática, artesanía, audiovisuales y gastronomía son algunas de las actividades realizadas para los alumnos y la comunidad cercana.

Pronto mejoran las relaciones entre los alumnos, y entre éstos y los maestros, y se forman ”redes internas positivas”, cuyos resultados son ”pacificación” y disciplina que, según los directores, elevan el nivel de aprendizaje, resumió Waiselfisz.

En las escuelas que comenzaron a aplicar el programa en 2000, no hubo desde entonces hechos graves de violenecia como suicidios, ataques, robos con armas de fuego, peleas con otros tipos de armas y estupros, entre otros cuya frecuencia en ámbitos escolares del país aumentó en las últimas décadas.

También se tranquilizó el ambiente circundante a esas escuelas, y eso se refleja en la reducción de hurtos y otros hechos violentos de menor gravedad, y de los actos de pillaje y vandalismo contra esas instituciones educativas, donde se redujo además el consumo de drogas ilegales.

Cuando las familias de los alumnos y otras personas participan en las actividades de los fines de semana, cambia la relación de la comunidad con la escuela, pero ésta no es capaz de ”enfrentar el poder del narcotráfico”, que persiste en los barrios, al igual que otras formas del crimen organizado, observó el sociólogo.

”Quizás a plazo más largo (el modelo de escuela abierta) pueda influir” para reducir la criminalidad en términos generales, especuló.

La violencia escolar es ”un espejo de lo que pasa afuera”, aunque se manifieste de formas distintas, aseveró Waiselfisz.

Hay menos atentados contra la propiedad y predomina la violencia interpersonal, explicó.

La frecuencia de agresiones sexuales, por ejemplo, ”duplica o triplica” la registrada fuera de las escuelas, por la mayor convivencia entre los sexos, según el sociólogo.

Una experiencia similar propia vive el Colegio Estadual Guadalajara, que acoge a 2.000 alumnos de barrios muy violentos de Duque de Caxías, una ciudad de 700.000 habitantes en la periferia de Río de Janeiro.

Allí las clases de enseñanza primaria y secundaria se imparten en tres turnos diarios, uno de ellos nocturno.

Desde 1996, esa escuela cuenta con dinamizadores culturales que promueven actividades teatrales y musicales, danza y varios deportes, con la intención de ”alejar los estudiantes de la criminalidad” de los barrios cercanos, dijo a IPS Helenita Bezerra, quiene enseña historia.

Además del Núcleo de Producción Cultural, se creó una ”Escuela de Padres” que incluye talleres de artesanía y otros cursos de capacitación, se formó un equipo de fútbol y se puso en marcha un proyecto de educación ambiental, coordinado por Bezerra. Tales actividades se desarrollan de lunes a sábado.

Todo eso forma parte de una ”propuesta político-pedagógica” que el colegio adoptó por su cuenta, sin que lo indicara el gobierno estadual que lo mantiene, y es independiente del anterior programa ”Abriendo Espacios…”, destacó Bezerra.

”Mejoró mucho la relación de los alumnos con la escuela, que era frecuentemente robada y dejó de serlo”. Ahora los alumnos ”tienen orgullo de representarla, la conservan”, y ”los sábados la escuela es de la comunidad”, concluyó. (

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe