El destino inmediato de un grupo de encantadores de serpientes procedentes de Bangladesh y sus familias podría determinar la futura política de India hacia los bengalíes que llegan en masa en busca de trabajo.
Bangladesh se niega a aceptar a esas 213 personas detenidas sin alimentos ni refugio en tierra de nadie en el puesto fronterizo de Satgachi, en el distrito indio de Cooch Behar, estado de Bengala Occidental, y acusa a la vecina India de expulsar a indios musulmanes hablantes de bengalí.
Por otra parte, autoridades indias acusan a guardias fronterizos bengalíes de ayudar a muchas personas a cruzar el límite entre ambos países y sostienen que los detenidos son ciudadanos de Bangladesh.
Bangladesh es un país muy pobre, con un ingreso anual por habitante de 350 dólares y una esperanza de vida al nacer de 58 años. India es también un país en desarrollo pero su economía es más próspera que la de Bangladesh, enclavado en el este del territorio indio.
La crisis de los encantadores de serpientes se agravó el lunes con un choque limítrofe en el distrito de Lalmonirhat, del lado bengalí de la frontera. Al menos siete bengalíes resultaron heridos en el intercambio de disparos, y Nueva Delhi desplegó tropas adicionales para patrullar el área, según informes.
Mientras aumentaba la tensión, el portavoz de la cancillería india Navtej Sarna calificó de un asunto humanitario la detención del grupo de bengalíes en la frontera.
Las autoridades indias recordaron a las bengalíes que las modalidades acordadas para el cruce de fronteras deben ser aplicadas, dijo Sarna.
Según Nueva Delhi, ambos países habían acordado que, si se detiene a alguna persona tratando de cruzar la frontera, su país de origen debe aceptarla de inmediato.
El ministro del Interior, I.D. Swami, insistió en que la detención de los encantadores de serpientes en la frontera no tiene nada que ver con la nueva política india de expulsar a unos 20 millones de bengalíes que residen ilegalmente en este país.
La televisión mostró a los bengalíes detenidos, que se ganan la vida atrapando y adiestrando víboras venenosas, en un estado de gran angustia y custodiados por guardias fuertemente armados. Muchos tienen con ellos mujeres y niños.
Dos de los detenidos, Amina Begum y Basana Begum, relataron a periodistas que eran residentes de Savar, una localidad cercana a Dacca, la capital de Bangladesh, y que tenían con ellos unas 150 serpientes que debían ser alimentadas.
De acuerdo con Sarna, India enfrenta graves problemas como resultado de la inmigración en gran escala y el gobierno está determinado a continuar con su campaña de deportaciones.
El funcionario consideró infundadas y absurdas las acusaciones de que India está deportando a ciudadanos indios hablantes de lengua bengalí, como afirmó el canciller de Bangladesh, Riaz Rahman.
¿Cómo se puede determinar si son bengalíes? ¿Llevan pasaporte o alguna otra identificación? Aceptarlos está fuera de discusión, respondió Anwarool Haque, de la embajada india en Bangladesh.
El demógrafo Ashis Bose consideró que el problema de los bengalíes detenidos en la frontera debería resolverse con base en la clasificación que hace la Organización de las Naciones Unidas de los inmigrantes indocumentados.
Ambos países deberían sentarse a conversar para resolver rápidamente la situación, porque ésta podría deteriorarse y quedar sujeta a intereses políticos, opinó Bose, un hindú cuyos antepasados nacieron en el territorio que en 1971 se transformó en Bangladesh, antes llamado Pakistán Occidental.
Este es un problema económico y debe ser tratado como tal, afirmó el demógrafo, quien describió a Bangladesh como un reservorio humano de pobreza.
Por ese motivo, concluyó, sería un intento vano tratar de impedir físicamente el ingreso de refugiados económicos a través de la permeable frontera indo-bengalí, como planea hacer Nueva Delhi, por medio de vallas.
India no es la tierra prometida, pero es imposible cercar una frontera de 4.000 kilómetros para mantener separadas a personas que comparten el mismo idioma y la misma cultura, dijo.
Pero el Partido Bharatiya Janata (BJP), el partido nacionalista hindú que encabeza la coalición de gobierno en India, tiene otras ideas y el mes pasado decidió deportar a todos los ciudadanos bengalíes que permanecen en este país ilegalmente.
Identificaremos, ubicaremos y expulsaremos a los 20 millones de bengalíes y 11.500 pakistaníes que permanecen más allá de su permiso en este país, advirtió el viceprimer ministro Lal Krishna Advani. (